02- Segundo encuentro

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Fernando

El recuerdo de mi pequeño pueblo invade mi mente una vez más. Mi antiguo instituto, mi casa, la panadería.

Nunca se los perdonaré.

Me alejaron de todo aquello que conocía bien. Me alejaron de mi tierra, me alejaron de ellos.

En ningún momento pedí venir aquí, nada les asegura que la educación en la ciudad da mejores oportunidades que la del pueblo. Eso es una falacia inventada para desacreditar a las pequeñas zonas rurales.

Cuanto extraño ese cálido amanecer que me visitaba cada mañana. Ese perfecto sol del mediodía que acariciaba mi piel con delicadeza otorgándole calor. Esa hermosa luna llena que decoraba el cielo cada noche rodeada de sus brillantes estrellas esparcidas como salpicaduras de pintura sobre un lienzo.

¿Aquí qué tengo?

A pesar que el cielo sea el mismo la contaminación lo arruina todo, no puedo ver las estrellas, la luna es poco visible, el sol quema horrible y no hay lugar para ver el amanecer por culpa de la cantidad de edificios.

Es una porquería.

Nunca me cansaré de decir que odio este lugar, pero tampoco puedo devolverme a mi pueblo. No podría ser tan egoísta y dejar todo lo que mis padres pagaron con tanto esfuerzo. Puedo estar lleno de rencor, pero una cosa no tiene que ver con la otra, siempre voy a valorar sus esfuerzos, aunque no esté de acuerdo con sus decisiones.

Siento como mi celular empieza a vibrar encima de la cama, debe ser mi madre preocupada. Si ellos quisieran saber de mí o si me quisieran en si no me hubieran alejado de un día para el otro sin previo aviso.

Me pongo de pie caminando hacia la ventana, una vista repleta de autos y edificios es lo que me da la bienvenida. Al menos el lugar no es tan detestable estéticamente y puedo sacar fotos decentes.

Escucho como abren la puerta de mi habitación sin tocar con anterioridad― Fernan, mamá quiere hablarte ―alzo lo hombros― deja de comportarte como un niño pequeño. Ella está muy preocupada.

Me volteo fastidiado hacia su dirección. Veo como me extiende su celular con impaciencia― Dile que estoy bien y que no quiero hablar con ella ―vuelvo a centrar mi vista en los edificios― no quiero hablar con ninguno de los dos.

Escucho como suspira y sale de la habitación sin mediar palabra.

Visualizo como un pequeño pájaro azul se posa sobre el barandal del balcón, la luz le da perfectamente a un lado otorgándole brillo a sus ojos. Corro hacia el escritorio en busca de mi cámara. Salgo otra vez despacio y me posiciono de cuclillas tomándole una foto desde abajo. Muevo un poco el lente de la cámara acercando más al pajarito y buscando el enfoque correcto. Noto como el animalito extiende sus alas dispuesto a volar, en ese preciso instante capturo el momento. Veo como el ave desaparece de mi campo de visión perdiéndose entre los edificios.

― ¡Gracias pequeño! ―grito hacia su dirección, creo que si alguien me viera pensaría que estoy loco.

Camino otra vez hacia mi cama mientras reviso las fotografías. Tomé 10, pero sólo 3 me gustaron y una irá a Facebook e Instagram. Busco mi laptop y comienzo a pasar las fotos a ella. Veo todas las carpetas repletas, tengo de todo tipo, hasta de insectos. Si juntara todas las carpetas podría decir que tengo alrededor de 8,000 fotos sin contar la cantidad de memorias que están en algún lugar de mi casa. Creo que esta es la mejor adicción que puede existir.

Entro a Facebook dispuesto a publicar la foto, pero algo capta mi atención, noto como el globo de notificaciones muestra un +9. Eso es extraño ya que no he subido fotos recientemente. Abro el globo dándome cuenta como todas son reacciones de una chica al fijarme rápidamente en su nombre.

Mi Amor En Tiempos De Cuarentena [Terminada 🧠] [Editada🧠]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora