Capítulo 8

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''Nunca dejes de decir 'te quiero' a las personas que te importan. Nunca sabes cuando será la última vez que lo puedas hacer.''

Creo que cada día me encanta más. Hoy me super conquistó. Y es que soy creyente de que no importa cuanto tiempo lleves con alguien, nunca es malo tener presente que se debe seguir conquistando a la otra persona. Sorprenderla. Y a mi, Tomás me volvió loca. Definitivamente. 

¿Qué mejor manera de conquistar, que a través de la comida? Y yo amo la comida. El plan era almorzar juntos en su casa.

-¿Fideos?  -me dice, agarrando un tomate y un paquete de tallarines-

-¡Ya! Me encantan los fideos con salsa.

Nos dividimos las tareas, y cocinamos mientras escuchábamos música. Mi parte favorita de cocinar con él era lavarme las manos, secarlas y, al tenerlas heladas subir su polera y meter mis manos en su espalda para abrigarlas. Siempre terminábamos riendo porque a él no le gustaba que yo hiciera eso, y a mi me gustaba molestarlo. Él al cocinar le agregó sus condimentos favoritos a la salsa -yo básicamente corté y pelé tomates, puse la mesa y le abracé dándole muchos besitos. No fui de gran ayuda-. Cuando terminamos, servimos los fideos en los platos y nos sentamos. Cuando probé los fideos...

-¡Están muy buenoooos!   -digo, después de probar-  

-¿De verdad te gustaron? 

-Son lejos los mejores fideos que he probado. Tienes buena mano. 

-Naaa -dice, riendo- no exageres. 

-Lo juro. Cocina fideos para mi para siempre por favor.   -digo-

-Cuando quieras, feliz.  -dice sonriendo y se acerca para darme un beso corto-

••••••••••••

Me estaba poniendo mis zapatillas, sentada en su cama, y el estaba sentado al lado mio. Me iba a ir a dejar a mi casa. Siento su mirada en mi. 

-¿Qué pasa? -digo ladeando mi cabeza, mientras me pongo una zapatilla- 

-Nada. -dice, mirando para cualquier parte menos a mi-

-Mmm. No te creo. Dime. ¿Qué ocurre?

-Es que... no. No pasa nada... -se para de la cama-

-Tomás. Mírame.    -me mira. Yo me pongo de rodillas encima de la cama, quedando a su altura. Paso mis brazos por su cuello. El tiene sus manos en mi cintura, sosteniéndome. Nos miramos.-

-Es que... -mira hacia abajo unos segundos, luego me mira. 

-¿Si?

-Te quiero. -dice sin más. Baja su mirada y luce avergonzado. 

Me da tanta ternura el momento. Es un amor. Me encanta que lo haya dicho el primero. Le quiero tanto. Le quiero le quiero le quiero. Lo miro a los ojos. Él me mira.

-Yo también te quiero.  -le digo, con una gran sonrisa. Me acerco a él, y lo beso. 


Ay, Tomás. Te quise, te quise, te quise. 

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