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Al día siguiente recordé entre maldiciones la amenaza de aquel chico que grabó el vídeo. No creía tener otra escapatoria posible en cuanto a eso, no llegué a ninguna otra opción por más que pensé y deliberé.

Mis uñas desaparecieron de tanto morderlas, representación de mi ansiedad mientras daba vueltas frente a la puerta del despacho del jefe. No había nadie dentro hablando con él por lo que tenía vía libre, pero aun así no me atrevía a dar el paso. Como si apurar hasta la última gota del tiempo fuese a servir de algo.

"Bajaremos todos, y quiero verte allí" fueron las palabras del chico del cual no sabía ni su nombre. La idea de que la gente supiese lo que me había pasado me atormentaba en exceso, y más que lo vieran tan explícitamente como estaba grabado. Suspiré y miré la hora en el móvil, las ocho de la tarde. Hacía tiempo que no tenía un aparato de esos entre mis manos, pero en la organización se encargaron de proporcionarme uno nuevo para que pudiera tener contacto con ellos.

Llamé a la puerta intentando mentalizarme de que tenía que actuar frente al jefe para que no supiera que estaba siendo extorsionado. ¿Por qué siempre que iba a ese lugar no era por nada bueno?

–Wooyoung –saludó Song Mingi al abrir la puerta. Miré hacia arriba para encontrarme con sus ojos y le sonreí nervioso.

–Hola.

Nos quedamos unos momentos así. Mingi me miraba expectante, y yo sacudí la cabeza y volví a la realidad, centrándome.

–Eh... um...

–¿Quieres pasar? –hizo un gesto con las manos para que tomase asiento dentro.

–¡No! –dije, demasiado alto. Me di cuenta y solté una risa incómoda– Va a ser muy rápido, de verdad. Sólo venía porque... no sé si te acuerdas de lo que me propusiste cuando nos conocimos.

Él frunció un poco el ceño y miró hacia otra parte, tratando de recordar.

–La verdad es que no.

Se me estaba complicando un poco ya que yo no quería decirlo con mis palabras. Tragué saliva y traté de mostrarme lo más despreocupado posible.

–Que sí hombre, cuando me dijiste que me desnudara y que me diera la vuelta... –callé unos segundos y recapacité– Mira, déjalo. Siento molestarte, pero lo he pensado mejor y... no es nada.

Giré mi cuerpo hacia el pasillo bruscamente, sin querer seguir sosteniéndole la mirada.

–Wooyoung, ¿te encuentras bien? –oí su voz a mis espaldas.

Respiré hondo y empecé a asentir con la cabeza lentamente para acabar negando. Sin más, caminé a través del pasillo de paredes blanquecinas y suelo con moqueta verde oscura. Con la vista fija en la pared del frente, supe que no podía hacerlo. Preferiría morir que volver a acostarme con uno de ellos. No importaba si era Junhee o no, todos eran la misma mierda, y no iba a volver a soportar esa mierda sobre mí.

Cuando me hicieron entrega del móvil, en la agenda de contactos estaban agregados por nombre y apellido todos y cada uno de los integrantes de la organización. El edificio era demasiado grande, y al ser un día libre aquel chico del vídeo podría estar en cualquier parte de la sede. No sabía su nombre, no tenía manera de dar con él si no es que coincidíamos por casualidad. Necesitaba hablar con él y negociar de otra manera sobre el tema.

Bajé rápido las escaleras y salté los últimos escalones para llegar al primer piso. Avisté la explanada llena de chicos charlando y riendo, algunos sentados en el suelo, otros hablaban a voces, bromeando. Escruté el lugar intentado dar con él, pero con la de sitios que había podría estar en cualquier habitación de vete a saber qué piso.

INCIPIENTE - woosanWhere stories live. Discover now