YELLOW, BLUE & GREEN (COMPLETA)- Adaptación Juliantina

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Después de su reunión con el abogado, Valentina fue a casa y se fue directamente a la cama. Ella daba vueltas, pero finalmente terminó por quedarse dormida. Se despertó con un sobresalto alrededor de las 21:00, respirando con dificultad y llevándose las manos a la cara. Otra pesadilla sobre Juliana en la cárcel.
Esta vez, Valentina y Juliana se habían separado por una cerca de alambre, sosteniéndose las manos a través de los pequeños agujeros en la barrera. De repente, Valentina había sentido una fuerza tirando de ella hacia atrás, y no importaba lo mucho que se esforzara, no podía liberarse. Juliana también era alejada por dos guardias de la prisión detrás de ella.

Juliana estaba llamando a Valentina para ayudarla, pero Valentina no podía responder. Trató, pero cada vez que abría la boca, no salía sonido. Entonces, de repente, todo se volvió oscuro, y sentía como si estuviera cayendo. Y fue entonces cuando ella se despertó de golpe.

Valentina respiró hondo, luchando para encender la luz y convencerse de que todo había sido un sueño. Una vez que ella se calmó y se aseguró a sí misma que estaba a salvo, llegó a la conclusión de que ella nunca sería capaz de dormir tranquila esa noche.

Así que se fue a dar un paseo. Por supuesto, salir a caminar, probablemente no era la mejor idea en medio de la noche, en la ciudad de Nueva York, por sí misma. Pero ella era Valentina, y ella actuó por sus impulsos. Así que se puso los zapatos y en silencio se dirigió fuera de la vivienda y fuera al aire fresco.

Sin embargo, su paseo tomó un giro dramático, cuando ella miró con nostalgia el parque al otro lado de la calle. Ese parque había sido donde había regañado a Juliana por recoger las flores, y donde había encontrado a Juliana en el bosque bajo la lluvia torrencial. Ella respiró hondo, lentamente formándosele una idea.

Caminó por la calle. Afortunadamente, ella sabía exactamente dónde podía encontrar lo que necesitaba, y si ella caminaba a paso rápido, podía lograrlo justo a tiempo. Sus converse desgastadas la llevaron rápidamente por el bloque, y, finalmente, terminó justo donde tenía que estar.

Después de comprar más de lo que debería, Valentina decidió coger un taxi devuelta al parque en lugar de tener que cargar todo. Diez minutos más tarde, se encontró en la esquina trasera del parque donde Juliana había recogido las margaritas.

Cavó. Ella cavó en la zona donde las margaritas habían crecido. Usando la colección de flores que había comprado, las plantó con cuidado a lo largo de la curva en la acera, asegurándose de que las amarillas estuvieran orgullosas en el medio.

Antes de Juliana, si a Valentina le hubieran dicho que estaría plantando flores a medianoche, ella se reiría y pensaría que era una broma. Pero ahora, aquí estaba. Juliana había traído la espontaneidad en su vida, y ahora Valentina se encontraba a sí misma haciendo cosas que ella nunca pensó que haría. Y disfrutándolas.

Una hora más tarde, todas las flores que había comprado estaban plantadas de forma ordenada en el pequeño rincón del parque. Tal vez esta era una forma retorcida de compensar el gritarle a Juliana por las margaritas, pero, de cualquier manera, había mantenido su mente ocupada por una buena cantidad de tiempo.

Ella dio un paso atrás y admiró el pequeño jardín que había creado, deseando que Juliana pudiera haber estado allí para verlo. Valentina pensó en el día en que le había dicho a Juliana que el amor no era acerca de la posesión, y que se trataba de apreciación.

Mirando hacia atrás ahora, Valentina odiaba el hecho de que esa declaración era verdad. Porque demonios, ella podía apreciar a Juliana no importara lo lejos que la chica estuviera. Pero ella quería a Juliana aquí. Con ella. Y en este momento, eso no era posible.

Se sentó en el banquillo por un tiempo, simplemente admirando su obra. No se dio cuenta de cuánto tiempo había estado fuera hasta que un rayo de sol se asomó por encima de los árboles y casi la cegó. Suspirando, tomó la decisión de que a pesar de que tenía la clase ese día, ella merecía un día de descanso.