22. De gatos y sentimientos

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Estiro mis piernas sobre la silla junto a mi, relajándome bajo el único brillo de sol que puede calentar mi cuerpo. Odio el invierno y por alguna razón, el frío de esta temporada en particular ha sido una maldita.

—Esa es una excelente noticia, quién diría que Kori Beale se iba a acercar finalmente a ti. Y ni más ni menos, para que lo ayudes con unas fotos de modelaje... —Nadine sonríe, recapitulando todo lo que le conté de este fin de semana—. Wow, me impresionas.

Ese día, luego de que Kori me preguntó eso, no pensé que sería capaz de formular una respuesta y de hecho, casi ni la digo, con la llegada de su turno de atenderse y la molesta e insistente burla de Loretta. Pero acepté, no sé cómo, pero mi cerebro fue capaz de recobrar la cordura y aceptar, posiblemente la única oportunidad de que Kori me note.

—¿Y ya te dijo cuándo?

Nadine se acomoda frente a mi, ambos codos sobre la mesa y un movimiento de cejas que sugiere más de lo que me atrevo a pensar.

—No alcanzamos a afinar detalles.

Se ve decepcionada, pero no sorprendida.

—Bueno eso es lo de menos, de hecho es hasta mejor. Así tendrás más excusas para hablarle. ¡Oh Dios! ¡Esto es tan emocionante!

No tiene ni que repetirmelo, esa noche y la siguiente no pude pegar un ojo en ningún momento, mis sueños llenándose de fantasías que podrían volverse realidad si tan solo lo intento.

—Luego de tantos años, estarás sola con él —exclama—, mi Joy está tan grande...

Ella finge que quita una lágrima de sus ojos, el tono de orgullo llenando sus palabras. Ni yo tampoco puedo creerlo, a pesar de que cuando se fue solo se despidió con la mano y no volvió a tocar el tema, me aseguró que sabría nuevamente de él.

Estoy tan nerviosa. Estar una tarde con él, sacándole fotografías, solo de él, los dos... solos-

—No puedo estar sola con él —digo rápido, ansiedad precipitándose en mi. Estoy segura de que lo arruinaré, alguna estupidez diré y Kori me tachara de loca y me odiará por el resto de mi vida—. No puedo hacerlo.

De hecho no soy tan buena, él de seguro necesitará que alguien saqué fotografías profesionales para presentarlas en donde sea que quiera llevarlas. No puedo ser yo la que le tomé las fotos, no estarán a la altura, él merece a alguien que esté a su altura y esa no soy yo.

—¡Basta! —el golpe que Nadine le da a la mesa me saca de ese lado oscuro al que me estaban llevando mis inseguridades—. ¿Quieres dejar de sobreanalizar todo? Estas dándole tantas vueltas a defectos que ni siquiera tienes, lista para lanzarte a ti misma a un precipicio y gritándote en el oído cosas que ni siquiera tienes que gritar, que no te das cuenta del daño que te estás haciendo. Es casi automático ya.

No sé de lo que está hablando hasta de siento una lágrima deslizarse por mi mejilla y ahí es cuando capto todo.

—Aun ni lo intentas y ya estás buscando excusas para echarte para atrás.

Jugueteo con el borde de la mesa y bajo la cabeza. Sé que tiene razón, pero no es algo que sepa como evitar. Toma mi mano entre las suyas, para detener mi ansioso movimiento.

Intercambio la mirada desde su mano a sus ojos, no muy segura de qué decir, es como un disco rayado, cada vez que mis inseguridades salen a flote ella está ahí para sostenerme.

—Además, no querrás desaprovechar esta maravillosa oportunidad de deslumbrar a Kori.

Vuelve a hacer ese movimiento sugestivo con sus cejas, que me hace reír. Inevitablemente mis mejillas comienzan a calentarse, ante la idea de pasar un momento con él.

No hay lugar en tu corazón [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora