Capitulo 32.

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Habían pasado tres días desde la llegada de Otelo II, y el y Sam se habían hecho prácticamente inseparables. Dormían juntos y hasta compartían  la comida y los jirones de tela que Sam se encargaba de romper. Solo se peleaban cuando querían acaparar tanto la atención como los mimos de Louis y de Harry.

El proyecto “Art & Pleasure” estaba casi listo para ser presentado y Jennie les había anunciado, horas antes, que el lanzamiento se había adelantado una semana.

Las tardes de trabajo se extendían cada vez durante más horas y Zayn se marchaba entrada la noche. A veces Harry regresaba temprano y se dedicaba a hacer ejercicios mientras ellos se enfrascaban en los libros y artículos de arte. A Louis se le hacía difícil concentrarse en alguna obra del renacimiento cuando, a pocos pasos, Harry levantaba pesas. Su mirada se desviaba, sin poder evitarlo, hacia sus músculos y cuando Harry lo contemplaba con intensidad, algo comenzaba a agitarse en su interior. Harry sabía compensarlo muy luego en la habitación.

No había asistido a ninguna otra sesión de hipnosis. Harry le había dicho que el mismo había hablado con el doctor Foster y le había explicado que ya no era necesario, porque había recobrado la memoria. Ya no había recuerdos borrosos en su mente. La cara de su secuestrador seguía siendo un misterio, y Louis se arrepintió mil veces de no haber visto su rostro antes de haberse escapado de aquella cabaña.

Por las mañanas, recibía a Niall Horan. Habían tenido ya tres entrevistas y, aunque Louis se sentía algo incomodo al hablar de su vida privada, el siempre parecía encontrar las palabras correctas para convencerlo de decir algo más de lo que quería revelar. Sin duda, Niall sabía hacer muy bien su trabajo. Esa mañana, después de salir a correr con Harry cuatro vueltas al parque, Niall lo había llamado para decirle que llegaría un poco más tarde de lo habitual.

Aprovecho las dos horas que tenia libres, entonces, para pintar. Estaba trabajando en un nuevo lienzo y, por primera vez, no sentía la necesidad compulsiva de llenarlo de nomeolvides. Parecía que, tras haber recuperado la memoria, aquel impulso había desaparecido juntos con las sombras que habían estado enterrados en su mente durante cuatro años. La pintura en la que estaba trabajando era por completo diferente. Era su primera incursión en el mundo de las figuras humanas y estaba orgulloso de los resultados que estaba obteniendo. Nadie había visto aquel cuadro inconcluso, ni siquiera Zayn, a pesar de su insistencia.

Echo un vistazo a su reloj: sería mejor que bajara al loft, porque Niall no tardaría en llegar. Limpio los pinceles y cubrió el lienzo con una sábana blanca. Alzo a Otelo II y le hizo señas a Sam de que se estaba marchando. Cuando bajo el último peldaño, la puerta del montacargas se abrió.

— Justo a tiempo — dijo y sonrió.

Niall lo miro y le devolvió la sonrisa — Me ha sido imposible llegar antes.

— No te preocupes, he estado pintando un rato.

— ¿Cuándo podre ver en lo que estás trabajando? — le pregunto mientras lo seguía al interior de la vivienda.

— Esa es la pregunta del millón. — Soltó a Otelo II sobre el sofá —. Y a todos les respondo lo mismo, lo mostrare cuando este todo hecho.

— Extravagancias de artista, supongo.

— Prefiero llamarlo, “necesidad de mantener el misterio”. — Sonrió —. ¿Empezamos?

Niall se sentó en el sofá junto al gato y le acaricio el lomo. — En realidad, quería proponerte si no querrías ir al estudio de un fotógrafo amigo — le dijo —. Ya te he comentado que me gustaría incluir algunas fotos tuyas en mi libro.

— ¿Tiene que ser hoy?

— Mi amigo sale de viaje mañana, hará una exposición y nos recibirá hoy mismo. Es un fotógrafo muy ocupado y ha logrado hacer un hueco en su agenda para tomarte algunas fotografías. — le explico con seriedad.

Louis se encogió de hombros. — Está bien; si tu amigo ha sido tan amable de aceptar hacerme esas fotos, será mejor que no lo hagamos esperar. — Se levanto del sillón —. ¿Cuánto tiempo crees que tardaremos?

— Un par de horas, no más.

— Bien, no hace falta que avise a Harry entonces; el no llegara hasta la noche y, seguramente estaremos de regreso antes que él.

Niall Horan asintió y lo observo despedirse con cariño de Sam y del gatito.

— No soy muy adepto a que me fotografíen — le comento ya en el interior del montacargas.

— Haces mal. Eres tan lindo Louis.

Louis hizo todo lo posible para no sonrojarse.

— Seguramente mi amigo se quedara encantado contigo; sabe apreciar la belleza y sabrá valorar lo que hay en ti — dijo y lo miro con intensidad. — Tu belleza no es solo externa, hay algo en el brillo de tus ojos que te hace más hermoso aun.

— Si sigues alabándome de esa manera solo vas a lograr que me sonroje, Niall. Además, no creo que un par de mejillas enrojecidas sean muy fotogénicas que digamos.

— No te preocupes, quedara encantado contigo — le aseguro.

Abandonaron el edificio bajo la atenta mirada de los oficiales que estaban aparcados en ambas esquinas desde el incidente con Sam.

— Es un honor que subas a mi automóvil — le dijo y abrió la puerta del Ford Focus color verde oliva.

— Gracias.

Lo observo rodear el automóvil; a pesar de su cojera, caminaba rápido. No se había atrevió a preguntarle que se la había causado; durante sus entrevistas, era él quien realizaba las preguntas. Cuando Louis intentaba indagar algo de su vida el sabia evadirse con astucia.

— ¿Vive lejos tu amigo?

— No, llegaremos en unos cuantos minutos — contentos y encendió el motor.

Louis asintió y apoyo la cabeza en el asiento.

—  ¿Puedo encender la radio?

— Adelante.

— Tienes unas cuantas cintas aquí — comento mientras revolvía el compartimiento en donde guardaba los casetes.

— Elige lo que quieras Louis — le respondió mientras se detenían en un semáforo.

 Louis saco un par y leyó las etiquetas. Era, sobre todo, música de los años ochenta. Sus ojos se posaron en una de las etiquetas y, cuando descubrió lo que decía, se le helo la sangre.

Don't Forget Me (Larry Stylinson) TERMINADAWhere stories live. Discover now