Concubina Mu: Top Mu Qing Agenda (Extra)

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Feng Xin ya sabía que Mu Qing se había convertido en su perdición.

Sus peleas habían evolucionado ahora en las discusiones de una pareja que llevaba años viviendo juntos... (o algo parecido, pensó Feng Xin...) y en teoría no era incorrecto. Pero vivir juntos era solamente un eufemismo para convivir en resonancia gracias a un tercero. Esta vez era diferente, literalmente comían, dormían y se bañaban en el mismo espacio.

Voluntariamente.

Solos. 

Cada vez que discutían Feng Xin proferiría alguna maldición y Mu Qing voltearía sus ojos hasta que parecía que iban a quedarse atorados contra su cerebro pero no respondería de inmediato. En cambio se "vengaría" más tarde, de maneras muy sensuales. 

De maneras muy provocativas. 

La persona entre sus piernas engulló su miembro por completo, la extensión palpitaba con fuerza siendo envuelta por la húmeda y tibia boca de Mu Qing. Feng Xin contuvo el aliento cuando lo sintió luchar contra la arcada y un instante después el sonido escapara.

Cuando levantó su rostro un ligero hilo de saliva colgó entre los labios color cereza y el miembro moreno. La visión ante Feng Xin era sencillamente incomparable. La piel tersa de Mu Qing, perlada en pequeñas gotas de sudor, sus mejillas teñidas de carmín. 

Su expresión imbuida en deseo. 

Feng Xin soltó un jadeo mientras su miembro volvía a ser ser torturado. Agradeció la suavidad que lo envolvía, enviándole placenteras descargas que se movían a través de su espina, causándole escalofríos.

Los sonidos acuosos provenientes del miembro húmedo cuyo preseminal se había derramado sobre los dedos fríos y expertos eran unos. Pero los que realmente enloquecían a Feng Xin, eran los que provenían de la garganta de Mu Qing, la cual parecía luchar por no delatarse aunque de vez en cuando jadeara o gimiera.

La lengua ávida y hambrienta jugó con sus nervios moviéndose de forma circular sobre su glande antes de bajar hasta la base. 

Mu Qing tomó en su mano izquierda el resbaladizo miembro de Feng Xin, la carne erecta y venosa pareció contraerse en deseo ante el toque.  Y con su diestra sostuvo juguetonamente el pequeño saco bajo la base del miembro, lo apretó levemente, apenas lo suficiente para que Feng Xin entendiera su posición.

Los ojos de Feng Xin se abrieron con desmesura. Una sonrisa felina se marco en los labios crueles de Mu Qing. La cola del felino parecía moverse de un lado a otro con malicia.

—¿Mu...?— la interrogante en la voz de Feng Xin fue absorbida por completo cuando sintió algo increíble que Jian Lan jamás le había hecho nunca.

Y sin previo aviso sus labios pellizcaron la zona.

Esto era otro nivel de perdición, decidió Feng Xin. 

Cuando hacía un par de horas atrás, en medio de la acalorada discusión, Feng Xin gritó exasperadamente "Chúpame los huevos" fue, claramente, con la intención de ser un insulto. 

Él no esperaba esto. 

Una succión al pequeño nudo dentro de su sacó hizo que Feng Xin arqueara y se retorciera. Su cuerpo sudando, temblando incontrolablemente. El área era muy sensible. ¡Demasiado sensible! ¡Feng Xin nunca había sentido nada comparable!

Mu Qing. Mu Qing, maldito. Pero los pellizcos eran tan ligeros y las succiones tan delicadas... Feng Xin empujó su cadera inconscientemente deseando follarlo hasta el cansancio.

La mano en su miembro se presionó con adoración, bajaba y subía brindándole confort. Aquella mano lo llevó de regreso a la espesura de la inconsciencia. Fugaz. Necesario. No era doloroso. Era envolvente y asfixiante. La presión podía considerarse una tortura, literalmente un dolor en los huevos. Pero oh, dolor envuelto en ráfagas de placer.

Concubina Mu Y Otros Cuentos.Where stories live. Discover now