~Capítulo 16~

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Hacer magia definitivamente no era como Addie lo había imaginado

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Hacer magia definitivamente no era como Addie lo había imaginado.

A decir verdad, antes, cuando le mencionaban la palabra "magia", simplemente pensaba en una varita mágica, en algunas películas y en cosas fantásticas. Pero cuando Hyrod se acercó y colgó el frasquito alrededor de su cuello con ayuda de un cordel supo que no sería así como lo imaginaba ni tan fácil como Hyrod y los otros lo hacían ver.

Y aun así sonrió con entusiasmo, y si era sincera podía seguir sintiendo la leve tristeza de perder su peluche de animal. Pues a fin de cuentas, había representando muchas cosas para ella.

—¿Qué es lo que sigue? —preguntó ella, alzando la mirada tras contemplar en silencio por varios minutos aquel frasquito tan hipnotizante y encantador.

—Antes te hablaré un poco más sobre el concepto de magia —respondió Hyrod, tomándola de la muñeca y haciendo que suavemente se sentara sobre el césped—, para que puedas sentirte un poco más... conectada

—De acuerdo.

—La magia es algo mental, realmente depende mucho de cuanto lo desees y cuanto te esfuerces. Su poder se relaciona mucho con nuestro pasado, con el amor y nuestra inocencia. Suena muy empalagoso cuando lo expongo así... Pero lo es.

—No suena empalagoso, suena bonito —interrumpió Addie, menguando su sonrisa.

Hyrod se encogió de hombros y continuó.

—Y no es algo que logres en días. A veces, toma años y años de práctica, a unos se les facilita más que a otros, y pese a que existen personas que viven bajo la creencia que la edad es un factor importante, yo no lo creo así. Por eso dije que te enseñaría, y cumpliré mi palabra.

Addie asintió lentamente, y de nuevo bajo su mirada hacia el frasco, convenciendose que su decisión no había sido mala, y que era una gran forma de sentirse parte del equipo.

—¿Y haré algo para probar que funcione? —cuestionó, sin estar segura realmente. Era cuestión de la mente, había dicho Hyrod, pero no había hablado sobre algo práctico o de instrucciones claras. A pesar de ser una niña, Addie era buena siguiendo instrucciones, quizá a eso se debía que algunos profesores le tuvieran mucha estima.

Hyrod titubeó.

—Ah, puedes intentar, no sé, ¿mover algo con la mente? —soltó un suspiro un tanto frustrado y sacudió la cabeza—. Te seré sincero, soy un pésimo profesor.

—Ya lo noté —comentó Addie, riendo entre dientes con diversión.

—Es sólo que el mío, el hombre que me enseñó que era prácticamente un padre para mí, no se fue a las prácticas inmediatas, pasó años haciéndome leer aburridos libros sobre teorías. Así que realmente no sé demasiado a la hora de ponerlo en acción, o al menos no como explicarlo.

Addie Bagler Y La Maldición Del Sueño © #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora