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–Ese tal Lee Taeyong... –pronunció su nombre remarcando las sílabas– ...se lo merece. Sin duda.

Esas fueron sus primeras palabras desde que había entrado en el coche. Juraría que lo primero que iba a hacer después de oír aquello sería bajarse del coche y salir corriendo, pero no fue así.

–¿No estás asustado?

Me miró enarcando una ceja.

–Todo esto es muy impactante. Demasiado. No sé, me ha pillado por sorpresa. Pero no estoy asustado porque lo que le sucedió a tu hermano es horrible.

Suspiré aliviado casi sin querer y le observé apretar los puños. Hacía como media hora que había aparcado el coche junto a un descampado, pero se había limitado a procesar la información hasta ahora.

–Yo hubiera hecho lo mismo que tú. Es la justa venganza.

–Entonces... ¿estás diciendo que vas a ayudarme con esto?

Se giró hacia mí en el asiento con los brazos en jarras.

–¿No vas a pedírmelo en condiciones?

Sonreí divertido y me giré hacia él.

–Jung Wooyoung, ¿quieres ser mi cómplice de asesinato?

Ahora él estaba sonriendo. De nuevo siendo ese rubio atrevido de cara bonita.

–Con mucho gusto.

***

"New Rules" de Dua Lipa sonaba desde el altavoz.

Tan solo nosotros ocupábamos el descampado así que sólo se oía la música y la ligera brisa. Bueno, también nuestras voces agitadas y algunas carcajadas.

Después de aquella charla tan personal, hicimos como que no había pasado nada y saqué un balón del maletero para pelotear un poco. Mi objetivo ahora mismo era tranquilizar al rubio, pues no quería que pensase que yo era un psicópata obsesionado con vengarme o algo así, por lo que no había nada mejor que pasar tiempo juntos como dos chicos normales.
Le pasé la pelota y él la recibió con gusto. Hizo un pequeño juego de pies y avanzó un poco con ella, para luego pasármela nuevamente. Él intentaba quitármela, yo me defendía como podía y viceversa.

Terminamos cansados tiempo después y nos tiramos sobre la hierba. Podía oír su respiración.

–¿Y qué pasará después?

Esa pregunta me puso el vello de los brazos de punta. Era lo que yo intentaba evitar pensar a toda costa.

Me incorporé un poco para apoyarme sobre las palmas de las manos.

–No pienses en eso. Hazme un favor y no saques ese tema. Piensa en el presente.

–Mi presente es estar tirado sobre el césped después de haber jugado un mini partido de fútbol con un tío que conocí hace tres días en una gasolinera y quien me ha pedido que le ayude a matar al acosador de su hermano.

Estábamos serios, pero después de soltar aquello ambos nos miramos y estallamos en risas.

–Todo es tan jodidamente absurdo... –dije, aún entre risas.

De repente me di cuenta de algo y me senté cruzando las piernas, posicionándome ante él.

–Oye, yo te he contado todo y tú nada.

INCIPIENTE - woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora