Dicen que los escritores románticos y con buena imaginación siempre aprovechan el 14 de febrero para contar una linda historia de amor. Es que a veces sacar tu lado cursi tiene su ventaja, aunque aquí, entre flores y corazones, también encontramos f...
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Suena el despertador, el aspecto del día no ayuda para poder levantarse con energías, ya que una furiosa lluvia es la que le da la bienvenida. Stefany intenta apagar el aparato para dormir aunque sea cinco minutos más, pero es imposible pues de inmediato comienza a repicar su celular.
―Nooo... ―Se queja―, necesito dormir por lo menos cinco minutos más.
Mira quien llama a su teléfono y atiende.
―Aló ―contesta aún soñolienta.
―Buen día, Stef; no me digas que aún no estas lista... ―le reclaman al otro lado de la línea.
―Buen día, mi amor, yo también te quiero. Amanecí bien, gracias, ¿y tú? ―Escucha como ríe su interlocutor.
―¿Cómo estás?, ¿ya estás lista? Disculpa, pero estamos sobre la hora y voy saliendo de casa, necesito que estés lista cuando llegue a buscarte.
―Ya estoy casi lista, Javier ―responde Stefany, blanqueando los ojos, le molesta esa parte de la personalidad de su novio Javier, lo considera un poco mandón, pero fuera de eso lo ve como el hombre perfecto para ella. Por lo menos funcionan bien juntos, esa es su simple reflexión sobre su relación.
―Perfecto, entonces estoy allí en quince minutos ―le informa Javier.
―Bajaré enseguida.
Lanza el celular sobre la cama y corre al baño, solo tiene quince minutos para bañarse, vestirse, maquillarse y desayunar. Ja, imposible para ella.
Se ducha lo más rápido que puede, se seca y corre al vestier, luego de colocarse la ropa interior toma el primer jean que encuentra y se lo pone mientras se va peinando su largo y oscuro cabello. Se coloca una camisa blanca manga larga, una chaqueta negra encima que le da el toque casual que necesita y para terminar unos botines de tacón negros.
Mira el reloj ―le quedan 8 minutos―, se recoge el cabello en una cola alta y se saca unos flequillos de los lados y al frente para que parezca algo desordenado, solo le dio tiempo de colocarse algo de polvo compacto, creyón en los ojos, labial rojo y de último y casi sacándose un ojo, la máscara de pestañas. Suena su celular indicando mensaje de Javier.
*Estoy abajo.*
Al leerlo suspira con resignación, pues no le dio tiempo a desayunar y está famélica. Ya abajo, al abrir la reja del edificio, observa la camioneta de Javier, ni siquiera baja el vidrio, solo escucha que libera los seguros de la puerta del copiloto y sube al vehículo.
―¡Buenos días, cariño! ―Lo saluda Stefany con una sonrisa.
―¡Vaya! De verdad bajaste a tiempo, pero se nota que no te alcanzó para arreglarte mejor ―le dice, enciende la camioneta y conduce hacia la vía nuevamente.
