~Capítulo 19~

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Los cuatro jóvenes se adentraron hacia aquel lugar, caminando en su interior con pasos lentos y mirando su alrededor, siendo cautelosos y desconfiados

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Los cuatro jóvenes se adentraron hacia aquel lugar, caminando en su interior con pasos lentos y mirando su alrededor, siendo cautelosos y desconfiados. Addie llevó su mano hacia el frasquito colgado en su cuello, y lo acarició con sus dedos, añorando en silencio y vagamente su jirafa de peluche.

Miraba hacia el suelo y no dejaba de sentir una sensación de vértigo en la boca de su estómago, un poco más y todo acabaría. Por una razón desconocida este pensamiento la hizo fruncir el ceño.

La cueva, por fortuna, seguía un sólo camino y no se desviaba a otros más, continuaron andando por otro par de largos y eternos minutos que sólo la hicieron sentir más ansiosa. Llegaron por fin a un lugar donde el pasillo que habían estado siguiendo se extendía y se convertía en un espacioso e iluminado lugar, donde reposaba un pequeño y luminoso lago de agua cristalina que parecía estar fuera de lugar en aquel tétrico y oscuro sitio.

Addie escudriñó con la mirada su alrededor, con curiosidad e interés. El lago parecía brillar por cuenta propia y el sólo hecho de observarlo le podría hacer darse cuenta a una persona común y corriente que se trataba de magia.

—Los he esperado —habló de pronto una ronca voz a sus espaldas, y ella junto con Kasla, Layson y Hyrod se giraron de golpe al oírla—. Bueno, a ustedes no realmente, sólo a Addie.

Ella abrió los ojos como platos cuando cayó en la cuenta de quién era la persona que hablaba frente a ellos.

—E-eres tú —balbuceó, con sus cejas fruncidas en confusión.

Era el hombre de la voz, que había acechado sus sueños y que los había seguido en Tegharlet.

—¿Lo conoces, Addie? —cuestionó Kasla a su lado, dedicándole una mirada aún más confundida, pero ella (cambiando el rol esta vez) no respondió, dando un paso al frente en su lugar y sin apartar su mirada del hombre de cabellos cenizos.

—Eres el hechicero —aseguró y de los labios de él tiró una sonrisa torcida.

—Soy muchas cosas, pero sí. Soy quién han estado buscando todo este tiempo.

—¡Pero si apareciste en Tegharlet! También en mis sueños. Si sabías que te buscábamos —Su voz se quebró, y Addie tuvo que detenerse unos segundos antes de continuar—, ¿por qué no nos ayudaste antes?

—¿Lo has visto en tus sueños? —saltó Layson, mirándola como si de pronto le hubiera crecido una segunda cabeza—, ¿no se te ocurrió mencionar ese pequeño detalle?

—No era importante —alegó Addie, usando las mismas palabras que Kasla había usado con ella. La chica pareció reconocerlas y arrugó el entrecejo, sólo que se abstuvo de añadir algo más. Addie suspiró y acarició con más fuerza el frasco colgado a su cuello en un ademán frustrado—. No es importante tampoco ahora. No me importa nada, sólo quiero que nos digas cómo romper la maldición y yo pueda volver a casa, ¿por qué es mucho pedir?

Addie Bagler Y La Maldición Del Sueño © #1 [COMPLETA]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon