CAPÍTULO 13: EL MUELLE

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Domingo 2 am

Jin sonrió, estampándole un duro y corto beso, para luego tomarlo de la mano y prácticamente arrastrado rumbo al jeep.

En el trayecto, su vecino lo aferraba con fuerza, luciendo con un autentico niño camino a la juguetería y verlo en aquel arrebato de emoción, le arrancaba risas burbujeantes al menor.

La vereda estaba desierta, pero cualquiera que los viera de lejos, pensaría que estaban borrachos y de alguna manera así se sentían. Solo que no por el alcohol, sino por la adrenalina del momento y el frenesí de anticipación.

Cuando al fin llegaron al auto, la risa divertida de Tae resonó aun más escandalosa, viendo ahora a su vecino buscar desesperado sus llaves sin encontrarlas. Lastimosamente la burla no le duró mucho, pues en un parpadeo su espalda golpeó sin delicadeza, el lateral del auto de su vecino

—¡Mierda! ¡Jimmm

El reclamo de Tae se ahogó en la boca del castaño, cuando el hombre enredó sus manos en su cabello, atrayendo con fuerza sus labios.

Demandantes, calientes, húmedos y ansiosos, así se sentían los movimientos de Jin en su cavidad. Y Tae recostado de ese Jeep, gustoso correspondía. Competían en ritmo y ganas mientras disfrutaban del placer de beberse mutuamente sin inhibiciones. Por lo menos, hasta que el mayor lo cubrió con su cuerpo grande nuevamente y sus pelvis chocaron otra vez. Ocasionando un nuevo roce de duras erecciones, que lo hizo gimotear calladamente, antes de soltarlo para intentar recuperarse

— ¿Lo vamos a hacer aquí o qué? —bromeó casi sin aliento y con la mirada nublada

—Sin quieres no me opongo—contestó el otro con una boba sonrisa, desatando una carcajada en Tae, pues el muchacho no dudaba de sus palabras, había comprobado que su vecino tenía un fetiche con el exhibicionismo

—Por qué no me extraña...

—Me encanta tu risa—soltó fascinado ignorando el comentario del menor—todo tú me encantas

El fotógrafo no contestó abrumado por la intensidad de su mirada y Jin utilizó su silencio para empezar a recorrerle mejillas, nariz y mentón con su perfil, dejando a su paso un tibio rastro que lo debilitaba. Finalmente, sin romper el contacto visual, el mayor sostuvo su rostro con ambas manos, para así volver probarlo. Esta vez en una suave y lenta caricia, donde se tomó su tiempo para chupar y empapar cada uno de sus labios alternadamente.

Arriba, abajo, y la lengua del hombre podría fácilmente convertirse en su perdición, pues la usaba para lamerlo pausada y sensualmente, y luego con solo su punta rozaba la suya. El toque era ligero, solo para provocarlo y hacerlo desear más, antes de volver a sus belfos y empezar la tortura otra vez.

Cuando terminó y el tipo se separó, Tae lo miró fijamente con sentimientos encontrados. Pues si bien su excitación había aumentado varios grados después de ese último beso, también le preocupaba haberlo sentido el más íntimo y delicado, de los compartidos hasta el momento. "Yo simplemente no puedo controlar lo mucho que me gustas" eran esas palabras las que le generaban incertidumbre y Tae esperaba sinceramente, que solo fuera una tonta inquietud y su vecino no se prendara de él por una follada, pues eso era todo lo que él quería. Sexo fuerte, crudo y caliente, que arrancara ese fuego que le despertaba el mayor. El fotógrafo estaba seguro de no poder ofrecer más que eso.

—Me preocupas cuando te quedas callado—le dijo Jin, mientras le apartaba los flequillos de los ojos

—¿Qué pasa? ¿tienes miedo de que me arrepienta y te deje duro?

MI QUERIDO VECINO  [JinTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora