La Petición de Lord Voldemort

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A primera hora del lunes, Harry y Ron salieron de la enfermería completamente recuperados gracias a los cuidados de la señora Pomfrey. Ya podían disfrutar de las ventajas de la fractura de cráneo y el envenenamiento, respectivamente, y la mejor de ellas era que Hermione volvía a ser amiga de Ron. Bella y Hermione las acompañaron a desayunar y la castaña comunicó que Ginny se había peleado con Dean.

—¿Por qué se han peleado? —preguntó Ron mientras enfilaban un pasillo del séptimo piso.

El pasillo estaba vacío salvo por una niña muy pequeña que examinaba un tapiz de trols con tutú. Al ver que se acercaban unos estudiantes de sexto año, la chiquilla puso cara de miedo y dejó caer la pesada balanza de bronce que sostenía.

—¡No pasa nada! —dijo Bella con amabilidad, y corrió a ayudarla—. Mira... —Dio unos golpecitos con su varita en la balanza rota y pronunció—: ¡Reparo!

La niña ni siquiera le dio las gracias y se quedó muy quieta cuando ellos pasaron por su lado. Ron volvió la cabeza y la miró.

—Les juro que cada vez son más pequeños —comentó.

—Déjala —repuso Bella

—Sí, es verdad —dio Ron—. Hermione, ¿por qué se han peleado Ginny y Dean?

—Parece ser que Dean se estaba riendo del golpe que le dio McLaggen con la bludger a Harry... y también porque... al parecer, lo sorprendió hablando con Seamus de... —Harry miró a Hermione y notó como ésta miraba incómodamente a Bella. La rubia se había puesto muy roja, así que supuso que era algo sobre ella— pues... de Bella.

—¿Perdóname? —dijo Harry con ceño.

—Debió de ser gracioso —dijo Ron, pensando en cómo debió ser el golpe.

—¡No fue nada gracioso! —saltó Hermione—. ¡Fue horrible, y si Coote y Bella no hubieran agarrado a Harry, podría haber resultado gravemente herido!

—Sí, ya, pero no había necesidad de que Ginny y Dean cortaran por eso —dijo Ron, esperanzado de que así fuera—. ¿O siguen saliendo juntos?

—Espera, ¿qué estaban diciendo Seamus y Dean? —preguntó Harry.

—Sí, siguen saliendo —le contestó a Ron y miró luego a Harry—. ¿Y a ti por qué te interesa tanto? —preguntó Hermione mirándolo con recelo.

Bella se mantenía aislada de la conversación, con las mejillas muy sonrojadas.

—Olvídalo —se apresuró a contestar, y Bella sintió un gran alivio cuando detrás de ellos una voz exclamó:

—¡Harry! ¡Bella!

—¡Hola, Luna!

—He ido a verte a la enfermería, Harry —dijo Luna mientras rebuscaba en su mochila. Nehyban venía con ella, comiendo unas palomitas de maíz caramelizadas—, pero me han dicho que ya habías salido, así que fue por Bella, pero no me decían su ubicación y supe que estaría contigo... —Le fue pasando una serie de extraños objetos a Ron: una especie de cebolla verde, un gran sapo con manchas y una buena cantidad de una cosa que parecía arena higiénica para gatos; por último, sacó un rollo de pergamino bastante sucio y se lo tendió a Harry—. Me han pedido que te dé esto.

Era un rollo pequeño que Bella reconoció enseguida: otra invitación para una clase particular con Dumbledore.

—Será esta noche —informó Harry a sus amigos cuando lo hubo leído.

—¡Te felicito por tu comentario del partido! —le dijo Ron a Nehyban mientras éste miraba una palomita de maíz en forma de conejo.

Luna miró a Nehyban y esbozó una sonrisa.

Bella Price y el Misterio del Príncipe©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon