Ya falta poco

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Clare

Desperté entera. Tocando cada parte de mi cuerpo: piernas, brazos, cuello, cintura...

Estaba viva.

Y que bien me sentía.

Me levanté de la cama insegura, como si cada paso que diera en el día de hoy fuese crucial, y cuando por fin me dirigí al salón donde estaban el resto, aparté la mirada.

Mello me miró, pero no hizo ningún otro gesto. Al igual que Matt, Sofía y Near.

Los cuatro me miraban con pena, miedo y en ocasiones con dureza. Nadie hablaba, todos miraban atentos a la pantalla o a las hojas que estaban apoyadas en el suelo.

Me senté en la mesa y cerré los ojos lo más fuerte que pude.

Tenía miedo.

Miedo a que a la mañana siguiente no volviera a verles, a que no viera amanecer el sol, o incluso a algo tan simple como era no volver a probar la deliciosa comida que Rester nos traía para cenar.

Lo cierto es, que tenía miedo a que incluso mi pulso se detuviera en un momento como lo era este.

Me fijé en como mis compañeros trabajaban concentrados. Unos lo intentaban, otros fruncían el ceño y otros jugaban para intentar pensar y aclarar su mente.

No podía evitar pensar que les había fallado, pero sobre todo decepcionado. ¿Por qué qué podrían esperar de mi de ahora en adelante?

Nada.

Mis lágrimas iban a caer de un momento a otro, y antes de que eso pasara, salí corriendo por la puerta.

-¡Clare!- escuché una voz detrás mía. Pero yo tan solo corrí aún más deprisa hasta llegar a la calle y esconderme en una calle estrecha para sentarme en el suelo y una vez más, sollozar.

Me sentía tan inútil que incluso llegué a pensar que lo mejor sería que Light escribiese mi nombre en vez de hacerse esperar.

Porque ahora, la espera, era lo que más me aterraba.

Y fue ahí cuando los sollozos se convirtieron en lágrimas, y las lágrimas en un llanto imposible de calmar. Lloraba todo aquello que no había llorado la noche anterior. Lloraba por toda la impotencia que había sentido en el momento en el que Misa me descubrió.

Lloré como si se tratase de mi último llanto o incluso de la última huella que dejaría.

-Estás a-aquí.- apareció Mello acalorado enfrente mía mientras se adentraba en la calle estrecha.

Yo tan solo cubrí mi cara con mis manos, porque no quería que viese lo patética que me veía en un momento como este.

El rubio tan solo se sentó a mi lado y me abrazó.

-No llores, porfavor.- me suplicó con la voz rota.

Me encontré con sus ojos que me miraban con dolor. Su cálidos ojos azules temblaban al verme.

-P-Perdóname.- sollocé una vez más.-Lo siento mucho.- lloré.

Él tan solo acarició mi cabeza mientras depositaba un beso en ella.

-Fue una imprudencia por tu parte meterte en esa casa, pero si sigues en pie es por algo.- me consoló.-Eres más fuerte que él, Clare, y tú lo sabes.-

Pero yo tan solo negué con la cabeza convencida de que no era así.

-¡Lo eres!- me agarró por la cara.

Inevitablemente me aferré a él sintiéndome protegida y dándome la seguridad que yo necesitaba en aquel momento.

-E-Esta noche n-no has dormido e-en la cama.- le contesté entrecortada intentando calmarme.

De vuelta al vicioWhere stories live. Discover now