Las fauces se cierran III

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Los tres reducidos pelotones de miembros del psi-corps se movilizaron por los restos de la otrora orgullosa ciudad capital del imperio graor, mientras se cuidaban las espaldas para evitar ser emboscados por las  tropas sobrevivientes del graor o l...

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Los tres reducidos pelotones de miembros del psi-corps se movilizaron por los restos de la otrora orgullosa ciudad capital del imperio graor, mientras se cuidaban las espaldas para evitar ser emboscados por las tropas sobrevivientes del graor o los aelfos; la cual aunque recibió un severo castigo luego de perder sus escudos. Su emperador no se había rendido y su ubicación dentro del planeta era un autentico misterio para las fuerzas del imperio dracónico mismas que luego de una terrible batalla orbital en la cual terminaron por controlar el espacio circundante, tras de haber perdido cerca de cuarenta por ciento de sus fuerzas de ataque y lograr hacer retirarse a los grupos de apoyo aelfos quienes de todas maneras dejaron tras de si a sus tropas para brindar la ayuda que pudieran a sus aliados, quienes según el almirante aelfo a cargo ya estaban luchando una causa perdida.

Para el grupo de ataque en tierra las cosas no habían sido un paseo por el parque pues uno de los acorazados enviados al asalto de la ciudad del trono fue destruido por el intenso fuego del equivalente graor y aelfos de las armaduras Leviatán además de alguna que otra de las plataformas y baterías de defensa orbital.

Desde el puente del golpeado buque insignia de la flota de invasión, el almirante Yamashida tenía un vendaje en la frente así como un cabestrillo sosteniendo su brazo izquierdo, por lo mismo debió sostenerse de la barandilla con la mano derecha, sus ojos color ámbar observarón la pantalla táctica la cual presentaba algunos fallos al momento de presentar la información, pero el asunto estaba claro y ya que la Vicealmirante Akrexithash debió ser llevada a la bahía médica después de que el súper acorazado recibió un impacto directo y ella saliera despedida de su silla de mando y quedase inconsciente.

—¡Que todos nuestros equipos salgan de esa ciudad! —dió la orden a las oficiales de maniobras.

—Entendido Almirante, transmitiendo sus ordenes.

—Su emperador se esconde como una rata junto con su grupo de mando— exclamó más que molesto—. Ese gusano cobarde no se rendirá hasta que no quede nada de su mundo trono —entonces llevó la mano a la llave que pendía de su cuello mientras pensaba en usar los misiles de súper gravedad.

Las Sombras Carmesí y sus unidades hermanas se movilizaron al sitio indicado en las órdenes como el lugar de reunión para una evacuación general, estaban acompañados a sus flancos por las armaduras mecanizadas sobrevivientes de Los Caballeros Mentales, e iban desplazándose hacía la zona cercana al lugar donde yacían los restos de aquel acorazado llamado Gren Dersher para esperar por los vehículos de extracción.

La Capitán Mel fue ayudada por el Sargento Maudriel a llegar hasta esa posición, debido a que al salir corriendo de su objetivo, una herida recibida durante el combate contra un danzarín de cuchillas aelfo no se había cerrado bien, y se desmayó cuando descendió las escaleras de aquel edificio.

—¿Están todos Grendril? —preguntó dando un vistazo para buscar a sus hermanos de armas pues veía borroso.

—Así es jefa los miembros sobrevivientes de nuestras escuadras y los Caballeros Mentales están ya en este punto —respondió el oteando el horizonte hacia los restos de la urbe graor.

Captain Caeldrel MelWo Geschichten leben. Entdecke jetzt