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—Bien, ya me voy —avisó Juuri a sus abuelos.

Hoy era su primer día de entrenamiento ninja oficial.

—¿Ya llevas dinero para tu almuerzo? —le preguntó su abuelo, ella asintió y palmeo sus bolsillos.

—¿Quieres que te acompañe, Juuri?

—No, abuela, estoy bien... En fin, ya me voy —repitió mientras caminaba hacia la salida.

Estaba usando su atuendo usual, un vestido color granate que le llegaba a la altura de los muslos y tenía aberturas a sus costados, debajo llevaba un pantalón negro muy corto que le llegaba a la altura de las rodillas, como toque final, se había atado la mitad del cabello y la otra mitad lo llevaba suelto, con un pequeño flequillo de lado. Al caminar por la calle, debido a su aura adorable, muchas personas se giraban y la veían, pero rápidamente su mirada pasaba de la ternura al asombro, debido a la banda que estaba en su cintura.

Pero eso era lo que menos podría importarle a Juuri, casi con molestia avanzaba, de cierto modo, estaba acostumbrada a que la miraran, cuando sus padres murieron, ella tenía tres años y hubo muchas miradas, todas la veían con lástima, lo que la había obligado a actuar poniendo defensas a su alrededor, con forme fue creciendo, las miradas siguieron, pero esta vez para compararla con sus padres y aunque le gustara, a veces le molestaba, pues sentía que seguía siendo solo la hija de Rumiko y Haruka, siendo que debía de ser al revés, ellos los padres de Juuri Sasaki.

No tardó mucho tiempo en llegar al edificio donde se entrenaban a los genin, con paso seguro, avanzó y atravesó las puertas del lugar, en poco tiempo, tras seguir las indicaciones de los ninjas encargados, llegó a su nuevo salón, el cual estaba abarrotado de niños de todas edades.

La incomodidad era evidente en su cara, no estaba acostumbrada a trabajar en equipo, mucho menos a convivir con personas de su edad, así que pasó ignorando a casi todos, hasta que un tipo grande se puso delante de ella.

—Hey, esta no es la escuela de kunoichis, mejor vete, niñita —le dijo, a lo que ella se cruzó de brazos.

—Apartate de mi camino —sentenció a punto de perder la paciencia.

—¿Qué me harás, enana?

—¡Hey! Déjala, no creo que quieras comenzar una pelea con ella —intervino una voz a sus espaldas.

—No te metas, Uchiha.

—Sí lo hago, y lo hago por ayudarte, Kaito, créeme, no querrás que se meta en tu mente, ¿O es que acaso no sabes que ella es del clan Sasaki?

—No necesito presentación, ahora solo déjenme pasar —finalizo Juuri y empujó al primer niño, Kaito.

Casi con molestia se dejó caer en el primer asiento libre que encontró en la tercera fila, por supuesto que estaba escuchando murmullos sobre ella, lo cual, solo hizo que se molestara.

Tengo que dejar de ser genin pronto, mi padre lo logro a los ocho, seguro que yo podré hacerlo igual o antes... De preferencia antes pensó mientras recargaba su barbilla en sus manos.

—Este... Hola, entonces, tú eres Juuri, ¿No? —preguntó una voz femenina a su lado, se giró y vio a otra niña, la recordaba de la academia kunoichi—, no sé si me recuerdes, pero...

—Rin —la interrumpió, la otra castaña asintió feliz.

—Sí, descuida, Kaito es así, pero qué afortunada has sido, Ubito te defendió, es un niño muy lindo, ¿No lo crees? —le cuestionó, Juuri se encogió de hombros.

—Ni le he visto la cara y tampoco lo recuerdo de la academia.

—Y yo que pensaba era atractivo —bromeó la misma voz de chico a su espalda, ella finalmente se giró y se encontró con un niño de cabello negro, tez blanca y ojos oscuros, su ropa era llamativa, pero no tanto como los lentes naranja que llevaba.

La Ninja Lobo de KonohaWhere stories live. Discover now