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La mañana había transcurrido rápidamente, el barullo que los alumnos hacían de camino a sus salones llenaba los pasillos, mientras en el salón de danza, la entrenadora despedía a su equipo con notable satisfacción. La primera ronda de audiciones había sido un éxito, encontrando talentos que impulsarían el nivel del equipo.

— Anne san — Ozaki y Dazai eran los únicos que quedaban.

— Si Dazai — afirmó Kouyou — La decisión final será tuya — dijo mientras cerraba las puertas del salón — Confiaré en tu criterio —

— Gracias —

Dentro de los pasillos, Lucy arrastraba al albino atravesando el mar de gente, llevándolo hasta un pequeño cubículo.

— Es aquí —

— ¿Aquí? —

— Si, aquí —

— Se ve muy obscuro — replico Atsushi, el cubículo estaba escondido al fondo de los salones, entre un gran pilar que ocupaba la entrada y lo que parecía una puerta inservible, tampoco recibía nada de luz, inclusive las lámparas del pasillo no lograban iluminarlo del todo.

— Es el club de ocultismo ¿Qué esperabas? — habló exasperada la pelirroja, tampoco le gustaba ir a ese lugar — Bueno, cumplí con mi parte del trato, ahora has la tuya —

— Lu-lucy san — tartamudeó Atsushi — No te puedo enseñar a hacer ese tipo de estiramiento en un día —

— Lo sé, sólo quiero un horario, es preferible que nos veamos diario, así podré mejorar de verdad —

— Ah, bueno, yo no sé supongo que...

— ¿Prefieres en la mañana o la tarde? —

— Ah bueno creo que la tarde es muy tarde, quiero decir, hay muchas cosas por...

— Bien te veré mañana a las cinco a.m. se puntual —

— ¡Tan temprano! —

— Por supuesto, quiero tener tiempo suficiente de arreglarme apropiadamente para las clases después de nuestra práctica —

— Lucy san — lloriqueó el chico.

— Sin escusas, lo prometiste — dijo la pelirroja molesta.

— Está bien — se resigno Atsushi — Te veré mañana, gracias por traerme — le dijo con una reverencia.

— Bien — se volteó rápidamente la chica, dándole la espalda a Atsushi, tenía un leve sonrojo adornándole las mejillas — Tengo clase, adiós — se fue Lucy sin voltear a ver al chico que aún inquieto por el lugar, tragó saliva y aunque él también tenía clase, tocó la puerta.

Nada.

Un gran suspiro de alivio salió del pecho del albino, quien con toda la velocidad con la que fue capaz escapar, salió del oscuro pasillo, pero al ir con tanta prisa, no pudo ver que doblando la esquina el presidente del club se dirigía sigilosamente hacia la dirección de la que él salía, chocando colosalmente, ambos cayeron.

— Lo siento mucho — se disculpó Atsushi.

— N-no yo lo siento, no te vi — tartamudeo Poe — Oh Atsushi kun eres tú, ¿Qué hacías ahí? —

Atsushi sintió la garganta seca y un sudor frío acumularse en su frente — T-te buscaba —

— ¡Yo también! — contestó feliz Poe.

— ¿De verdad? — pregunto un poco compuesto Atsushi — Creí que me evitabas —

— No, no a ti — insistió Poe muy apenado — Es por ese chico, ya sabes —

CandyWhere stories live. Discover now