Monstruo

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Monstruo

Thor avisó de los guardias caídos para que los atendieran y de la pelea para que se iniciaran las investigaciones pertinentes, y corrió a toda prisa a las habitaciones de su consorte. Abrió la puerta empujando lento y en silencio.

-¿Loki? – susurró.

El joven estaba sentado en el piso junto a la cama, hecho un ovillo tembloroso, con los brazos rodeando las rodillas y la cabeza sepultada entre ellas. Su piel había recuperado su color y estaba vestido con su túnica. Thor observó la recámara convertida en un caos, los dos armarios estaban abiertos con la ropa y pertenencias arrojadas por todos lados, el escritorio y la silla estaban patas arriba, y las cortinas del lecho habían sido arrancadas.

-Loki – suspiró el príncipe y se le acercó con cuidado.

Loki continuó en la misma posición sin alzar la cabeza. Cautelosamente, Thor depositó Mjolnir en el piso, y se inclinó de cuclillas junto a su consorte.

-Perdóname – pidió el príncipe, conmovido -. Perdóname porque juré que en Asgard no te ocurriría nada malo y hoy no te protegí como debí haberlo hecho.

Loki alzó la cabeza y le clavó la mirada. Sus ojos volvían a verse verdes. Tenía lágrimas en las mejillas, que Thor bien supo que eran de rabia.

-Por favor, perdóname – suplicó Thor.

-El gigante tenía razón – contestó Loki, con la voz trémula -. Soy un monstruo condenado y nada cambiará mi destino.

-¡No! – rebatió el príncipe -. No eres un monstruo. Eso fue lo que creíste, por eso quisiste destruir Jotunheim y controlar la Tierra.

-La destrucción está en mi sangre – respondió Loki con ira.

-Eres tan asgardiano como yo. Creciste con nuestras tradiciones. ¡Eres de Asgard!

Rabioso, Loki se irguió de un salto y se alejó de su esposo. Thor se puso de pie y lo siguió por la habitación. Loki observó el desorden que había hecho y se detuvo en el centro, mordiéndose los labios con furia.

Si había alguien que sabía lo que significaba perder los estribos era Thor. Llegó hasta su consorte y con suavidad lo tomó de los hombros por detrás.

-¡Déjame, Thor! – ordenó el joven, más enojado -. Soy un monstruo.

-No lo eres – negó el príncipe. Hizo una pausa y añadió con sinceridad -. Eres hermoso.

-Entonces, ámame – ordenó Loki.

De una sola maniobra, Thor hizo girar a su esposo para mirarlo de frente. Loki lo observó con una mezcla de sorpresa y mucho dolor. El dios del trueno lo tomó de la nuca y le besó la boca enérgica y fogosamente. En contraste con el frío que había sufrido cuando el gigante lo tocó, los labios de Thor eran cálidos. Loki recordó la mezcla de fuego y hielo que sufriera durante la ceremonia, y pensó que quizás esa sensación inexplicable al fin cobraba sentido.

Thor hizo presión contra los labios de su consorte para separarlos, y con la lengua le acarició los dientes. Loki le apretó la espalda para pegarlo a su cuerpo y el príncipe le respondió empujándolo suavemente hacia el lecho. Rápidamente se sentaron en el colchón y recién, entonces, terminaron el beso. Hicieron una leve pausa para mirarse a los ojos. Se estudiaron las pupilas y en ambos pares, verdes y cerúleos, se leyeron una ansiosa lujuria.

Thor tomó la iniciativa y se desabrochó la capa, que se deslizó hacia el piso, y se desanudó los costados del peto. Loki dudó. Primero, porque aún la palabra "monstruo" lo perseguía y segundo, porque estaban a punto de entregarse mutuamente. Si consumaban su unión, el Sagrado Enlace de Oro quedaría completamente sellado. Loki había meditado largo y tendido sobre el asunto. Oficialmente había renunciado a sus pretensiones sobre el trono, pero internamente guardaba la esperanza de que algún día se le presentara la oportunidad de reclamarlo. Pensó que un hijo legítimo podía llegar a servirle. Pero también razonó que si concebía uno le estaría demostrando a Asgard que Thor, el Alto Consejo, el rey y especialmente Thor, otra vez, lo habían sometido finalmente. Loki era demasiado orgulloso para permitir una humillación semejante.

Impaciente, Thor le acarició el cuello de la túnica para desabrochársela. Loki lo detuvo retirándole la mano.

-Yo puedo con esto – admitió, y lenta y sensualmente se desprendió los botones de la espalda.

Thor, más ardiente y experto en cuestiones de alcoba, terminó de desnudarse enseguida. Cuando sus botas fueron quitadas y arrojadas contra la pared, recién Loki se había deshecho de la túnica. Se quitó las calzas y luego las botas.

Una vez desnudos, el príncipe lo empujó con suavidad para que yaciera boca arriba en el colchón y volvió a devorarle los labios con otro fervoroso beso, mientras sus diestras manos de guerrero le acariciaban los muslos. Loki se acomodó con un respingo y sus dedos largos se deslizaron por la espalda de su consorte, dibujando los surcos que las heridas de guerra habían dejado allí. Desde mucho antes de rebelarse, a Loki le habían intrigado las cicatrices de Thor y ahora al palparlas, su lívido se despertaba.

Thor estaba fascinado con su esposo. La silueta esbelta de Loki y sus movimientos ágiles le recordaban la belleza y destreza de un felino. Sin embargo, aunque no tan trabajado como el suyo, el joven poseía un cuerpo envidiable. Sus muslos se sentían firmes y cálidos. El príncipe transportó sus manos a través de ellos hasta llegar a la ingle. Loki se arqueó y sus pupilas se dilataron.

De repente, sonaron dos golpes a la puerta.

-Su Alteza – se oyó una voz masculina -. El Rey y el Alto Consejo se hallan reunidos y exigen vuestra presencia.

Con un suspiro resignado, Loki rodó los ojos. Con más resignación aún, Thor bajó la cabeza, dejando que las puntas de su áurea cabellera rozaran el vientre desnudo de su consorte.

-Debes marcharte – reconoció Loki -. Enseguida.

Thor le sonrió con cariño y le dio un beso ligero en los labios antes de levantarse. Se vistió a toda prisa, esquivando los objetos arrojados por el piso, mientras que Loki permanecía boca arriba en la cama, contemplándolo.

-Regresaré pronto – prometió el príncipe, doblando y acomodando la capa sobre su brazo.

-Dudo que regreses pronto – contestó Loki con una mirada frustrada.

Thor le devolvió una sonrisa a modo de consuelo, y alzó Mjolnir. Abrió la puerta apenas para que los guardias no pudieran espiar hacia adentro, y se marchó.

Loki no tardó en darse cuenta de que su esposo lo había dejado sin vigilancia. Podía ser ésta su oportunidad de escapar de los cristales y usar su magia. Pero, en cambio, prefirió acomodarse de lado en el colchón y permaneció mirando la pared. Por primera vez desde que regresara, no tenía ganas de huir ni de destruir Asgard.

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El frustrado encuentro con Loki se le borró de la memoria, en cuanto Thor entró y vio los rostros adustos del Alto Consejo. Estaban los nueve de pie, divididos en grupos de cuatro y cinco, a cada lado de las escaleras, mientras que su padre se encontraba arriba sentado en el trono. Lógicamente la reunión extraordinaria se debía a la invasión sorpresiva.

El príncipe explicó cómo habían sido atacados y cómo se habían librado de los gigantes, sin nombrar la transformación de Loki. También las razones que los invasores habían aducido.

-El ex príncipe Loki fue el motivo – tomó la palabra uno de los consejeros y miró a los otros ocho, que asintieron condescendientes -. Para los jotuns, fue un genocida y regicida. Lo más desafortunado es que tienen razón.

Thor entrecerró los ojos como ranuras y apretó el martillo en su mano. Sin embargo, la mirada de cíclope de su padre, que lo estaba observando, bastó para que guardara silencio.

-Por la paz entre los reinos y la seguridad de Asgard – continuó el noble -, propongo que el Rey Odin, Padre de Todos, como máxima autoridad, entregue a Loki al pueblo de Jotunheim para que allí sea juzgado de acuerdo con sus leyes.

-¡Eso jamás! – estalló Thor, sin contenerse.

Los nueve le lanzaron miradas amonestantes. Otro consejero tomó la palabra.

-Joven príncipe, después del ataque de vuestro consorte a este pueblo, vuestro padre y rey hizo una tregua con el nuevo soberano. Una tregua que lleva tres años de paz y prosperidad para Asgard. No podemos perderla por una sola persona.

-Una persona que cometió crímenes contra tres reinos – añadió uno más -. Lo que Jotunheim reclama es justo. Asgard no puede permanecer indiferente.

-Entonces – amenazó Thor, echando fuego por los ojos -, que el Alto Consejo y el rey, aquí presentes, sepan que para entregar a Loki Odinson deberán pasar sobre mi cadáver.

Profundamente disgustados, los nueve dieron un respingo. Odin se levantó del trono.

-¡Paz! – exigió y su voz calló a todos. Con el único ojo, recorrió la sala y se posó directo en su hijo -. No nos hemos reunido para determinar si los jotuns tenían o no un motivo justo para invadirnos, sino cómo consiguieron burlar a Heimdall – volteó hacia los nobles a su derecha -. Ya no puede tratarse de un traidor asgardiano. No después de que se reconstruyó el puente y el Guardián lo vigila conmigo constantemente. Usaron otro portal, lo que significa que han recurrido a la ayuda de un ser más poderoso que ellos.

-Un portal creado con la magia de los elfos oscuros de Svartalfheim, ¿cierto, Majestad? – opinó Loki.

Asombrado, Thor volteó hacia la entrada. Allí estaba su esposo, que se acercó lentamente y se detuvo a su lado.

-Loki Odinson – llamó el rey con energía -. No se te había convocado a esta reunión.

-Majestad – contestó Loki. Se llevó la mano al pecho y se hincó de rodillas burlonamente -. No he sido formalmente convocado pero estáis discutiendo sobre mí – lanzó una mirada despectiva a los nobles y se puso de pie -. Al Alto Consejo claramente le molesta la inmunidad que el Sagrado Enlace de Oro me ha otorgado. No necesito de mi magia para saber que estuvieron discutiendo los términos para entregarme a los jotuns a cambio de la paz de Asgard – se volvió hacia Thor y le preguntó por lo bajo -. ¿Tengo razón, esposo mío?

-Venir fue un atrevimiento, Loki – murmuró Thor, indignado -. Desafiaste a tu rey y al Alto Consejo.

Con una sonrisa socarrona, Loki miró a Odin.

-Disculpad el desacato, Majestad y miembros del Alto Consejo. Vine a entregarme voluntariamente para asegurar la paz del reino.

Como en muy pocas ocasiones, los nueve quedaron perplejos e intercambiaron miradas.

Odin golpeó su báculo para restablecer el orden.

-No necesito tus imposiciones, Loki, hijo de Odin – reprochó el soberano -. No te moverás de este reino, aunque me temo que tu vigilancia no es tan estricta como yo había ordenado – y lanzó una mirada admonitoria a su primogénito -. Como lo has dicho, Svartalfheim está detrás de este ataque. Malekith quiere cobrarse venganza.

-Majestad – interrumpió Thor, con la mano en el pecho -. Si me autorizáis, me prepararé para viajar a Svartalfheim y . . .

-No – Odin no lo dejó terminar -. No aún. Además de la magia de los elfos, Malekith debió haber usado la fuente de otro reino, desconocida en el suyo, para crear el portal. Hasta que no sepamos más, Asgard no tomará ninguna acción.

Como guerrero nato que era, Thor se mordió los labios para no retrucar. En otra ocasión, hubiera desafiado a su rey y viajado a Svartalfheim, pero hoy reconocía lo sabio que era su padre y prefirió obedecerle.

Sin nada más que discutir, la reunión finalizó y todos se retiraron.

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-¿Malekith? – preguntó Fandral, maravillado -. ¿El rey de los elfos oscuros? ¿El soberano de Svartalfheim?

-El mismo – afirmó Thor y miró a sus cuatro amigos -. Mi padre sospecha que usó los poderes de otro reino para crear el portal.

-Si Svartalfheim si alió a Jotunheim, habrá guerra – consideró Volstagg, no muy agradecido. Le encantaba pelear pero no le gustaban los daños colaterales, como las pérdidas y el sufrimiento de inocentes -. ¿Qué fue exactamente lo que esos gigantes pedían?

-A Loki – contestó Thor con un suspiro -. Deseaban llevarlo a Jotunheim para juzgarlo.

-Aunque me duela admitirlo, los jotuns tienen razón – juzgó Sif -. Loki mató a muchos de ellos por puro placer, incluido su propio soberano.

Thor sintió que se encendía.

-Deben saber que Loki se presentó espontáneamente en la reunión y pidió ser entregado a cambio de la paz de Asgard.

-¿Qué hizo qué? – interrogó Hogun, incrédulo.

Los otros tres creyeron que Thor bromeaba.

-Hizo eso, amigos – confirmó el príncipe con un orgullo que a Sif le dolió reconocer -. Loki está cambiando.

-¡Por favor! – protestaron los cuatro.

-No seas ingenuo, Thor – añadió Fandral -. Loki es un mentiroso natural. ¿Recuerdas cuando Volstagg lo llamó el Príncipe del Engaño?

-No fui yo – se defendió el pelirrojo -. Fue Sif.

La guerrera se encogió de hombros.

-Me prometieron que me apoyarían, amigos – les recordó Thor, enojado -. Ven todo lo negativo en Loki. Pero ahora es mi esposo y el Sagrado Enlace no fue en vano.

-También prometimos que te vigilaríamos – rebatió Fandral -. Loki siempre te tuvo celos y no creo que un enlace, por más sagrado que sea, actúe con tanta rapidez.

-¿Te estás burlando del enlace que ofició mi madre? – exclamó el príncipe. Los cuatro le lanzaron miradas acusadoras -. No les pido mucho, solo que le den una oportunidad. Una vez Loki peleó a nuestro lado. Fue uno de los nuestros. Las circunstancias lo cambiaron pero aún hay esperanza en él.

En nombre de todos, Sif apoyó la mano sobre el hombro de su príncipe y le pidió con mucha suavidad.

-Sé realista, por favor. Estás tan enceguecido por salvarlo, que te sacrificaste y si crees que él algún día lo comprenderá . . .

-¡Basta! – estalló Thor, sacudiéndose -. ¡No me entienden! ¡Ustedes no lo conocen como yo!

Dio media vuelta y se marchó furioso. Sus amigos permanecieron en silencio.

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Desde el balcón de la inmensa terraza, Loki contemplada la ciudad. Desde aquella tremenda altura, que superaba a los edificios más altos de Asgard, podía vislumbrar el puente multicolor de Bifröst y el portal esférico. Los dos guardias lo vigilaban a pocos metros, con los cristales multicolores en las manos. Loki estaba convencido de que nadie había creído en su ofrecimiento. Ni el rey, ni los nobles, ni Thor. Quizás Thor sí porque a veces era demasiado ingenuo. Sin embargo, lo que desconocían todos era que el sacrificio había sido genuino. Loki sí había estado dispuesto a ser canjeado por la paz. Después de todo, odiaba Asgard y haberse convertido por imposición en consorte de su futuro soberano significaba una vergüenza para él. No dudaba que el ajusticiamiento de los jotuns hubiera sido cruel en extremo, pero también lo había sido la humillación a la que lo habían sometido obligándolo a enlazarse. Si se dejaba aprisionar en Jotunheim, podría olvidarse del matrimonio, de los asgardianos y de Thor especialmente. No entendía la mezcla de sentimientos encontrados que el príncipe le estaba provocando desde que él le pidiera que le hiciera el amor. Loki se lo había pedido porque al saberse un monstruo se había sentido vulnerable y necesitaba que alguien le probara que todavía era digno de ser amado.

Thor llegó a la terraza buscando a Loki. Los soldados lo saludaron y él caminó hacia el enorme balcón para detenerse junto a su esposo, que no se dignó a voltear hacia él.

-Fue valiente y estúpido lo que hiciste hoy – el príncipe rompió el silencio -. Muy valiente, Loki.

Loki sonrió para sus adentros. Eso significaba que Thor sí le había creído.

-Valentía y estupidez – contestó el joven con la mirada puesta en lontananza -. Recuerdo cuando esas dos cualidades te describían a la perfección.

-¿Sí? – bromeó el príncipe y lo miró -. ¿Cuáles cualidades consideras que me describirían ahora?

-Ingenuidad extrema y estupidez extrema – contestó Loki y los dos rieron.

-Te dejé solo, sin custodia – recordó Thor -. Sin embargo, no usaste tu magia.

Loki no respondió y siguió observando la ciudad. El príncipe le atrapó la barbilla y lo hizo girar para que lo mirara de frente. Thor necesitaba creer en su consorte. Los dos podían salir adelante juntos y hasta darle a Asgard un heredero. Pero además, necesitaba a Loki porque una oleada de sentimientos lo devoraba cada vez más. Esperanza, fe, convicción y amor, amor por Loki.

-Eres hermoso – le repitió Thor y trasportó los labios hacia los suyos.

Pero Loki volteó y se alejó de la terraza.

-Buenas noches, Thor – se despidió e hizo un gesto a su guardia para que lo acompañara.

El príncipe lo observó marcharse, mientras una sonrisa astuta nacía en sus labios. Cuando se alejaba, notó la manera en que Loki temblaba ligeramente, como si el beso rechazado lo estuviera perturbando.

No parecía más el frío Loki. Tal vez, sí estaba cambiando.


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Fuego Helado (Thorki)Where stories live. Discover now