23.

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Apenas Juuri llegó al cementerio, pasó por las tumbas de Obito y Rin a ponerles flores frescas y limpiarlas un poco, ya que Kakashi, debido a sus misiones, no había podido ir en esa semana.

—Obito... ¿qué hago? —le preguntó mientras cambiaba las flores de los floreros—. Si estuvieras aquí, de seguro me animarías a ir, pero tengo miedo ¿quién va a evitar que Kakashi se meta en problemas? —Juuri esperó una respuesta, pero cuando no llegó, se levantó—. Bueno, si esta es la última vez que nos vamos a ver por un tiempo, hasta pronto, Obito —le dijo y se alejó.

Cuando llegó a la tumba de Rin, también le quitó las flores secas y le puso unas de color rosa muy bonitas, ella sabía que habian sido sus favoritas, aunque nunca se lo había dicho a Kakashi, ya que él le llevaba otras que creía también lo eran, pero Juuri, de cierto modo, la conocía más.

—Eh, Rin, aquí están —le dijo mientras se arrodillaba y acariciaba las letras de su nombre con las yemas de sus dedos—, ¿sabes? Siento que me pasa algo raro... Y se siente muy mal tener que decírtelo a ti, pero... Bueno, Kurenai o Anko se burlarían de mí sin piedad y sé que tú nunca lo harías... Es sobre Kakashi, perdóname, pero creo que me gusta... ¿quién lo diría? Después de tantos años, iba a ver todas aquellas cosas que tú ya veías en él desde antes... Lo lamento, de verdad, como amiga siento que te estoy traicionando, pero simplemente las cosas han pasado y ahora mismo me encuentro en un problema, debo irme para aprender técnicas médicas, ¿puedes creerlo? Seguiré tus pasos... Es extraño —admitió Juuri—. Rin, yo no quiero ser tu reemplazo, tú eres Rin Nohara y yo soy Juuri Sasaki, por ello quiero que sepas que si quiero aprender técnicas médicas es porque... Quiero salvar vidas, no sólo quitarlas y también es porque no quiero volver a sentir la impotencia de que sólo puedo quedarme sentada mientras veo morir a mis camaradas... Y con respecto a Kakashi, bueno, ni siquiera sé por qué me gusta, digo, sí es lindo y me ha apoyado y... Y nunca me dejó sola, no creo que lo que siento por él sea sólo gratitud, siento que es algo más, pero... ¿y si me equivoco? ¿si por eso me quedo y al final resulta que no? O peor aún, ¿que él no sienta nada por mí? —le preguntó, una débil brisa sopló, moviendo las flores que le acababa de poner—. Tienes razón, hay cosas que tienen prioridad... Además, si me voy, lo cuidarás por mí, ¿verdad?

Cuando dejo a Rin, fue a la de Yukito y en la lejanía le dirigió una plegaría, pues aún no se sentía con el derecho de acercársele, no después de haberle fallado como líder. Con el que sí fue, fue con Shen.

—¿Qué hay? —le preguntó mientras cambiaba las flores y le quitaba un par de hojas que le habían caído de un árbol cercano—. Shen, me siento mal... Estoy en deuda contigo, una enorme deuda, si hubiera podido, te habría salvado, pero en cambio tú me salvaste a mí y... Y ahora no sé qué hacer con la vida que me diste... Creo y sé que es sensato aprender el iryoninjutsu, pero... ¿podré? No sé, yo... —sorprendentemente, una brisa sopló y despegó un par de hojas más del árbol a un lado de la tumba de Shen, estas se elevaron junto con otras e hicieron un bucle alrededor de Juuri, quien miró fascinada la escena—. Gracias, Shen, seré valiente, te lo prometo.

Con una sonrisa nostálgica, Juuri se levantó y finalmente fue la la tumba de su familia, donde pasó bastante más tiempo limpiando las lápidas, hasta que se sentó frente a las tumbas mientras llenaba los floreros.

—¿Qué hago? —les preguntó cuando terminó—. Tengo un poco de miedo, sólo una vez estuve fuera de Konoha, pero ni siquiera complete un año, esta vez podría ser mucho más tiempo... ¿qué hago? —insistió—. Si acepto, mañana me iré, ni siquiera voy a tener tiempo de despedirme de nadie...

La Ninja Lobo de KonohaWhere stories live. Discover now