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Todo estaba bien hasta que TaeHyung y JungKook tuvieron que decir adiós bajo el anhelo de que nueve días debían pasar en un abrir y cerrar de ojos. Así que aferrados a la esperanza de que pronto sus caminos se volverían a encontrar, tanto habían besado sus labios que después de horas de aquella separación todavía podían sentir el ardor de cada beso. Si TaeHyung cerraba los ojos, aún sentía las manos de JungKook sobre su cuerpo, de cómo se habían entregado a la desesperación de los últimos minutos antes de que SeJin llamara para avisar que estaba en el estacionamiento del hotel.

En el diminuto bolso que el castaño había llevado en su viaje sólo quedaba ropa sucia, pero en su corazón guardaba recuerdos que lo mantendrían con una sonrisa hasta por lo menos volver a ver al cantante y sentir esos brazos en los que había encontrado el refugio perfecto.







— ¿Hace cuánto llegaste? —consultó JungKook. Se había perdido entre los pasillos del estadio hasta encontrar el lugar ideal donde hablar y, con la espalda apoyada contra una pared, sonreía al ver que TaeHyung permanecía recostado sobre la cama, notoriamente cansado ante el viaje y la falta de sueño.

— Llegué hace media hora. Mi papá y mi hermano están terminando de preparar el almuerzo, así es que en cualquier momento me harán bajar ¿Tu almorzaste?

— No todavía, hace poco realizamos una prueba de sonido y ahora estamos a la espera de que llegue la comida que encargaron.

— Deberías aprovechar estos minutos para dormir.

— Aunque no lo creas, no tengo sueño —sonrió JungKook—. Tal vez una vez que terminemos este último concierto mi cuerpo va a sentir el peso de haberme desvelado contigo durante dos noches.

— No sabes el dolor de cadera que siento ahora...

— Anoche no te quejaste, incluso recuerdo muy bien el "¡más, sí, hazlo más fuerte!" —imitándolo, JungKook soltó una carcajada luego de molestarlo.

— ¡No digas eso! —sonrojado, pero contagiado con la risa del menor, TaeHyung se tuvo que quitar uno de los AirPods al sentir que alguien golpeaba la puerta de su habitación— ¿YuGyeom?

— ¡TAETAEEEEEE! —ingresó YuGyeom con una sonrisa y corrió a abalanzarse sobre el castaño, quien lo recibió con un quejido sordo— ¡Te estuve llamando toda la mañana!, ¿por qué no me contestaste? —consultó al apartarse de su amigo, abrazando una de las almohadas y mirándolo a la espera de una respuesta.

— ¿Para qué me llamaste?

— Uh, ¿cómo es eso de responder con otra pregunta, mal amigo? —intervino JungKook, riendo al apreciar desde la pantalla sólo una imagen en negro.

— JeongGyu me dijo que estabas pasando el fin de semana donde JiSoo noona —comenzó diciendo YuGyeom—, entonces quería aprovechar que estabas ahí para hacer una visita fugaz y así luego venir juntos a tu casa porque esta tarde juegan los Kiwoom Heroes y con tu hermano hicimos una apuesta, ¿puedes creer que me arriesgaré a ir por los NC Dinos?

— YuGyeom, olvida el béisbol... No te salgas del tema...

— Ah, sí, sí —asintió YuGyeom y fue adoptando una expresión de mayor seriedad—. El punto es que como no me contestabas llamé a JiSoo noona y ella me dijo que tú no estabas ahí, que no te ve desde hace semanas, entooonces, mi duda es en dónde pasaste estos días, porque... si no me equivoco, tú nunca le mientes a tu familia, Tae.

Abrumado ante la acusación, TaeHyung se mordió el labio y bajó la mirada, dejó que su cabello cubriera sus ojos, sin saber cómo responder, sin intenciones de continuar con esa farsa que había sido descubierta por YuGyeom.

V de VenderíamialmaparafollarteotravezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora