Don't Forget Me (Larry Stylinson) TERMINADA

Capitulo 36.

No lo escucho acercarse pero supo de inmediato que estaba detrás de él. Después de todo, hacía tiempo que ya venía siguiéndolo, como una sombra que se pierde en medio de otras sombras.

Lo sujeto del brazo y lo levanto.

No protesto ni lucho. Tampoco lo hizo cuando lo acostó en la cama y pasó las esposas alrededor de una de sus muñecas.

— No estarás atado por mucho tiempo esta vez, Boo Bear — le susurro mientras pasaba la cadena de acero por detrás de dos barrotes y cerraba el otro extremo de las esposas en la muñeca libre de Louis.

Louis cerró los ojos para no ver su rostro desagradable. No lo había vendado, pero sentía la enorme necesidad de apretar sus parpados con fuerza.

— Quiero que me mires. — Lo tomo de la barbilla —. Abre los ojos.

Louis lo cerró con más fuerza aun, hasta sintió que comenzaban a dolerle.

— ¡Abre los ojos! — le ordeno.

Louis maldijo por dentro, pero en ningún momento sus ojos se abrieron.

Pensó en Harry y en la última vez que lo había visto. Si iba a morir, al menos quería quela última imagen que se llevase fuera la persona que amaba.

— ¡No! — Gruño y le sacudió la cabeza.

Entonces, el lo sujeto del cuello y apretó su garganta.

— ¡Mirame!

Louis abrió los ojos; las lágrimas acumuladas le habían nublado la visión. Pero aun así pudo distinguir la furia y la mueca de disgusto en su rostro.

Su mano seguía presionándole la garganta y Louis sintió como poco a poco, se le escapaba el aire. Se retorció en la cama, intento mover las piernas, pero Niall se había sentado encima de ella. De pronto, la expresión de su rostro cambio radicalmente y lo soltó.

— Lo siento. — Le acaricio la mejilla —. Lo siento.

Se puso de pie de un salto y camino hasta los pies de la cama.

—  Haces que pierda la cordura. — Había ladeado la cabeza y una sonrisa siniestra comenzó a dibujarse en su rostro.

— ¿Por qué me haces esto? — le pregunto Louis mientras lo observaba.

Se acerco de nuevo y se sentó junto a él.

— ¡Oh, Boo! ¿Acaso no lo entiendes?  — Su dedo índice subió por su pierna, sus ojos zafiros seguían aquel lento movimiento. Volvió a mirarlo.  — Estamos destinados el uno para el otro. Te amo y sé que tú me amas.

— ¡Estás loco! — Gruño Louis y observo como su dedo seguía subiendo por su pierna.

— No, no lo estoy — respondió tranquilo —. Te he amado desde la primera vez que te vi. Fue en el patio de la universidad; tú estabas con unos amigos y, en ese preciso momento, supe que eras para mí. Te veas tan perfecto, tan cercano e inalcanzable al mismo tiempo.

Louis intento buscar en su memoria los recuerdos de aquella época, pero estaba seguro de que nunca lo había visto antes.

— Yo, no me acuerdo de ti — balbuceo.

No. — El tono de su voz cambio —. Ni siquiera sabias que existía; yo te amaba en silencio, te admiraba desde mi lugar, desde las sombras. Porque solo era eso, una sombrea que vivía solo por ti y a la cual ignorabas por completo — Louis noto enojo en aquellas palabras —. Toda mi vida me habían enseñado a que mirar y desear a una persona era pecado, las personas que tentaban a otros eran considerados demonios — Su dedo se detuvo en la parte más alta de su muslo —. Pero cuando te conocí a ti, supe que existía otra clase de mundo.