2.

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Una semana después.

—Bien, por petición de tu maestra, se te ha otorgado la oportunidad de presentar el examen de graduación a estas alturas del año, si lo pasas, la siguiente semana estarás entrenando con lo genin que lo presentaron a tiempo, ¿Está claro?

—El hecho de que tenga seis años, no significa que sea tonta, te estoy entendiendo perfectamente, no tienes porqué hablar lento —le recriminó la niña a uno de sus examinadores, este se sonrojo.

*¡Pero sí es digna hija de Haruka!* Se quejó.

—Ya, ya, no la molestes, estamos ante una damita muy lista, entonces, ¿Preparada? —pregunto el otro examinador con un tono infantil, lo que aumento la molestia de Juuri.

—¡Oye! Ya lo dije, tengo seis, no tres, no me hablen ni me traten como una bebé, en lugar de perder mi tiempo, díganme qué tengo que hacer —les indicó, era muy obvio a estas alturas la incomodidad de todos en el salón.

—Bueno, ya que tu maestra te ha hecho los exámenes de equivalencia para las kunoichi, a nosotros nos queda evaluar tus técnicas en cuanto a tus jutsus, queremos que hagas el jutsu de sustitución, por favor, te tendrás que transformar en cada uno de nosotros, y sin ilusiones, por favor —pidió el primero, ella se encogió de hombros mientras se preparaba.

Concentrándose, rápidamente ejecutó los movimientos para hacer su primera transformación, en un instante, uno de los examinadores tenía a su replica delante de él, obviamente quedaron sorprendidos, en pocos segundos quitó esa apariencia, pero en lugar de volver a ser la niña castaña, se transformó en el otro evaluador.

—¡Sorprendente! Tienes un gran dominio de chakra, vaya...

—No encuentro nada para no aprobarte, niños más grandes que tú no pasan esta prueba a la primera —la felicito el otro.

Con un gesto que denotaba cansancio, pero no físico, sino emocional, la niña volvió a ser niña y se cruzó de brazos.

—¿Y bien? —preguntó deteniendo la ola de halagos.

—¡Estás graduada! —gritaron en respuesta y le tendieron una banda, ella la tomó mientras la miraba.

—¿Dónde me la puedo poner? —pregunto.

—Lo tradicional es en la frente, pero hasta que no seas un chunin, puedes llevarla donde quieras —respondió el segundo, ella asintió.

—Bien —respondió y sin más se la ató a la cintura—, gracias por todo, ah, y yo tendría cuidado con la serpiente del escritorio —añadió mientras salía.

Apenas cerró la puerta, escuchó el grito de los evaluadores, a modo de venganza por tantos rodeos y perdida de tiempo, les había dejado una bella serpiente ilusoria en el escritorio, la ilusión desaparecía en cuanto los "mordía", pero a juzgar por los ruidos que hacían, los evaluadores trataban de matarla.

—Inútiles —murmuró y salió del edificio, llevándose a su ilusión con ella.

—¿Esa niña es la hija tierna y dulce de Rumiko y Haruka? —pregunto el primero que le había hablado mientras recuperaba el aliento.

—Es que ha cambiado, pero no pensaba que tanto, no parece de seis, es más madura, casi como aquel chico Hatake —reflexiono el otro—. Son dos niños que se convertirán en grandes ninjas, sería genial que pudiesen estar en el mismo equipo de genins, pero no lo creo, ambos son líderes natos, habría una colisión en vez de una unidad.

—Sería divertido ver qué Kakashi le ponga un alto a Juuri, pero no creo que suceda, a no ser que presenten al mismo tiempo el examen de nivel medio, hay muy pocos posibilidades de que se enfrenten.

—Ya veremos qué sucede —finalizo este mientras ordenaba el salón de clases arruinado por la víbora imaginaria.





—Estoy en casa —anunció la niña cuando llegó a la mansión Sasaki, sus abuelos estaban tomando el té.

—¿Cómo te fue, Juuri? —preguntó su abuela mientras le ofrecía una taza, ella se sentó a su lado.

—Pasé —respondió y tomó la taza de té.

—La llevas donde tu madre —observo su abuelo viendo la banda de la chica, ella asintió.

—Hablando de ellos... Quisiera ir y presentarle mis respetos a su tumba, ¿Puedo? —preguntó, ellos asintieron.

Apenas terminó su taza de té, volvió a salir de casa, pero esta vez se dirigió al campo abierto, donde estaba la piedra que honraba a los ninjas caídos en combate, la tumba en la cual los nombres de sus padres estaban tallados, no era donde estaban sus cuerpos, claro, ya que habían muerto en misión, se habían desecho de sus cadáveres.

En cuanto estuvo ahí, se sentó y puso las flores y un poco de incienso, pasaron un par de horas para que se levantara y se fuera de ahí, sin embargo, en su camino de regreso a casa, mientras aún estaba en el bosque, sintió una presencia.

—¿Quién está ahí? —preguntó mientras tomaba una kunai de su bolsillo.

No hubo respuesta.

Rápidamente comenzó a escanear el lugar, percibía un chakra, pero estaba muy escondido.

—Te puedo sentir, aunque no te vea, sé que estás aquí —dijo muy confiada, cualquier otra niña habría huido, pero ella quería pelear.

—Vete, estás arruinando mi entrenamiento —la reprendió la voz de un niño.

—¿Qué yo qué?

—Apestas el lugar con tu aroma a lavanda, mejor vete a otro sitio —insistió.

Juuri no podía ver dónde estaba y, a causa del eco del bosque, tampoco oía desde donde hablaba, así que siguió caminando, esperando tener una mejor visión del misterioso niño.

—Huele bien porque me he dado un baño, ¿Lo has probado o solo el molestar a las niñas en los bosques?

—¿Y tú has probado usar la banda bien? Es una deshonra que un genin no la porte como es debido —le recriminó, con lo cual solo la logró enfadar más.

—¡¿Dónde estás escondido?! Te advierto que si no sales, te haré salir —le amenazó, sin embargo no obtuvo respuesta.

Cuando iba a brincar hacia un árbol, vio una sombra moverse muy rápido y alejarse, era pequeña, así que confirmó que era un niño de su edad, pero a causa de la oscuridad, no pudo ver nada más.

—Sé que te volveré a ver y no te vas a librar de mí —amenazó la niña y salió del bosque.

La Ninja Lobo de KonohaWhere stories live. Discover now