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Apreté el gatillo.

Pero mis párpados volvieron a levantarse. ¿Había muerto ya? No. Imposible. La mirada de pánico del rubio estaba sobre mí. Me estaba mirando a mí.

Yo preste atención al arma sobre mi mano. Estaba encasquillada. Volví a mirarle a él.

Una exagerada tos nos sorprendió y miramos a nuestra derecha, al dueño de dicha tos. Taeyong se golpeaba el pecho con la mano y sus mejillas se estaban poniendo coloradas mientras luchaba por tragar el dulce. Los demás presentes no hicieron nada, y Xiao avanzó unos pasos dispuesta a ayudarle sin preocuparse demasiado, pero paró en seco cuando el cuerpo de su novio cayó al suelo. La mirada del mismo se cruzó con la mía y pude ver lágrimas acumuladas en sus ojos por el esfuerzo. La tos disminuyó hasta que se silenció por completo. Sus ojos no se despegaron de los míos, y sus párpados cayeron como telones cerrando un espectáculo.

Me quedé pasmado. A decir verdad, todos lo hicimos.

Se oyeron gritos por parte de Xiao, que golpeaba el pecho de Taeyong con los puños, desesperada. Los hombres a los que había contratado se limitaron a observar, y nosotros no cabíamos en nuestro asombro.

¿Y ya está?

"El rojo era su color favorito" esa frase se reprodujo en mi mente.

Jaque mate al rey. Al final, ninguno de los alfiles pudo derrotarle. Fue el jodido peón. El jodido peón al cual ya se había comido, había resurgido de sus cenizas para dar muerte a su asesino. Porque después de todo, yo no conseguí matarle. Ni Wooyoung. Ni siquiera una completa mafia.

Después de todo, Yeonjun robó al rey su último aliento.

INCIPIENTE - woosanWhere stories live. Discover now