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Sus pasos eran determinados, el calor estaba en su punto máximo y su decisión era definitiva

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Sus pasos eran determinados, el calor estaba en su punto máximo y su decisión era definitiva.

Aún si sus pasos fueran firmes, temía, por la respuesta o las consecuencias de ello, no estaba seguro a decir verdad, pero esa verdad a la vez lo traicionaba ya que podría renunciar a su hermosa familia solo por ella. Estaba con un enorme ramo de rosas en la derecha y en la izquierda con un hermoso obsequio que en si llevaba su más profundo deseo.

Estaba nervioso no lo negaba, pero estaba seguro que se sucumbiría a el terror de no ser por qué intentaba engañarse de que ella sentía lo mismo.

Su mujer estaba en casa de seguro dando de alimentar a sus hijos con una hermosa sonrisa y alentadores deseo para el.

Deseaba sentirse mal, pero no podía, raramente el desagrado no llevaba a su cuerpo, la culpa no estaba siendo presente.

Estaba seguro que vivió lo necesario, pero aún así pensaba con egoísmo, ya que deseaba vivir demás, deseaba volver a vivir otra vez con una mujer que no solo le enseño que es ser un humano, si no dominarse a si mismo.

Tocó dos veces la puerta de la habitación con el número veinte en ella, esperando a ver a la joya más grande de todas recibiendo a este como todos los días.

—Kero... — susurro la mujer, la cual tenía el tic de repetir esta palabra un sin fin de veces. —Masaru-sama... ¿A qué se debe su visita?.

Aún amaba como lo recibía, inocente e inoportuna.

—Hola Asui, ¿No me citó para hablar de mis hijos?. — respondió con otra pregunta, volviendo a autoinvitarse solo a una morada en la cual su aroma ya estaba grabado, ocultando sus regalos por detrás de su ancha espalda.

Está divagó en su cabeza intentando recordar en que momento invito a el castaño, a una cita por problemas con sus hijos, no recordaba, Katsuki era muy bien portado sacando sus caprichos por "Intentar conquistarla" e Himiko le era irrelevante su existencia, era como los demás compañeros de su clase, solo obedecía y escuchaba atentamente lo que ella explicaba, de hay en más nada.

Hizo al hombre pasar y lo dejo esperando en la sala de estar mientras preparaba café y sigilosamente buscaba alguna cita privada con el hombre. Pero su subconciente era capaz de saber que aún sin cita lo deseaba en su sala, capaz más que en su sala.

—Siento la demora... ¿Quiere algo además de café?.  — se había sentado a su lado, intentando sonar atenta y servicial a su visita.

Este solo se negó amablemente agradeciendo el café, volviendo a enfocar su mirada en los hermosos ojos oscuros de su amada oculta.

Sin pensarlo se lanzó a ella probando de esos enormes labios, esperando respuesta de la mujer, la cual no dudo dos veces en corresponder.

Su juego de inocencia no tenía nada inocente, solo provocaba más al hombre que amaba, volviendo a ese nido de amor creado por fuertes sentimientos humanos, sentimientos verdaderos de Bakugou Masaru.

ᵐᵒᶜᵒˢᵒ. [K̶a̶t̶s̶u̶d̶e̶k̶u̶] |Oᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ|Where stories live. Discover now