Extra 1: Conejitos

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En la parte de atrás del Receso de las Nubes hay un lugar que casi nadie se atreve a perturbar. Por más de 20 años, las únicas personas autorizadas a acercarse son aquellas a las que les ha sido encargada una tarea delicada. Es un prado con hierba fresca, bañado por el manantial que cruza el Receso de las Nubes, con un solitario pero frondoso árbol que brinda una amable sombra para sus habitantes permanentes y aquellos que lo visitan.

Mientras la familia del Segundo Maestro Lan se encuentra en casa, nadie más se atreve a irrumpir sin invitación. Seis personas se encuentran reunidas escuchando el suave sonido del Guqin y el Dizi en un perfecto cuarteto. El otro joven y el pequeño bebé escuchan en silencio la armonía de los instrumentos con el sonido del viento y la corriente del río.

Tras apartar a Chenqing de sus labios, una amplia sonrisa se forma en los labios de Wei Wuxian. —Has mejorado mucho A-Yi. Bien hecho.

Lan Jingyi también sonríe, pero sus mejillas se tiñen de rojo cuando escucha a Lan Wangji. —Extraordinario progreso.

Lan Sizhui le sonríe orgulloso mientras escuchan los balbuceos de A-Yu que trata hacer que su primo se ponga de pie para que lo ayude a cazar algunos conejos. Los pasos del pequeño aún no son firmes y tambalea si no se sujeta de la pierna de alguien, pero difícilmente se ha quedado quieto desde que descubrió que podía sostenerse sobre sus dos piernas.

—Bien, lección terminada. Vayan a jugar con A-Yu —invita Wei Wuxian y los dos jóvenes guardan sus instrumentos para unirse a la persecusión que A-Yu ha emprendido con los conejos.

Lan Wangji también guarda a Wangji mientras Wei Wuxian se recuesta ligeramente en él y hace girar a Chenqing en sus dedos. —Mira cómo los conejos parecen estar juganco con A-Yu. No corren a esconderse como conmigo, sino que esperan que él se acerque para alejarse y que los vuelva a perseguir.

—Mmn. —En la mirada de Lan Wangji está el esbozo de una cálida sonrisa, pero Wei Wuxian ya no necesita girar a verlo pues aún en su corta respuesta es evidente su buen humor. También él se siente dichoso por lo maravilloso de poder gozar de su familia en aquella paz.

—Lan Zhan, hace tiempo que quería preguntarte. ¿Cómo es que hay tantos conejos ahora? Recuerdo que los dos que yo atrapé eran machos los dos. ¿Entonces, cómo es posible...?

Un suspiro se hace señal de que Lan Wangji está evocando el pasado. —Hermano encontró varios conejos blancos y los trajo a este lugar, para que los que tú trajiste no fueran considerados mascotas sino que decidimos cuidar a los animales de la montaña.

—Recuerdo que uno de ellos era negro. ¿Por qué todos son blancos? ¿Acaso no se reprodujeron?

Lan Wangji cambia de postura y acomoda a Wei Wuxian entre sus brazos que lo mira atento esperando una respuesta a su pregunta. El silencio se prolongó, pero Wei Wuxian sabía que su esposo debía estar tratando de encontrar las palabras para decir algo vergonzoso pues la punta de sus orejas estaba roja. Por una vez se contuvo de molestarlo pues es más importante escuchar qué había sucedido con sus conejos luego de que los dejara al cuidado de Lan Wangji. —Tenías razón. Ambos conejos... aunque los dos eran machos... ellos...

Wei Wuxian aprieta los labios para no reir, pero era una situación muy irónica. —¿Qué probabilidades hay de que entre tantos conejos eligiera justo a dos manga-cortada?

—Mmn. Pero en cierta forma, todos estos conejos son sus descendientes.

—¿Cómo es eso?

Un suspiro brota de lo más hondo de la memoria de Lan Wangji. —Cuando los Wen atacaron el Receso de las Nubes, muchos conejos quedaron atrapados en el fuego. Cuando los busqué, la mayoría había escapado. La madriguera de tus conejos era la más alejada, nunca les llegó siquiera el humo.

Wei Wuxian acaricia la mejilla de su esposo como limpiando una lágrima invisible y con ella se lleva un poco del dolor que él había estado guardando por tanto tiempo. Su relato continúa. —Cinco conejitos perdieron a sus padres en el incendio. Encontramos a tres detrás de una roca y otros dos a la rivera del río. Apenas estaban comenzando a comer por su cuenta y estaban muy asustados. El conejo negro fue el primero en acercarse y se acurrucó con ellos para tranquilizarlos. El conejo blanco no sabía qué hacer, pero después de un rato se fue a acurrucar con ellos. A partir de ese momento los pequeños los seguían a todas partes. Y de esos cinco conejos desciende la mayoría de los que ahora ves aquí.

Wei Wuxian se acurruca contra el pecho de Lan Wangji. El relato le recuerda un poco su propia historia con A-Yuan, la forma en que se convirtieron en familia. ¿Habrá sido un presagio de su futuro?

Mira a la distancia donde Sizhui sostiene a uno de los conejos blancos para que su hermanito pueda tocarlo mientras Jingyi y Jin Ling discuten un poco más allá. —También nosotros cuidemos de nuestros conejitos.

—¿Mmn?

—Lan Zhan... eres maravilloso.




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¡Hola! ¿Extrañaban esta historia? Pues aquí les traigo un pequeño extra para comenzar. No sé qué tan frecuente actualice, pero ni crean que me he olvidado de lo que les prometí. Agreguen la historia a sus librerías y en cualquier momento las sorprendo con un segundo extra.

La Luz de la EsperanzaWhere stories live. Discover now