capitulo 36

356 54 1
                                    

Había pasado unas semanas desde que mi padre me levanto el castigo, ya podría ir a comer con los chicos y acompañarlos. Hoy sería mi cita con emiliano me encontraba muy nerviosa a pesar de que ya habíamos tenido una para mí está sería la oficial, me había dicho que iríamos de picnic ya que quería que me sintiera cómoda. No sabía que ponerme me probaba varios estilos pero no me sentía bien con ellos, me puse un conjunto de rayas junto a una chaqueta negra y zapatos altos color blanco, arregle mi cabello y echarme un poco de perfume, cuando tocaron el timbre.

— Hola emiliano — mire como mi mamá  le decia al abrile la puerta a emiliano.

— Hola — dije colocandome a un lado se mi madre.

— Hola señora Miller, hola ry —sonrio al verme.

— Em... Mamá emiliano y yo ya nos vamos, para no regresar tarde.— dije para ponerme a un lado de emiliano.

— Está bien, diviértanse y tengan cuidado Dios les bendiga — dice mi madre con una sonrisa.

Asentí y me despedí de ella al llegar al auto emiliano me abrió la puerta me subí algo nerviosa, cerró la puerta rodeó el auto subiéndose a él y ponerlo en marcha para ir al lugar, estaba tan nerviosa que comencé a jugar con mis dedos.

— ¿Estás nerviosa ry? — asentí — ¿Por qué si hemos salido antes?

— Porque no quiero arruinarlo.

— No lo arruinaras ry, por eso propuse ir de picnic para que estés cómoda.

— ¿Y si te aburres por mi culpa?, No, no ,no iremos a dónde quieras. — dicho eso se le escapa una pequeña risa.

— ¿Y que tú estés incomoda?, No. Iremos de picnic nos divertiremos.

— Está bien.

Menciono que había hecho la comida el, y esperaba que me gustará al llegar al parque bajamos del carro y tome la canasta para ayudar a emiliano, pero este me quito la canasta para darme una cobija y tomar mi mano, mi corazón palpitaba rápidamente respire profundo y caminamos hasta un árbol, extendí la cobija bajo el árbol, nos sentamos y comenzamos a hablar.

— Sigues nerviosa ry, piensa que es una salida como las otras — dice entregándome un vaso con fruta, crema batida y galletas

— Solo un poco, gracias — tome el vaso — es que temo arruinarlo.

— No lo arruinaras Tranquila — pone la comida en la cobija — ¿Por qué mejor no hablamos para que te calmes un poco?— come un poco de yogurth.

— ¿Sobre qué ?

— Conocernos un poco más, ¿Cómo conociste a Dios?

— Mi mamá pasaba por un momento difícil, un día llegó una  amiga suya, le dijo que fueran a la iglesia ella acepto y al ir a la iglesia mamá dijo que se sintió en paz, en tranquilidad y feliz, pasaron los días y mamá iba muy seguido a la iglesia fue llevando a thomas a mi papá y a mi, fui creciendo y me gustaba ir a la iglesia, tome la decisión de seguirlo y no pienso volver atrás — digo con una sonrisa — ¿Y tú cómo conociste a Dios emiliano?

— Me sentía muy vacío, iba a fiestas para llenar ese vacío para distraerme pero eso era momentáneo, un vecino me invitó a ir con el a su iglesia, acepté y al llegar todos estaban felices me daban la bienvenida me sentí a gustó, fui yendo cada domingo y mi vacío se iba llenando, me sentía feliz y ese día tome la decisión de seguirlo y no volver atrás.

— Eso es bueno — sonreí y comí un poco del postre.

Seguimos hablando estaba agusto con este picnic y emiliano también parecía estar agusto, reíamos en vez en cuando, emiliano comenzó a servir la comida que había hecho era una pasta con queso, ensalada, mayonesa y trocitos de pan, se venía muy bien, pidió que unieramos nuestras manos y comenzó a orar por los alimentos, al terminar lo mire por pocos segundos mi corazón palpitaba rápidamente una vez más y me dispuse a comer, sabía muy rico la verdad.

— Te quedó muy rico, ¿Seguro lo hiciste tú? — bromeó un poco y asiente — no sabía que cocinaras bien.

— Gracias ry, mamá me enseñó cuando tenía doce años... Ay muchas cosas que no sabemos del otro

—  Ya lo creó.

— ¿Cómo aprendiste a tocar la guitarra y a cantar?, El día que cantaste junto a matthew, cantaste muy lindo.

— Ah bueno — colocó un mechón detrás mi oreja — le había dicho a thomas cuando éramos niños que me enseñará a tocar la guitarra, pero el se negaba le seguía por toda la casa, pidiéndole que me enseñará hasta que acepto — reí un poco al recordarlo y igual que emiliano— y con el canto, siempre me ha gustado cantar, lo hago cuando práctico con la guitarra.

— No te rindes tan fácil — dice con cierta gracia negué — me alegra que estés más relajada.

— Si tenías razón me siento cómoda estando aquí, gracias.

Al terminar de comer emiliano me dijo que nos íbamos a divertir, recogió las cosas tomo mi mano y nos adentramos al auto, le pregunté a dónde iríamos y me dijo que sería sorpresa. Al llegar mire el parque de diversiones, bajamos del auto y nos adentramos al lugar tomados de manos, nos montamos en todos los juegos, y por último habíamos dejado la montaña rusa, paramos para comer unos hot dogs y terminar frente a un juego donde emiliano había ganado un peluche para mi.

— Gracias — dije mientras caminábamos.

— No hay de que ry, ¿Quieres algún postre?

— No, mejor sigamos caminando junto al atardecer.

— Omití una parte de la historia— le miró  — antes de conocer a Dios tuve una novia teníamos tres años juntos, quería llevarla a un restaurante muy lindo pero al llegar al lugar donde la esperaría,  ella estaba con otro chico — resopla — al verme no hizo nada solo se fue con aquel chico y pasaron los meses...

— Y fuiste a fiestas y tú vecino te invito a su iglesia — asiente — lamento lo que te ocurrió.

— Descuida eso ya pasó, quería que supieras toda la historia.

— Gracias — lo abracé.

— ¿Por qué?

— Por confiar en mí y contarme tu historia — me sonrió y me abrazo una vez más.

— No sé si sea apropiado decirte esto, pero el día que nos conocimos algo en ti llamo mi atención, a pesar de que solo te había visto por esa vez, quería volver a encontrarme contigo y descubrir el porqué habías llamado tanto mi atención, y creo saber cuál fue la razón.

— ¿Cuál fué?

— Tú amor hacia Dios, en la manera en que ayudas a los demás, en la manera que quieres,  en la manera de no juzgar a alguien, en la hermosa manera de ser tú.

Sonreí dándole un beso en su mejilla y notar lo sonrojado que se había puesto, rei de lo tierno que se veía, miró su reloj y dijo que teníamos que irnos, nos montamos en el auto en el camino recordaba las palabras de emiliano hacia que se dibujara una sonrisa en mi rostro al igual que haciéndome sonrojar, agradecía que el auto estuviera algo oscuro y así no pudiera notarlo, al llegar a mi casa le agradecí por la cita diciendo que me la pasé genial y que había sido la mejor cita, bese su mejilla despidiendome de él y adentrandome a mi casa.

𝓓𝓲𝓸𝓼 𝓔𝓼𝓬𝓸𝓰𝓲𝓸́ 𝓝𝓾𝓮𝓼𝓽𝓻𝓸 𝓐𝓶𝓸𝓻 (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora