04- La invitación

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Susan

La semana pasó de manera rápida. Después del martes no volví a ver o chatear con Fernando, fue como si se lo hubiera tragado la tierra. Pensé en escribirle, pero no sabía qué decirle. Con él todo es extraño y no sé cómo abarcarlo. En el colegio traté de buscarlo, pero fue inútil, así que desistí.

No forzaré algo que nunca pasó.

Ya es sábado, el día se encuentra radiante y mis ánimos igual. Todo está cubierto de esa luz solar mañanera, ese calorcito que invita a quedarse durmiendo un poco más, cosa que no podré hacer.

Hoy tengo mis prácticas de karate, sólo pensar en ir logra ponerme de muy buen humor.

Lo practico desde hace dos años, decidí aprender algo de defensa personal después de que me asaltaran una tarde que iba regresando a mi casa. Fue algo traumático, creo que nunca me había asustado así en la vida, pero fue mucho peor cuando el asma apreció y mi inhalador se había ido en la cartera con el ladrón. Gracias a una mujer que iba pasando logré salvarme, ella me llevó a un hospital a tiempo.

Josefin nunca estuvo de acuerdo en que lo practicara, dice que podría sufrir un ataque de asma por los ejercicios o salir lastimada por querer utilizar mis "habilidades karatecas" en alguna situación de peligro. Mi padre en cambio sí me apoyó, solamente puso la condición de que Jenifer me acompañara siempre a las clases. No era lo que esperaba, pero fue justo, además mi hermana aprovecha para coquetear con los chicos de allí y es muy divertido verla "al acecho".

― ¿Lista? ―entra mi hermana a la habitación. Volteo a verla para responderle, pero el shock inunda mi ser. Veo como su cabello se encuentra planchado perfectamente, mi sorpresa no es sólo por eso, lo que más me asombra es ver que lo tiene cortado más arriba de los hombros. Debo admitir que el corte le queda hermoso, pero su cabello le llegaba hasta los glúteos y era rizado.

― ¿Por qué lo hiciste? ―me acerco a ella examinando su cabello con detenimiento― ¿no te dolió hacerlo?

Recuerdo que siempre me decía que nunca se cortaría su cabello, que quería ser la Rapunzel rizada.

Me regala una sonrisa― era tiempo de un cambio hermanita ―toma un mechón de mi cabello― deberías hacer lo mismo, te verías hermosa castaña.

― Ni lo pienses ―me aparto comenzando a caminar hacia la cama para tomar mi mochila y guindarla sobre mi hombro― yo amo mi cabello tal y como está ―camino hacia la puerta.

― Como digas querida, sólo era una sugerencia ―me abre la puerta para que salga― las santas primero.

La miro mal― Estás muy graciosa hoy ¿qué desayunaste? ¿Tenía drogas la comida? ―ladeo la cabeza.

― Louis me dejó ―responde automática― nunca me habían dejado antes ―alza los hombros con desinterés.

Así que por eso era su buen humor. Ella es de ese tipo de persona que cuando está triste o desanimada físicamente se ve más alegre o se vuelve más "chistosa" pienso que lo usa como una clase de barrera.

Louis era una de sus tantas parejas, pero sinceramente era con el que más "duró". Admito que Jenifer me recuerda un poco a Marian. La cuestión es que nunca lo presentó, siempre tuve curiosidad en conocer a sus "parejas" pero no me lo permitió. No supe la razón y sé que tampoco me la dirá.

Achino mis ojos― ¿te duele el corazón o tu orgullo? ―alzo su rostro despacio.

― El orgullo, yo soy la que debe dejarlos a ellos ―frunce el ceño― soy hermosa ¿quién me dejaría o se aburriría de mí?

La miro con reproche, no puedo creer que dijo eso― si me engañaras con cuanto hombre vieras yo también te hubiera dejado ―tomo su mano― deja de ser tan egoísta, ahora vámonos ―comienzo a caminar.

Mi Amor En Tiempos De Cuarentena [Terminada 🧠] [Editada🧠]Where stories live. Discover now