15.

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—¡¿Quién fue?!

—¿Qué?

—¡No me mientas, maple! —lanzó la camiseta de su maplecito al suelo—. Ahí está la evidencia.

—Mexique... ¿De qué hablas?

—Maple... —sus ojos ardieron—. ¿Quién?

—Mexique...

—¿Con qué cabrón me engañas?

Canadá quedó en silencio unos minutos, impresionado por esas lágrimas que de pronto mojaron el rostro de su taquito.

—Yo no te engaño.

—¡Eso dicen todos! Bien decía mi mamá. No confíes en los gringos porque pareces santos y están bien buenos, pero no te convienen.

—Mexique. ¿Por qué crees que te engaño?

Entonces México agarró la camiseta y buscó desesperado la maldita mancha. Una mancha roja de labial...

—¡Y con una mujer!

—Mi amor....

—¡Mi amor nada! ¡Dime quién es porque la arrastro!

—Mexique —se acercó con sigilo— escúchame.

—Yo te amo, puto infiel.

—¡Mexique! —lo sostuvo de los hombros—, ¡el labial es mío y la marca la dejaste tú!

—¿Qué?

—¡Recuerdas el juego de roles de la otra vez!

—¿Eh?

—No lavé la ropa y por eso está ahí... Yo nunca te engañaría. ¡Debes creerme!

Entonces México se puso a pensar... Y sí. Se acordó... De todo. Y sí estuvo chido.... Y no pudo caminar al siguiente día.

—Oh.

—Mexique —hizo una mueca—. No desconfíes de mí.

—Perdón, maple... Me excedí.

Canadá suspiró, negó y abrazó a su novio. No le gustaba pelear, así que olvidaría ese incidente. Solo lo besaría un rato, hasta que ambos se calmaran.

Pero no volvería a dejar ropa sucia de nuevo.

Nubes [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora