Después de todo lo que había pasado ese año, Ginny no podía creerse que estuviera encerrada entre los doseles de una cama rosa. En Hogwarts, y tras la desaparición del trío de oro, Neville, Luna y ella habían liderado la resistencia. Surgió de forma natural, al darse cuenta de que algo tenían que hacer. No podían quedarse con los brazos cruzados mirando como los Carrow permitían que Slytherin de últimos años castigasen a los más pequeños de la escuela aplicándoles cruciatius. Curiosamente, casi siempre eran Gryffindors los que recibían la maldición.
Así que, en secreto, convocaron a lo que quedaba del Ejército de Dumbledore y se dedicaron a hacer acciones de rebeldía. Algunas eran pequeñas, como llevar comida a escondidas a los alumnos a los que habían castigado sin cenar (qué castigo más estúpido, ¿verdad?), mientras que otras eran grandes... o muy grandes. La mayor de sus hazañas fue intentar robar la espada de Gryffindor. Todo parecía ir bien, habían sacado el arma del despacho del director y corrían por el pasillo en dirección a la Sala Común de Gryffindor cuando una fuerza invisible les detuvo e inmediatamente se sintieron inmovilizados por miles y miles de hilos transparentes y pegajosos.
- Vaya, vaya... ¿Qué tenemos aquí? - La voz de Alecto Carrow resonó fuerte y clara, con tono de rintintín.
- Y bien, decidnos, ¿qué hacen tres alumnos merodeando a estas horas por la escuela? - Preguntó su hermano Amycus, regodeándose al prever la posibilidad de aplicar un castigo físico.
- Nos perdimos de regreso a nuestra Sala Común. - Respondió Neville.
- Ya. Dos alumnas de sexto y uno de séptimo se perdieron. ¿Sabéis? No es buena idea mentir descaradamente a un director adjunto y en este caso, somos dos.
- ¿Obtendré puntos extra si finjo que me importa? - Soltó Ginny de sopetón. Al momento, recibió una mirada directa de Neville que le decía claramente "Mantente en un segundo plano, eres tú quien tiene la espada escondida entre los pliegues de tu uniforme".
- Deberías aprender a tener callada tu boca, pequeña zorra. - Soltó Amycus - Como sangre pura, debéis dar ejemplo de comportamiento impoluto y de esta manera conseguir algo que realmente importe, es decir, el reconocimiento del Señor Tenebroso.
- Estaría de acuerdo contigo, - Soltó Neville - pero entonces estaríamos los dos equivocados.
Ese fue el momento de Ginny de devolverle la mirada de advertencia a Neville y negar disimuladamente con la cabeza "No. No lo hagas, Neville. No les provoques para distraerles de mí", pero era demasiado tarde.
- ¿Por qué no vamos a otro sitio y arreglamos esto de hombre a hombre? - Ginny no podía creer que Neville hubiese dicho algo así, no era para nada su estilo. Estaba segura de que su único objetivo era conseguir que ella y Luna se librasen del castigo y salvasen la espada. Ella no le iba a consentir enfrentarse a esto sólo, pero no le dio tiempo a replicar antes de que el primer maleficio cayera sobre Neville.
- ¡Crucio! - Dijo Amycus mientras sonreía. Neville cayó al suelo y apretó mucho los dientes para no gritar. Al acabar, el mortífago se burló. - ¡Uy, eso debió doler!
Y ahora Ginny no se calló.
- Me encanta cuando dices cosas obvias y te haces el importante creyendo que descubriste algo que los demás no.
- ¿Cómo dices, mocosa?
- Puedo explicártelo, pero no puedo entenderlo por ti.
- Estúpida insolente.
- Gente mejor que tú me ha dicho cosas peores. - Añadió Ginny encogiéndose de hombros, cómo si no le importara.
Pero lo que pasó a continuación le hizo temblar de pies a cabeza pues Amycus pasó su dedo índice sobre los labios de ella mientras relamía los propios.

YOU ARE READING
Lo que Harry no supo ver: el secreto de Ron y Hermione
FanfictionHistoria de cómo vivieron Hermione y Ron el séptimo año. Muchas cosas pasaron sin que Harry se enterase...