21.

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—Hay veces que desearía ser humano.

—¿Por qué?

—Porque de ese modo, no tendría que ver a los que amo, irse para siempre.

Mientras caminaban por un sendero del bosque, México logró que Canadá se abriera con él, le platicara el motivo de esas dolorosas lágrimas.

Se enteró que a pesar de todas las prohibiciones que los regían, aquel canadiense se había enamorado de una humana, una mortal, por así decirlo. Logró mantener todo en secreto, de tal forma que solo su hermano sabía de su gran aventura. Pero todo tenía un fin... y fue por eso que Canadá lloraba.

—Lo siento.

—Tranquilo —sonrió con sutileza—, fui muy feliz mientras duró.

—¿Estuviste mucho tiempo con ella?

—Hasta que sus manos temblaron y cada día se le hizo dificultoso —sonrió con nostalgia—, me sonrió incluso en el último momento.

—No puedo siquiera imaginar tu dolor, chico maple.

—Por favor, guarda el secreto.

México no quiso ahondar mucho en el asunto, pero dejó que Canadá le contara sobre aquella desconocida que se había ido a un lugar mejor, vio en esos ojos un brillo lleno de dulzura y felicidad, escuchó atentamente el gran amor que se profesó. Y suspiró, porque hasta él sintió ese lazo fuerte que dejó de existir.

—Cuando amas a alguien, no importa lo demás —Canadá rio bajito—, y aunque duele... creo que lo volveré a hacer.

—¿Estás seguro?

—Amar es un riesgo, Mexique... Y me gustan los riesgos.

—Sinceramente no creo poder enamorarme, así como tú.

—Quién sabe... Tal vez algún día puedas darlo todo, anhelos, sueños, deseos, devoción por alguien que te entregue lo mismo.

Canadá amaba con todo, tal vez dando un poco más cada vez. México se enamoró de ese brillo y añoranza, de esa felicidad y esa tristeza.

Y cuando menos lo pensó, estaba armando una fantasía donde esa sonrisa dulce era dedicada para él.

Desde entonces disfrutaba estar cerca de ese canadiense, alimentando un platónico que se transformó en amor palpable.

Nubes [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora