ᵐᵒᶜᵒˢᵒ. [K̶a̶t̶s̶u̶d̶e̶k̶u̶] |Oᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ|

💥[I]💥

A veces preguntarse el por qué nacemos es muy normal, la mayoría de las personas se lo debe preguntar mayormente cuando ya no sabe que hacer de su vida o busca tapar algo con ello.
La mayoría sabe la respuesta o dice saberla, pero no todos tenemos la misma respuesta.

Puedes encontrar millones de veces la misma respuesta o buscar otra respuesta.

Pero nunca tendrás la verdadera respuesta.

¿Por qué nacemos? ¿Para morir?

-Katsuki, ya se terminó la clase.

Las cigarras cantaban a las afueras del lugar, al igual que un anaranjado atardecer pegaba en su rostro medio dormido.
Aún se encontraba desconcertado por el aviso de la castaña, poco podía dormir en su gran casa.

Que lo fastidiara cuando ya logro coinciliar el sueño era muy frustrante.

-Gorda, te dije millones de veces que te fueras y me dejaras dormir. No aprendes, ¿O te gusta ser castigada?. - El rubio levantaba la cabeza para ver a la castaña con bastante furia, su ceño fruncido le daba gracia a la castaña.

-Ay ajá. - Respondió entre risas. No podía evitar burlarse siempre de su amigo. -Debemos irnos, debemos terminar el trabajo señor.- Ambos salieron de ese vacío salón a paso lento, debían de salir antes de que algún adulto los notará y se tomarán represalias.

Poco le importaba los insultos de su amigo hacía ella, a veces hasta ella lo insultaba con una sonrisa en su rostro orgullosa de tomar tanta valentía, aunque el rubio se cabreaba más queriendo molerla a golpes por su osadía.
Aunque ambos fueran poco bastante incompatibles aún así su amistad perduró por lo menos unos cuantos años ya en dos meses cumpliéndose casi diez años de conocerse.
Ambos aún se preguntaban por qué carajos seguían con el otro sabiendo lo maleducados y molestos que eran entre ellos, varios de sus amigos alegaban la poca tolerancia que le tenían a uno solo, los dos juntos eran una bomba de tiempo.
Capaz esa era su química, la poca tolerancia que tenían por las mismas cosas eran las que alargaba esa tediosa amistad para otros.

-Cara redonda...- la nombrada lentamente detenía su paso al igual que su rubio amigo, el cual estaba decidido a contarle lo que lo comía por dentro, sabía que aquellas cosas no podría ocultarlas menos a ella, lentamente se mataría por dentro por el no ser el que le confesara las acciones de su gemela. A lo mismo que ella tarde o temprano era de enterarse y prefería que fuera por el a qué por una forma más dolorosa. -Himiko se va a ir dentro de unos meses.

Un leve cosquilleo frio apareció en la nuca de la muchacha al escuchar ese nombre, su sola mención alteraba cada sentido de ella, se lo podía decir cómo furia, pero no era por ello, era la tristeza que no era capaz de controlar, la impotencia de no negarse a todo pedido de su amada a no dejar de llorar por ese nombre, no podía negarlo su ser se sentía ansioso y solo.

Ese nombre le traía tristeza.

Exactamente no fuera la química de ellos los que lo mantuviera tan cercano.