Una noche más

5 1 0
                                    


La misma nota de siempre junto a mis flores favoritas:

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La misma nota de siempre junto a mis flores favoritas:

"Te espero a la misma hora y en el mismo lugar."

Desde que habíamos comenzado este juego de pasión, Nicolás me enviaba flores y detalles que yo no veía necesarios, lo que nosotros teníamos era solo eso, un juego en el cual disfrutábamos los dos.

Nos veíamos todos los días, pues éramos amigos, colegas, y nuestros padres eran vecinos. Nos conocíamos desde la infancia y el sueño de nuestros adorados progenitores era vernos casados y con hijos.

Yo aún no pensaba en formar una familia, mi vida era demasiado complicada y llena de trabajo, no tenía tiempo para mantener una relación estable, eso era involucrar más que nuestros cuerpos; y por ahora lo que teníamos estaba muy bien. Ambos teníamos demasiado trabajo y aún mucho futuro por delante para pensar en ese tipo de relación, yo era abogada de familia y a diario veía en las historias de mis clientes, como después de jurarse amor eterno y decir que vivirían para siempre el uno con el otro, terminar en pleito de divorcio y pelear por quién se quedaría con los hijos, la casa, el carro y todas esas cosas. Yo quería un amor diferente, venía de un matrimonio estable, lleno de amor y cariño, de más de 20 años, era la única hija y mis padres se habían casado un poco mayores, siempre decían que el pilar fundamental para que su relación durara tanto era porque habían logrado sus metas profesionales primero, ya luego pensaron en las personales, como lo era una familia.

Cuando comencé este juego loco con Nicolás, fue simplemente por una apuesta y unos tragos encima, nos convertimos en "amigos con derecho a roce", yo había ganado un caso muy importante, ya que ambos somos abogados, y como siempre celebraba con él; sí, con él todo era más ligero, me conocía de siempre, me comprendía y conocía el carácter que tenía, desde eso ya hacía seis meses.

Me sentía muy bien a su lado, pero no podía dejar que la relación llegase a otros términos o terminaríamos dañando nuestra amistad.

Nico era muy importante en mi vida, siempre estaba ahí y lo necesitaba mucho, pero por ahora ambos teníamos prioridades más importantes que una relación seria.

Todos decían que éramos la pareja perfecta, nuestras familias, nuestros amigos, todos los que nos veían siempre nos felicitaban por nuestra relación; él siempre amable, detallista, preocupado, trabajador... Y en el aspecto físico, muy hermoso.

Amaba las noches de pasión que pasábamos juntos, ni su departamento ni el mío eran testigos de estas, teníamos un lugar para compartir nuestros cuerpos y esta noche sería una más.

El mismo hotel, la misma habitación de siempre.

Entré y enseguida lo vi, estaba de espaldas mirando hacia la ciudad.

¡Qué hombre, que cuerpo, que encanto!

Enseguida sintió mi presencia y me miró, alzó sus labios mostrándome su sonrisa coqueta, no estábamos aquí para perder el tiempo, así que se acercó como una fiera que va a cazar a su presa, me tomó del cuello y juntó sus labios con los míos. Me beso con urgencia, demostrando en cada beso la necesidad que tenía de mí, sus besos no eran delicados y eso me encantaba. Me apretó a su cuerpo mucho más y me hizo sentir su erección entre mis piernas, me humedecí enseguida, conociendo ya lo que se avecinaba entre nosotros. Este hombre me hacía delirar solo con un beso.

Cupido me ha dado fuerte ©Where stories live. Discover now