N'

1.2K 151 25
                                    

(Segunda parte)

Era la puesta de sol más agradable que había presenciado en mucho tiempo, quizá tenía que ver con el hecho de que se encontraba alejado de todo el tumulto, rodeado de naturaleza y flotando sin preocupaciones sobre el río que limitaba su casa. Se inquietó un poco cuando a lo lejos vislumbro lo que parecía ser una cabellera naranja que se fundía junto con el sol, Dazai comenzó a pensar que su mente estaba jugando con él.

Caminando sobre el puente que cruzaba el río, ocupando toda su visión periférica, Chuuya se colocó de espalda a Dazai recargándose sobre el barandal, se veía tranquilo, pero no fue hasta que el pelirrojo habló que Dazai se dejó de repetir que su visión no era una ilusión — Prometiste que ya no lo harías — dijo volteando levemente, mostrando su perfil iluminado por los pocos rayos del sol.

Dazai abrió completamente sus ojos para ver aquella imagen, el corazón le volvió a latir con fuerza llevando la sangre a todo su cuerpo, se volvió a sentir con vida — No ves que estoy nadando — contestó con calma.

— Con la ropa puesta — le rebatió Chuuya.

— ¿Querías encontrarme desnudo? —

Dazai esperaba ver la vena saltar en el perfil de Chuuya, pero lo que recibió a cambio de su mordaz comentario fue una sonrisa divertida de parte del pelirrojo.

— Sólo quería encontrarte — contestó sincero volteándose por completo hacia Dazai.

El castaño estaba tan sorprendido que de inmediato dejó de flotar para ponerse de pie, el agua le escurría por las pesadas ropas, un viento ligero hizo mover los cabellos de Chuuya al mismo tiempo que el sol se ocultaba, Dazai comenzó a sentir la fría briza que venía con el anochecer.

Chuuya se quitó la chamarra de cuero negro, luego su camisa blanca y las botas de motociclista y saltó al río.

— Dijiste que en dos días —comenzó a decir el castaño. Chuuya interrumpió a Dazai zafándole de un brazo el pesado suéter — ¿Prefieres esperar? — preguntó Chuuya con una sonrisa de autosuficiencia, Dazai negó con la cabeza mientras el otro quitaba de su otro brazo y luego de su cabeza el resto de su suéter — Bien — contestó el pelirrojo quitando ahora los mechones castaños de la frente del otro — Tampoco quería esperar —

Chuuya soltó el suéter de Dazai sobre la corriente, no les podía importar menos lo que pasara con esa prenda, acercándose más al castaño, puedo sentir que Chuuya emanaba seguridad, esa actitud altanera y firme era una de las características favoritas de Dazai sobre el pelirrojo.

— No puedo ser tu amigo — simplemente soltó Chuuya — Eso es más que obvio, no te soporto — fijando sus azules orbes sobres los castaños ojos del otro continuó — Pero el simple de hecho de que algo te suceda me molesta —

— Eso no es una respuesta apropiada Chuuya —

— Cállate — reprendió Chuuya — Esto es exactamente a lo que me refiero, eres molesto y, aun así, aquí estoy empapado en este maldito rio congelado, intentando decirte que eres importante para mí —

— Entonces dilo — insistió Dazai a punto de empezar a tiritar.

— Yo tampoco puedo ser tu amigo, y no quiero — Dazai comenzaba a perder el color de sus mejillas y sus labios se tornaban grisáceos, el frío de la tarde estaba cambiando rápidamente junto con la luz del día, de pronto el escenario no era más anaranjado sino azul oscuro.

Chuuya tomó de las manos a Dazai y tiró de sus brazos hasta abrazarlo — No te quiero compartir con nadie, eres mío. Está claro —

Dazai asentía con vigor, mitad por el frio, mitad por la emoción de tener a Chuuya rodeándolo de esa forma.

CandyWo Geschichten leben. Entdecke jetzt