Sorpresas de Cumpleaños

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Al día siguiente, Bella y Harry le contaron a Ron y Hermione la misión que Dumbledore les había asignado, aunque lo hicieron por separado, pues Hermione seguía negándose a permanecer en presencia de Ron más tiempo del imprescindible para lanzarle una mirada de desprecio.

Ron opinó que ni Bella ni Harry iban a tener problemas con Slughorn.

—Los adora —les dijo a la hora del desayuno, mientras movía con apatía el tenedor con que había pinchado un trozo de huevo frito—. ¿No ven que no les negaría nada? ¡Si son su pequeño príncipe y princesa de las pociones! Sólo tienen que quedarse después de la clase y preguntárselo.

En cambio, la visión de Hermione era más pesimista.

—Si Dumbledore no pudo sonsacárselo, es que quiere ocultar a toda costa lo que ocurrió —dijo en voz baja mientras los tres se hallaban en el patio, vacío y nevado, a la hora del recreo—. Horrocruxes... Horrocruxes... Nunca he oído mencionarlos... ¿tú, Bella?

Bella negó, haciendo un extraordinario esfuerzo por exprimirse el cerebro.

—¿Nunca? Vaya —Harry estaba decepcionado; tenía la esperanza de que sus amigas pudieran darle algunas pistas.

—Debe de ser magia oscura muy avanzada. Si no, ¿por qué se habría interesado Voldemort por ellos? Me parece que va a ser difícil obtener esa información; tendrán que pensar muy bien cómo abordan a Slughorn, prepararen una estrategia...

—Ron dice que con sólo quedarnos después de la clase de Pociones de esta tarde...

—Vale, si eso opina Ro-Ro, será mejor que le hagan caso —replicó Hermione enfureciéndose—. Al fin y al cabo, ¿alguna vez ha fallado el criterio de Ro-Ro?

—Hermione, ¿no puedes...? —iba a decir Bella.

—¡Pues no! —replicó ella, y se marchó muy enfadada dejando a Bella y a Harry solos y hundidos hasta los tobillos en la nieve.

Últimamente, las clases de Pociones resultaban un poco incómodas porque los cuatro amigos tenían que sentarse juntos. Ese día, ella se llevó el caldero a la otra punta de la mesa para estar cerca de Ernie, e ignoró a los otros tres chicos.

—¿Qué han hecho? —le susurró Ron a Bella y a Harry mientras observaba el altivo perfil de Hermione.

Pero, antes de que alguno contestara, Slughorn pidió silencio a sus alumnos.

—¡Cállense, por favor, cállense! ¡Deprisa, esta tarde tenemos mucho trabajo! Tercera Ley de Golpalott... ¿Quién la sabe? ¡La señorita Price y Granger, cómo no! A ver... ¡Bella!

—La Tercera Ley de Golpalott establece que el antídoto para un veneno confeccionado con diversos componentes es igual a algo más que la suma de los antídotos de cada uno de sus diversos componentes —recitó Bella sin vacilar.

—¡Exacto! —exclamó Slughorn, eufórico—. ¡Diez puntos para Gryffindor! Pues bien, si damos por válida esa ley...

Harry tendría que confiar en la aprobación de Slughorn y dar por válida la Tercera Ley de Golpalott, porque no había entendido nada. Y nadie excepto Bella y Hermione pareció entender tampoco lo que Slughorn dijo a continuación.

—...lo cual significa, como es evidente, que suponiendo que hayamos conseguido identificar correctamente los ingredientes de la poción mediante el revelahechizos de Scarpin, nuestro principal objetivo no es seleccionar los antídotos de cada uno de esos ingredientes (tarea relativamente sencilla), sino encontrar un componente adicional que, mediante un proceso casi alquímico, transforme esos elementos dispares...

Bella Price y el Misterio del Príncipe©Where stories live. Discover now