Capitulo 33.

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— ¿Dónde estabas? — Harry aparto los ojos de la pantalla de su portátil y miro a su compañera mientras colgaba la cartuchera con su pistola reglamentaria en el perchero.

Rachel noto cierto tono displicente en su voz.

— Primero dime que te sucede y luego te cuento las buenas nuevas — le dijo al acercarse a su escritorio.

Harry se recostó contra la silla y estiro ambos brazos por encima de la cabeza. Respiro hondo aunque nada le quitaba la sensación de inquietud que lo embargaba desde que había llegado a la jefatura esa mañana.

— No lo sé. Ni si quiera puedo explicarlo. — Frunció el ceño —. Estoy intranquilo, ya sabes, como si algo estuviera a punto de pasar. Algo que no entiendo y que, tal vez, se me está escapando de las manos.

— Yo he sentido a veces lo mismo y, créeme, dejarse llevar por las corazonadas o como quieras llamarlo no suele conducir a nada. Somos policías, Harry, y nuestro trabajo se remite a sospechas, pruebas y conclusiones definitivas, no podemos guiarnos por los sentimientos.

— Estoy de acuerdo contigo, pero me gustaría saber porque me siento tan intranquilo.

 — Quizá lo que acabo de descubrir tranquilice un poco — le dijo con una sonrisa enigmática instalada en su rostro.

— Te escucho. — Se incorporo en su silla.

— Acabo de regresar de las instalaciones de Sanidad Animal en las afueras de la ciudad.

Harry enarco las cejas. — ¿Qué has ido a hacer allí?

— Tenía que seguir una corazonada.

— ¡Pero me acabas de decir que no debemos dejarnos llevar por esas cosas!

— Lo sé, pero también te he dicho que a veces las he tenido y tenía que intentarlo. No podía quedarme con la duda.

— ¿Y?

— No me ha fallado.

— Explícate.

— ¿Recuerdas que Brandon Rogers tenía un perro?

— Si, tú misma me informaste de que se lo habían llevado los de Sanidad Animal.

¿Todavía lo tienen allí? Pensaba que ya se lo habían entregado a la familia de la víctima.

— Todavía no. No hasta que no se agote la investigación sobre el animal. No deja de ser una pista. Repasemos, así te explicare mi corazonada. Cuando los primeros policías llegaron a la escena del crimen, el perro no estaba; apareció luego. — Hizo una pausa —. Según la familia de Brandon Rogers, su perro nunca se despegaba de el; si salía a la calle, era porque Brandon lo sacaba.

— ¿Adonde quieres llegar? — Se estaba impacientando.

— El perro debo haberse escapado mientras el asesino estaba con Brandon.

— Es probable, pero a menos que nuestro amigo de cuatro patas sepa hablar, no entiendo en que nos ayuda eso.

— Después de lo que sucedió a Sam, me puse a pensar. El asesino le inyecto ketamina para dejarlo inconsciente.

Harry asintió, seguía tan perdido  como al principio de aquella conversación.

— Es muy posible que haya intentado lo mismo con el perro de Brandon Rogers; supongo que no podría hacer su trabajo tranquilo si tenía a su perro encima.

— Correcto. Pero seguro que lo intento, y aquí viene lo interesante.

Harry acerco la oreja.

— Cuando  llame a los de Sanidad Animal dijeron que el perro aun tenía su collar y su chapa de identificación con él. Era precisamente lo que quería escuchar — añadió mientras sonreía.

Don't Forget Me (Larry Stylinson) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora