La Ninja Lobo de Konoha

16.

En aquel lugar pasaron los siguientes once meses, dentro de las murallas se enteraron de que el tercer Hokage había renunciado al puesto y se lo había cedido a nada más y nada menos que Minato Uzumaki, todo el equipo de Juuri estaba feliz, incluyendo a su sensei, quien era todo sonrisas por la gran promoción de su amigo. Sobra decir que la situación se controló pronto gracias al cambio de mando, así que, cuando la situación en las fronteras fue segura, escoltaron a los ciudadanos de vuelta a sus aldeas y debido a que muchos estaban agradecidos con ella y sus compañeros, apenas los devolvieron a su hogar, les ofrecieron regalos de todo tipo, incluso hubo ninjas compañeros que prometieron ir a buscarla a su aldea en unos años para pedir su mano en matrimonio, ya que habían quedado sorprendidos con sus habilidades y la belleza de la chica, ella los había rechazado amablemente, contándoles uno de los requisitos del clan Sasaki, sin embargo, contrario a lo que hubiera esperado, prometieron volverse más fuertes para ganar su mano.

—No cabe duda de que estando aquí se han hecho más fuertes, chicos —los felicito Tsunade la noche antes de su partida.

—Sí, he desarrollado un Byakugan muy poderoso, estoy seguro que dentro de poco, yo también ascenderé a Jounin —señaló Yukito.

—Y yo dejaré de ser genin —se propuso Shen, a lo que Tsunade le sonrió.

—Bueno, esperaba guardar esta sorpresa un poco más, pero aquellos genin que fueron mandados a la guerra, en automático ascendieron a chunin, así que ¡felicidades, Shen!

—¿Qué? —preguntó él bastante conmovido— ¿en serio?

—¡Sí! En estos meses has demostrado que tienes lo suficiente para merecerte ese rango y con respecto a ti, Yukito, estás considerado entre los candidatos siguientes para volverse jounin después de que todo vuelva completamente a la normalidad, les diría que brindaramos con sake, pero temo que aún son muy jóvenes para ello.

—Dennos un poco —pidió Juuri mientras veía cómo ella sacaba su pequeña botella, Tsunade la miró sorprendida—, vamos, ¿somos lo suficientemente grandes para estar en la guerra, pero no para beber sake? 

—Bien, les daré un vaso a cada uno y no se pueden retirar de la mesa hasta que no se lo acaben, a ver si eso les enseña un poco de mesura —replicó mientras ponía tres vasos en la mesa y los llenaba.

Sobra decir que fue una mala idea por parte de Juuri el haber pedido alcohol para celebrar, pero fue mucho peor por parte de Tsunade darles tal cantidad, debido a que los chicos habían despertado con resaca, el viaje se había pospuesto todo un día y para cuando ya habían emprendido su retorno a casa, se atrasaron un día más debido al mal clima que los detuvo a unos cuantos pueblos de Konoha.

Y fue así como, después de muchos retrasos, finalmente estaban a punto de llegar a casa, el anhelo de todos era palpable, los muchachos querían volver a ver a sus familias, ya que habían pasado muchos meses desde la ultima vez que lo hicieron.

—¡Cenemos en Icharaku! —propusó Shen.

—¡Sí! —secundo ahora Yukito, Juuri los miró divertida.

—Pues yo primero iré a ver a mi abuelo y dormiré hasta que acabe la semana, muchachos, esto fue agotador —dijo ella mientras terminaban de subir la colina.