»Capítulo 25«

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   SAMANTHA

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   SAMANTHA

Un bebé.

Increíble pero cierto, estoy embarazada. Lo peor de todo es que no sé cómo sentirme respecto a esto; si estar triste o feliz. Definitivamente la vida es rara, me ha quitado todo de un segundo a otro y, sin saberlo, en el mismo instante me dio algo nuevo, una esperanza.

Un milagro.

―Sam, ya es hora del almuerzo ―dice Jeremy, asomando la cabeza por la puerta―. ¿Estás lista?

―Sí, claro ―respondo. Tomo mi cartera y la cuelgo de mi hombro antes de salir de la oficina―. Hola.

―Hola ―dice, sonriendo―. ¿Quieres ir a algún lugar en específico hoy?

―A casa ―respondo.

―Pasemos por comida antes, ¿te parece? ―pregunta, por lo que asiento. Subimos a su carro y acelera a algún sitio―. ¿Qué quieres comer?

―Mmm, pizza suena bien para mí ―respondo y él acepta, siempre consintiéndome.

― ¿Qué te dijo el doctor cuando supiste que estás embarazada? ―pregunta, observando el camino.

―Tengo que ir a un obstetra para saber cómo está ―respondo, recostándome en el asiento, deseando que este me trague y me envíe a casa―. No quiero tener esta conversación, Jer.

―Tenemos que, Samantha. ¿Sabes lo que significa ese bebé, verdad? ―pregunta, observándome. Yo niego con la cabeza―. Esperanza, motivación y compañía.

Suspiro y observo por la ventana, zanjando el tema. Jeremy se detiene en frente a un restaurante y pide nuestra comida, se adentra en el carro y maneja de nuevo, solo que no reconozco el camino.

― ¿A dónde vamos? ―pregunto.

―A mi casa.

Estaciona y abre mi puerta, tendiéndome su mano para salir. Entramos a su casa rápidamente, lo primero que noto al ingresar es el color de las paredes: azul marino. Los muebles son blancos y tienen cojines negros y del mismo tono de la pared. Hay una estantería con libros, cosa que me hace sonreír.

―Bonito lugar ―admito―. Me gusta el tono de la pared, es mi favorito.

―Y el mío ―responde, tomando asiento en el suelo, dejando la bolsa con la comida en la mesita de noche―. ¿Me acompañas?

―Sí, claro ―digo, tomando asiento a su lado―. Tengo que aprovechar que aún puedo sentarme y levantarme sola, luego necesitaré ayuda.

―Me gusta como piensas ahora ―dice, por lo que mi sonrisa se esfuma.

―Te escuché decir que crees que las cosas pasan por algo, pero sigo sin entender ¿por qué murió Dylan? No entiendo la razón de su muerte, ¿qué es ese algo que tenía que pasar? ―pregunto, sintiendo un nudo en la garganta.

Solo pido un día más © SPUDM #1 |EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now