~Capítulo 18~

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Addie y los demás salieron de debajo del aquel puente que poseía un sospechoso olor a humedad, y con cuidado volvieron a colocarse sus capas encima, saliendo de ahí con paso certero y veloz

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Addie y los demás salieron de debajo del aquel puente que poseía un sospechoso olor a humedad, y con cuidado volvieron a colocarse sus capas encima, saliendo de ahí con paso certero y veloz.

Addie iba al lado de Kasla, sin atreverse a tomarla de la mano y provocar que su capucha se cayera de su cabeza por el movimiento, intentando que sus zancadas fueran más largas y andando con dificultad gracias a lo mismo, asimilando un poco su andar al de su perro.

Las calles volvieron a abrirse en su campo de visión, con más distancia entre ellas y con menos transeúntes merodeando alrededor. Addie prestó menos atención a los detalles del lugar y se dedicó a caminar, cabizbaja, observando el piso y ocultando su rostro a los curiosos.

Creyó que por fin se habían desecho de los guardias y el pensamiento perduró en su mente un buen rato a la vez que seguían andando por las calles.

El clima era oscuro y un poco frío para ser de mañana, el sol había optado por esconderse y el viento hacía ondear su capa con cierta fuerza.

Nadie los molestó y Addie tuvo que admitir en su mente que el que nadie lo hiciera le resultó algo nuevo y hasta extraño. Pero no pasó más de una hora cuando se dio cuenta que eso no iba a durar, y esto lo confirmó cuando sintió que una extraña presencia los estaba siguiendo, una sensación que sentía justo en su nuca y en la boca de su estómago, y supuso que quizá era una cosa de magia.

—Kasla —murmuró con voz trémula hacia la chica—. Alguien nos está siguiendo.

Ella no respondió, y en su lugar miró sobre su hombro con suma discreción, muy apenas girando el cuello. Volvió su cabeza al frente y masculló con fastidio:

—Tienes razón.

Fue lo único que dijo y sin embargo, no hizo nada al respecto, y si lo hizo Addie no estuvo enterada de ello. Pasaron por otras calles más y al final Kasla se detuvo, tomando el brazo de Hyrod y Layson frente a ella para que la imitaran. Ellos lo hicieron, y todos los cuatro se quedaron inmóviles y quietos por unos segundos.

—Alguien nos sigue, tenemos que dividirnos —indicó Kasla en voz baja para que sólo ellos pudieran escucharla.

—¿Qué? No. —interrumpió Addie, frunciendo el ceño en ademán molesto—. Ya nos separamos y eso no salió bien.

—No está a discusión —replicó la chica, mirándola de soslayo en advertencia—. Vienes conmigo y Hyrod con Layson, sólo nos separaremos unas calles y nos volveremos a reunir, sólo para asegurarnos que siga a uno de los grupos y si nos atrapan no sean a todos, nada de qué preocuparse.

Addie presentía que eso no era del todo cierto —aun tenía el eco del recuerdo de los guardias que casi los atrapaban, y el eco del recuerdo de que lo habrían hecho de no ser por ella y su explosión de magia inexplicable—, pero sin tener más alternativa u opción, asintió pesadamente con la cabeza, y enroscó su brazo en el de Kasla. Ella sonrió a medias y en el momento en que los chicos cambiaron su rumbo, ellas también lo hicieron, tomando la calle a mano derecha y caminando tranquilamente sin levantar sospechas.

Addie Bagler Y La Maldición Del Sueño © #1 [COMPLETA]Where stories live. Discover now