Lección #2

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Lección #2

Ten cuidado cuando tu millonario quiera hablar,

Normalmente quiere otra cosa

Dándome prisa después de que P'Bright entrase a su oficina, velozmente trato de pensar una excusa para mi irrespetuoso comportamiento —no exactamente una buena base para un trabajo recomendado por la CEO— pero no podía pensar en ninguna. Mierda, Mierda, Mierda. ¿No podría despedirme solo porque sobre reaccioné, verdad?

Me senté lentamente mientras cruzaba la entrada de su oficina, tensa de todos modos. La última vez que vinimos aquí él estaba en modo ataque, y terminé extendido sobre su escritorio, su boca sobre mí —bien, no pienses en eso.

P'Bright se detuvo en medio de la oficina, sus manos hacia atrás, mirando a la ventana. Estaba elegantemente vestido en un traje oscuro, sin la corbata, su reflejo se mostraba en la ventana.

Mis rodillas temblaban como respuesta tardía a su imposible belleza. Oh, Dios, ¿por qué no podía acostumbrarme a cuan hermoso era? Hacía un tiempo tuve este gran encaprichamiento por Earth Pirapat pero después de estar viéndolo en mi gimnasio todos los malditos días, mis lentes lentamente perdieron ese tono rosado, y se volvió humano ante mis ojos. Incluso esos abdominales por los que se podían babear ahora eran por completo normales para mí.

¿Pero P'Bright?

Cada día, me parecía más guapo, sexy, y mucho mas inalcanzable de lo que ya estaba.

Me aclaré la garganta.

—¿Señor?

 se dio la vuelta. Esta vez, tenía una perspectiva realmente buena de él, y me hizo soltar un pequeño jadeo. Se veía menos que perfecto. Todavía increíble pero, ahora era guapo en un modo imperfecto como no lo fue antes.

Su pelo parecía como si se hubiera pasado la mano a través de él (¿debido a mí?), su ojos tenían notables círculos oscuros por debajo (¿a causa mía?), y su rostro sin afeitar cansado llevaba una débil marca roja en la mejilla izquierda (totalmente a causa mía).

Sus ojos se entrecerraron.

—Para con lo de señor.

Tranquilízate, tranquilízate, me recordé, mordiéndome el labio para evitarme decir algo que no debía. Tengo una muy mala urgencia por lanzarme a él y llorar como un bebe, lo extraño. ¡Oh querido señor, como lo extraño!

—No creo que sea una buena idea, señor.

Sí, estaba provocándolo. No, no tenía idea de porque lo hacía.

La exasperación alineó su cara.

—Nong.

—P'Bright —dije, imitando su tono perfectamente.

Nos miramos.

Mis labios fueron los primeros en temblar, y entonces él estaba sonriendo, la mala despedida que tuvimos semanas atrás momentáneamente palideciendo el presente.

—Eres muy obstinado —dijo, sacudiendo la cabeza, su acento grueso adorable.

Y tú eres muy adictivo. El pensamiento me tuvo golpeando el labio.

Sus ojos se oscurecieron.

Uh, Oh. Rápidamente soltando mi labio, respondí:

—¿De... de que quería hablar conmigo?

[Terminado] Como No Ser SeducidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora