Midgard

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Midgard

Era difícil sentirse amado cuando uno había creído toda su vida no haberlo sido. Eso le ocurría a Loki. Al principio notó que tras hacer el amor, Thor permanecía acariciándole el pelo o contemplándolo con una mirada de éxtasis que sobrepasaba la pasión que habían vivido instantes antes. Solía acariciarle el vientre, que una semana exacta después del anuncio había comenzado a crecerle, y terminaba besándolo suave y cariñosamente. Tampoco escatimaba momentos para decirle que lo amaba.

Primeramente Loki se sintió desbordado con estas demostraciones de afecto hasta que una noche, dos meses después del anuncio del niño, Thor cerró los ojos acostado a su lado. Loki se incorporó de costado, con el codo apoyado en la almohada y, fascinado, lo besó. Thor abrió los ojos con sorpresa porque no había sido el beso apasionado, antesala del acto sexual, sino el beso afectuoso de un esposo a su amado. Los dos simplemente se sonrieron sin decirse nada.

Otro día, terminada una ceremonia, volvían escoltados por los guardias y Loki le apretó la mano. Un gesto cariñoso que Thor devolvió presionándole el toque.

Ahora almorzaban y cenaban juntos. Por las tardes, los jardineros podían encontrarlos paseando entre los árboles del jardín real, que se asimilaba a un bosque, y conversando entre ellos. Por las noches dormían ya en el lecho de uno, ya en el lecho del otro y Loki, que se consideraba a sí mismo individualista y defensor de su espacio propio, más de una vez deseó que se mudaran juntos pero nunca dijo nada.

Thor siempre había admirado la inteligencia de Loki, pero antes, enceguecido por la soberbia, no había sabido apreciarlo como se lo merecía. Ahora que sobre sus hombros pesaba la responsabilidad de ser el próximo rey, se abría a su esposo y le comentaba asuntos de Estado que bajo la óptica de Loki, adquirían otro cariz. Sospechaba que Odin no estaría de acuerdo con tanta confianza hacia quien no hacía mucho se consideraba enemigo del reino pero a Thor poco le importaba. Así el joven antiguamente exiliado, hoy gozaba de la intimidad y confianza del príncipe y esto aumentó su autoestima y lo ayudó a mostrarse más abierto.

Frigga se encargó de preparar la nursery. El príncipe o princesa tendría a su disposición un equipo de niñeras, cocineros, guardias y doncellas. Sin embargo, Loki quiso que trasladaran la cuna a su alcoba y que ambientaran la nursery en una habitación aledaña a la suya. Más que contenta con esta demostración de instinto maternal, la reina dispuso que se siguieran las órdenes de su hijo y fue así como madre y retoño trabajaron juntos para preparar la recámara del bebé.

Sin llamarlo exactamente instinto maternal, Loki sintió que estaba cambiando. No solo su cuerpo se transformaba y desarrollaba, sino que su mente comenzó a centrarse en el nuevo ser que estaba albergando. Fue gradual. La primera vez que notó que el vientre le crecía al desnudarse frente a su esposo, se molestó. Estaba orgulloso de su agilidad y esbeltez y saber que en los próximos meses la incomodidad le ganaría, le provocó frustración y enojo. Thor no ayudó. Se sintió tan dichoso de verlo crecer, que saltó de la cama, le apoyó ambas manos sobre el estómago ligeramente abultado y al ver su expresión de descontento, comentó.

-Te quejas por siete meses de embarazo cuando en Midgard las mujeres soportan nueve.

Loki rodó los ojos y se sentó en el colchón, desconcertando a su consorte.

-Tienes que entender que estos cambios, en especial la transformación de mi cuerpo, me molestan – confesó el joven, muy serio -. Si vuelves a bromear, te mataré.

Thor soltó una carcajada, que se apagó cuando Loki se levantó, se calzó la túnica y abandonó la alcoba para no regresar en toda la noche.

Solo cuando el príncipe se disculpó a la mañana siguiente, aceptó volver.

Con el correr de los días, Loki sintió que el amor hacia su bebé aumentaba junto con su vientre. Primero fueron ganas de protegerlo, tomando las precauciones para que se desarrollara saludablemente y varias veces se encontró acariciándose el abdomen o apretándoselo de forma protectora. De a poco fue sintiendo afecto, mucho afecto, tanto por Thor como por el niño. Disfrutaba más que nunca pasar el tiempo con su esposo, no necesariamente teniendo relaciones, tan solo permaneciendo juntos.

Loki al fin experimentaba el significado de una familia y la advertencia de su madre "Recorriste muchos mundos buscando lo que anhelabas. Pero solo lo hallaste al regresar a casa," cobró sentido por completo.

La palabra Ragnarök seguía en el aire y nadie en la Corte se atrevía a pronunciarla en voz alta como si su sola mención desatara un maleficio. El peligro de Hela seguía latente y Loki se empeñó en investigar y mantenerse alerta.

Thor, por su parte, preparado para defender a su pueblo, estaba dispuesto a dar la vida por su familia. Con la llegada de un hijo, se volvió más protector, a veces asfixiante, y aunque Loki ahora comprendía que su protección efusiva significaba mucho cariño, tuvo que ponerle límites.

También estaba el tema del período de gestación. Los jotuns tenían un período de diez a once meses y Loki ya estaba resignándose a llevar un largo embarazo. Sin embargo, Frigga les explicó que el tiempo variaría de acuerdo al desarrollo del niño y aunque no tenía registros de gestaciones de híbridos, era probable que el bebé naciera en un promedio de siete a nueve meses.

Podría decirse que el joven matrimonio llevaba una vida tranquila.

Una mañana Thor estaba entrenando con Volstagg cuando un estruendo hizo temblar el suelo del campo. Enseguida entendieron que el ruido provenía de Bifrost y temiendo una invasión, ambos corrieron a los establos y salieron galopando por el puente multicolor. Varios soldados los secundaban.

En la entrada, el príncipe desmontó de un brinco con Mjolnir en alto. Se acercó con los demás a Heimdall y vio que sostenía a un hombre inconsciente, vestido con una armadura roja y dorada.

-¿Stark? – se preguntó Thor sin creérselas. Bajó el arma y se acercó a ayudar al guardián. Entre los dos depositaron al vengador sobre el piso de arco iris y el joven le quitó el casco para que respirara -. El aire de Asgard es similar al oxígeno de Midgard – explicó, más para sí mismo que para el resto.

-¿Este sujeto es un midgardiano? – preguntó Volstagg, que se les había acercado.

Thor asintió.

-Es amigo mío. Tony Stark, filántropo, millonario, playboy y en sus ratos libres se convierte en Ironman – explicó -. Ayúdenme, hay que llevarlo al palacio.

Heimdall lo miró directo a los ojos.

-Vino a pedir ayuda – le susurró -. Mis ojos no pudieron distinguir mucho pero algo extraño está aconteciendo en su reino.

Thor frunció el ceño y cargó al midgardiano en brazos. Lo acomodó en la montura, brincó él detrás y tras jalar las riendas, volteó el rumbo hacia el palacio. La comitiva lo siguió con más preguntas que respuestas.

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Había sufrido una descompensación por el viaje pero los sanadores supieron atenderlo y al cabo de algunos minutos, volvió en sí. Grande fue la sorpresa del locuaz Tony Stark cuando despertó en una cama asgardiana, desnudo y rodeado de hombres con túnicas extrañas, en una habitación del ala de la curación. Tal fue el asombro que se quedó literalmente sin palabras.

Thor se abrió paso entre los sanadores para llegar hasta el lecho.

-Dios mío – suspiró Tony a media voz cuando al fin vio un rostro amigo -. Temí que Jarvis hubiera errado las coordenadas y me hubiera enviado a cualquier otro mundo.

-¿Cómo llegaste hasta aquí? – interrogó Thor.

Tony observó a los sanadores y les sonrió amistosamente.

-Ellos – los señaló con cautela -. Ellos sólo. . .

-Te curaron, Tony – explicó el príncipe -. Son sanadores, médicos en Midgard. Llegaste desestabilizado por el viaje – notó que su amigo observaba su desnudez y añadió -. Tuvimos que quitarte el traje. Lo hice con un golpe de Mjolnir, pero la armadura no se arruinó y te permitirá regresar a tu casa.

-Perfecto – asintió Tony, más tranquilo -. Espera a que los otros sepan que me desnudaste con un golpe de tu martillo de la suerte. Mejor no – sacudió la cabeza -. Que no lo sepan nunca, será nuestro secreto – bufó, mientras acomodaba las ideas -. Banner diseñó este traje conmigo para que pudiera venir y junto con tu amada Jane y el doctor Selvig, crearon un portal tridimensional para traerme, no me preguntes qué hicieron para trazar el rumbo hasta aquí.

Thor sintió una punzada al oír la mención de su "amada Jane". La científica no significaba más que un recuerdo querido para él.

Justo en ese momento entró Loki, atraído por las noticias que corrían de la llegada de un extraño. Estaba vestido con una túnica verde holgada, que cubría su vientre de seis meses. Tanto él como Stark quedaron confundidos al verse cara a cara. Claro que Loki era un maestro engañando y lo disimuló detrás de un rostro de hielo, mientras que Tony no podía disimular el asombro.

-¡Este es Loki, tu hermano! – exclamó Stark -. El que casi destruye la Tierra con su ejército de extraterrestres. ¿Lo tienes suelto? ¿Acaso no iban a juzgarlo y darle una condena ejemplar? Mira que entre nosotros, después de que ustedes dos se fueron, apostamos qué castigo iba a recibir. Yo aposté la laceración hasta deformarle el cuerpo.

-Un placer volver a verlo, señor Stark – saludó Loki con toda su hipocresía -. La última vez que nos vimos me destruyó la espalda después de darme un tiro.

-Sí, claro – respondió Tony en el mismo tono -. Fue después de que me lanzaste por la ventana a mil metros de altura. Muchas gracias.

Thor decidió intervenir y estrechó a su esposo con un brazo protectoramente.

-Loki es mi consorte, Tony. Nos casamos al llegar a Asgard y hoy está esperando a mi hijo y futuro heredero del reino.

La expresión vacua del inteligente Tony Stark lo dijo todo.

Loki se apoyó una mano sobre el vientre y al ver que ninguno hablaba, intervino.

-¿Qué te trajo a Asgard?

Tony parpadeó.

-Thor, no puedes estar hablando en serio. ¿Te casaste con este demente? No sé qué idea tengan aquí de lo que es un castigo y admito que el matrimonio me suena como condena eterna pero. . . no sé . . . Esperaba ver a este sujeto encarcelado, desterrado, cualquier castigo convencional.

-Lo que se haya decidido en Asgard no es de tu incumbencia – cortó Thor, impaciente -. Ahora responde por qué viniste.

-La Tierra fue invadida, Thor – confesó Stark y su mirada de desaliento explicó lo complicado que pintaba el asunto -. La ciudad de Nueva York para ser precisos. Las fuerzas de seguridad, la guardia civil, el ejército, todo fue inútil. Nosotros, los Vengadores, intervinimos pero no pudimos conseguir mucho y tuvimos que retirarnos. Natascha, Clint y Steven permanecieron peleando. Bruce y yo, con la ayuda de Jane y del doctor Selvig, regresamos a SHIELD para buscar la manera de llamarte.

-¿Qué clase de invasión? – interrogó el príncipe.

Tony pensó antes de responder.

-Digamos que eran una especie de duendes oscuros, parecidos a los orcos del Señor de los Anillos – miró a todos y sonrió -. Dudo que sepan de lo que hablo. Pero el líder, un hechicero bastante detestable por cierto, se presentó como viejo conocido tuyo. Allí fue cuando Nick nos ordenó que te buscáramos. El mago se llamaba. . .

-Malekith, el maldito – contestó Thor y con Loki intercambiaron miradas -. ¿Cuándo ocurrió todo esto?

-Tomando en cuenta que Banner trabajó sin descanso y rediseñó mi traje en catorce horas, más el tiempo que me llevó teletransportarme – sumó con los dedos -. Yo diría que unos tres días.

-Tengo que avisar a padre para que convoque a una reunión – miró a Loki -. Debo viajar a Midgard.

-No es buena idea – replicó Loki -. Malekith te tendió una trampa, atacó Midgard para que fueras, es su plan.

-Midgard está bajo mi protección – respondió Thor cortante, lo liberó y abandonó el ala a las zancadas.

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Odin entrecerró el único ojo y golpeó el cetro contra el piso.

-Malekith, el maldito, nos ha puesto en una encrucijada. Si te autorizo a partir a Midgard, te estaré dirigiendo directo a su trampa, pero si permaneces en Asgard, faltarás a tu promesa de brindar protección a ese reino – observó a los nueve consejeros, que permanecían adustos y callados -. La decisión es tuya, hijo mío.

Thor se mantenía arrodillado en presencia de su padre. Se puso de pie y con el puño contra el pecho, respondió decidido.

-Partiré a Midgard para defenderla.

El Padre de Todos asintió.

-Tenemos una ventaja, sabemos que te diriges a su trampa por lo tanto estarás atento y preparado. Aunque – hizo silencio – Malekith sabe que viajas conociendo tu destino.

-Sabré cuidarme, padre – replicó Thor. Carraspeó para dirigirse formalmente a su soberano -. Odin, Padre de Todos, solicito vuestra permiso para viajar a Midgard y defenderla.

-Te autorizo el viaje – respondió el rey y sorpresivamente se puso de pie y bajó del trono. Llegó hasta su hijo, apoyó las manos sobre sus hombros y lo abrazó -. Cuídate y regresa sano y salvo.

Thor quedó pasmado porque por lo general, su padre no era afectuoso.

-Estaré pronto de regreso contigo, con madre y con Loki.

Odin lo liberó para que se retirara y le entregó discretamente una bolsita cerrada en la mano.

El joven entendió perfectamente de qué se trataba. Acto seguido, hizo una reverencia a su soberano, saludó a los nobles con la mirada, y se marchó, presto a prepararse para el viaje.

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Loki no estaba de acuerdo. Reconocía que si Thor daba su palabra, arriesgaría su vida con tal de cumplirla pero ahora que tenía una familia, pensar que una promesa podría resultar más importante que él y el bebé le provocó celos. Por supuesto, que su orgullo le impidió hacer comentarios directos y solo mostró su displicencia, sentándose elegantemente en un sillón, mientras su marido se alistaba para partir.

Thor no era tan tonto para no notar que se sentía incómodo y en un momento, dejó de lado los preparativos y se acercó para abrazarlo por la espalda.

-Sabes que sé cuidarme – le aseguró, mientras le masajeaba el cuello. Por el peso del vientre, Loki solía sufrir dolores de espalda y esos masajes lo reconfortaban -. Conozco las intenciones de Malekith y no permitiré que se salga con la suya.

-¿Qué hay de Jane Foster?

Thor dejó de masajearlo, sorprendido por la pregunta.

-¿Sientes celos de Jane Foster?

-Estás casado conmigo y te encontrarás con ella – contestó Loki seriamente -. Soy una persona orgullosa, Thor Odinson. Si me traicionas o humillas en Midgard, no responderé de mis actos.

-Jane no significa más que una amiga para mí – replicó el príncipe ofendido -. ¿Cuántas veces te he repetido que te amo? ¡Solo a ti! – se apartó y comenzó a caminar en círculos -. Me ofendes, Loki. ¿Qué clase de persona crees que soy? ¿Un embustero? ¡No estoy enamorado de Jane Foster!

-Pero ella sí lo está de ti – rebatió Loki e, imperturbable, se puso de pie -. Viste la cara de Stark cuando le contaste que estábamos enlazados. ¿Cómo crees que se lo tomará esa mujer?

Thor sacudió la cabeza. Los celos de su consorte lo superaban pero también hablaban del amor intenso que le tenía, un amor que Loki no sabía demostrar con palabras y usaba esta clase de gestos. Si algo había aprendido de los hombres enamorados en Midgard, era la vena melodramática con la que se entregaban a sus mujeres, y por eso se acercó a su esposo, se arrodilló a su lado y mientras que Loki lo miraba con extrañeza, le apoyó los dedos sobre el vientre, le tomó una mano y se la llevó a la boca.

-No hay Jane Foster, ni mujer, ni criatura en los Nueve Reinos ni más allá de ellos que puedan hacer que deje de amarte. Sólo te amo a ti, Loki, a ti y a nadie más. Viajaré a Midgard a vencer a Malekith y voy a cuidarme. ¿Sabes por qué? Porque quiero volver a acariciarte, a hacerte el amor y a estar contigo para siempre – se puso de pie y lo besó intensamente -. ¿Confías en mí?

Loki asintió sobrecogido por el gesto.

Thor le acarició el vientre. La criatura se movió cual mariposa aleteando y los dos sonrieron.

-Adiós – murmuró el príncipe.

Loki lo besó de cuenta nueva y con un asentimiento le dio su venia para que partiera.

-Cuídate Thor – fueron sus palabras de despedida.

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Thor decidió que si utilizaban el puente con Tony abrazado a él, llegarían a Midgard en cuestión de segundos. Tony deseó con todo su corazón que Bruce hubiera estado con ellos para que le asegurara que el viaje no alteraría ni una sola molécula de su atesorado cuerpo, pero no le quedó más opción que dejarse transportar.

Con la autorización de Heimdall, ambos vengadores se ubicaron para ser teletransportados.

-Antes de que nos marchemos – murmuró Tony al oído de su amigo, mientras observaba con recelo cómo Heimdall se acercaba para introducir la espada en el sitial -. En el caso de que los átomos de mi organismo sufran alteraciones o algo peor durante el viaje y ya no pueda hablarte, quiero que sepas que tu casamiento con nuestro enemigo número uno me parece una real estupidez, digno de una mente infradotada, pero tengo que reconocer que se nota que ustedes dos están enamorados.

Thor lo miró interrogante.

-Lo miras como si fueras a devorarlo con los ojos, amigo – continuó explicando el multimillonario -. Y él, cuando se tranquilizó después de discutir conmigo, se notaba a las claras que no veía a otra persona en esa habitación más que a ti. Tengo que reconocer que en la Tierra Loki se comportó como un hijo de su asgardiana madre pero te ama, se le nota en la atención que te pone y en la forma en que te mira. Espera – le hizo una seña a Heimdall -. Antes de viajar tengo que colocarme esto – apretó un botón y el casco le cubrió el rostro -. Ahora sí, amigo dorado – autorizó con el pulgar hacia arriba.

Thor lo abrazó con fuerza y observó al guardián centrar la espada, mientras pensaba que ni siquiera al egoísta de Tony Stark se le había pasado por alto el amor que Loki le tenía. Esto le dio más confianza para vencer pronto a Malekith y regresar con su familia.

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Fuego Helado (Thorki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora