𝘁𝗵𝗿𝗲𝗲. 𝗺𝗼𝗻𝘀𝘁𝗲𝗿𝘀

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Enero 1994

«Toujours pur» era el lema de la familia Black desde hacía decenas de generaciones. Significaba siempre puro, algo que se tomaban a rajatabla. Pero, por mucho que quisieran declarar su sangre como la más pura, estaba más podrida que la de cualquier muggle.

Eran monstruos. Hacían todo lo posible por continuar su linaje, llegando a horripilantes límites y cruzando la raya de la locura. Aquila lo sabía, era consciente de lo que su familia hacía. Ellos pretendían transformarla en uno más.

Sin embargo, existen distintos tipos de monstruos. Ariadna, la hermana pequeña de Aquila, sacaba su bestia al exterior sin tapujos. Le gustaba. Aquila había escuchando a su padre comentar lo parecida que Ariadna era a su tía Bellatrix y a su otro tío Perseus. Ambos estaban encarcelados en Azkaban, así que podía imaginar por qué lo decía.

Pero Aquila no era una de esas bestias gigantes y con colmillos de hierro que asustan a todos a su paso. Aquila era otra clase de monstruo. Uno hermoso, terriblemente engañoso, que te prometía un amor duradero y bonito, y luego te lo robaba.

La habían educado para aprender que ella no era inferior, que tenía el poder. Querían que Aquila se transformara en una monstruosa criatura que acechaba por la noche, buscando a sus presas y atrayéndolas a sus redes para devorarlas. Y ella estaba dispuesta a ceder y darles lo que querían. Era una loba a quien habían enseñado a llevar un perfecto disfraz de cordero.

Ella fue capaz de abandonar sus deseos, se dejó mangonear y programar con unos ideales, al gusto de sus padres. Aquila era una niña buena en un mundo de adultos, y solo quería que no le hicieran daño alguno.

Parecía que la querrían más si mataba a su presa por ellos. No se daban cuenta de que, a ese paso, Aquila iba dejando de ser la cazadora, transformándose en su propia presa.

No tenía muchos amigos de verdad, o al menos eso pensaba ella. Había, sin embargo, una excepción; Camille Avery, una chica rubia y atractiva a la que nunca deberías hacer enfadar.

Puede que ella fuera la única Slytherin verdaderamente cercana a Aquila. Creía que pocos podrían entender cómo se sentía, tratando de darlo todo por su imagen. En realidad, gran parte de sus compañeros de casa se encontraban en una situación parecida.

«No te relaciones con sangre sucias, jamás».

«Deja atrás a los traidores a la sangre».

«Consigue ser prefecta y vuelve a casa con buenas notas».

—No me gusta todo el tiempo que pasas con ese Diggory.

Las palabras de su padre se clavaron como dardos envenenados en el corazón de Aquila. Su madre, a su lado, asintió de acuerdo.

—Cedric es sangre pura, padre.

—Los Diggory son unos traidores. Todos unos inútiles. Deberías saberlo ya.

En ocasiones, Aquila no reconocía a su propio padre. Eridanus Black nunca había estado tan lleno de odio, pero el tiempo pasaba factura, más cuando intentaban arrebatar cada rastro de alegría.

Ella quería hacerle caso, demostrarle que valía la pena como hija. No le gustaba que pensaran que era una niña débil, que no servía como miembro de su noble y ancestral familia. Por esa razón, se calló. No dijo nada, porque si abría la boca nada bueno saldría de ella. Su padre la había avisado, y no podía desafiarle.

Pero Aquila no pensaba dejar de ver a Cedric. Él era una de las únicas personas de verdad en su mundo lleno de caras falsas y movidas por intereses.

Alguien no puede simplemente deshacerse de su propia felicidad, y Aquila no pensaba permitir que sus padres le arrebataran tan fácilmente a la persona que más le producía tal alegría.

Aquila, con Cedric, se sentía libre, podía ser ella misma. No era Aquila Black, la mayor de sus primos, la heredera de su Casa. Solo eran Aquila y Cedric, ellos dos contra el dichoso mundo, listos para combatir a su destino.



cuál es vuestra casa de Hogwarts? yo soy Hufflepuff <3

so mañana resubiré los próximos 3 capítulos :) un beso y gracias por leer

FINDING OUR STARS², cedric diggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora