XIII. Cobarde

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Si una palabra podía definir lo que Kara sentía esa era sufrimiento.

La kryptoniana vio como Brainy y Alex trabajaban en curar a Lena. Poco a poco, la CEO fue recuperando la consciencia, haciendo que el lavado gástrico fuera más sencillo de realizar. Sencillo dentro de todo lo que se podía.

La cantidad de alcohol que la pelinegra había ingerido era bestial. La agente afirmó que fue un milagro que no pasara algo peor. Lena tuvo suerte de que Kara la encontrara a tiempo.


Habían pasado unas horas desde que el lavado gástrico a la mujer Luthor había finalizado. Ya era de noche, las 23hs.

Lena se encontraba durmiendo. Durante el proceso, la CEO estuvo algo consciente. Pero apenas se sintió libre de alcohol, cayó rendida en la camilla. Alex intentó tranquilizar a la kryptoniana, diciéndole que era algo normal; El cuerpo de la mujer había sufrido mucho en pocas horas, necesitaba descansar.

Kara, por su parte, no había comido ni tomado nada. A pesar de que su hermana intentó sacarla de la sala médica, la rubia se rehusó a abandonar el lugar.

Los minutos fueron pasando y Lena aún no despertaba. Kara velaba por ella, incapaz de despegar sus ojos de la mujer Luthor.


A las 3 A.M. la CEO se levantó tosiendo, Kara se exaltó y la tomó de las manos. La pelinegra se incorporó en la camilla, sentándose.

—A- agua —Pidió, hablando con dificultad.

Si bien Alex le había inyectado un suero para hidratarla, claramente la mujer necesitaba beber agua.

La kryptoniana se apresuró en tomar el vaso y se lo tendió a la otra. Ésta parecía no saber qué sucedía, sin ir más lejos, no era consciente de que Kara estaba junto a ella.

Lena tragó con dificultad, sintiendo su garganta rasposa. Su cabeza daba vueltas, su cuerpo estaba adolorido. Parecía que se había metido en medio de una guerra. Pero no, solo había sido el alcohol.

—¿Lena? —La rubia susurró, temerosa.

Al oír su nombre, la CEO pareció entender donde se encontraba. La mujer miró a los costados; las luces estaban apagadas, por ello apenas podía visualizar la habitación. Finalmente, sus ojos se encontraron con los azules de la kryptoniana. La luz tenue de los pasillos del DEO iluminaba la mirada triste y cansada de la superheroína. Ésta sonrió de lado.

—K- Kara —Lena habló bajito, avergonzada.

—¿Estás bien? —Preguntó queriendo tomarla de las manos. Pero antes de hacerlo, pensó en que no sería lo mejor. No después de tantos sentimientos encontrados.

—Sí. Yo... —Tragó saliva y cerró sus ojos, cansada. Momentos después, volvió a abrirlos. Pudo darse cuenta de cuan preocupada estaba su mejor amiga—. ¿C- cómo ll- llegué aquí?

—Una vez desperté del efecto de la kryptonita rosa, pensé en hablar contigo —Desvió la mirada—. Supe que te habías marchado y te busqué —Evitó comentarle su encuentro con Patrick—. Seguí tu avión y te encontré allí, inconsciente —La CEO negó, apenada—. ¿Tú- tú querías... querías... —No pudo terminar la frase.

Desde que la vio en ese estado, se preguntaba todo el tiempo lo mismo: ¿Acaso Lena había querido entrar en ese estado para, posteriormente, morir? 

—No, no —La pelinegra se apresuró en aclarar, entendiendo a dónde quería llegar la otra—. No sé qué me sucedió, cómo llegué a ese estado —Murmuró—. Ya había empezado a beber antes de tomar el vuelo y... no sé. Creo que el estrés también ayudó —La rubia asintió—. Quería olvidarme, huir.

—¿Qué querías olvidar? —Lena no supo qué decir. ¿Qué le diría? ¿«A ti»?

—Cosas —Respondió tajante, Kara asintió lentamente. Se mantuvieron en silencio por minutos, sin mirarse. Hasta que Lena volvió a hablar—. Así que, ¿Ya no estás bajo el efecto de la kryptonita rosa?

—Así es —Asintió—. Alex me contó sobre la visita de un tal Mxyzptlk —Su acompañante asintió, recordando las palabras del hombre—. Al principio no recordaba todo lo que había sucedido mientras estuve así. Pero, después de leer algo recordé.

—¿Leer algo? —Frunció el ceño—. ¿Qué leíste?

—Algo que yo misma escribí antes de que Alex me sedara —Sonrió apenas—. Creo que sabía que olvidaría cosas importantes, entonces las escribí. Fue... revelador —Lena asintió, sin saber qué más agregar.

—¿Podrías- podrías traerme más agua? —Mostró su vaso vacío, Kara asintió con rapidez.

La kryptoniana tomó el vaso y se levantó.

—¿Quieres algo más? ¿Necesitas algo?

«Un abrazo» pensó, pero nada salió de su boca. Se limitó a negar.

Kara asintió y se alejó de allí, dejando a la otra en soledad.


¿Qué pasaría ahora? La superheroína ya no estaba bajo los efectos de la kryptonita rosa pero, por otro lado, lo dicho por el hombre de la quinta dimensión atormentaba a la CEO. ¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué beber hasta la inconsciencia?

—Por cobarde, por idiota —Susurró para sí misma.

Es que no había otra respuesta. Quiso huir de sus sentimientos, incapaz de creer que podría ser amada, incapaz de creer que Kara Danvers podría amarla. Ella no la merecía, ella no merecía ser amada.

Sin darse cuenta, Lena soltó una solitaria lágrima

—Aquí está —La kryptoniana dijo, adentrándose en el lugar.

Lena desvió la mirada, intentando fingir su dolor.

—G- gracias —Dijo tras carraspear. Sin mirarla, tomó el vaso de agua.

—¿Qué sucede? —Pero Kara la conocía más que nadie, no podía engañar a su mejor amiga.

—Nada, nada —Mintió. Sus ojos verdes buscaron a la otra y sonrió apenas—. Es el cansancio por todo lo que pasó, demasiadas cosas.

—Lo sé —Suspiró, sintiéndose agobiada—. ¿Pero tú estás bien? ¿Necesitas algo? —Lena ahora sonrió sincera. Saber que la rubia se preocupaba por ella la hacía sentir bien.

—Estoy bien. Solo- necesito estar a solas —La kryptoniana hizo una mueca triste, ella quería quedarse junto a la CEO y cuidarla.

—Es- está bien —Sonrió forzada—. Estaré por aquí, cualquier cosa me avisas ¿Vale? —Luthor asintió.

Kara le devolvió el gesto y comenzó a retirarse de allí, sin decir nada más.

—¿Kara? —La mencionada se volteó y miró a la mujer.

Lena quería decirle tantas cosas. Quería contarle que estaba así por ella, quería decirle que Mxyzptlk le había dicho que ellas se amaban... quería decirle que la amaba.

Pero nada de eso salió de su boca.

—Nada, solo quería agradecerte por lo que has hecho por mí —Dijo bajito—. Me salvaste, una vez más.

Si bien era cierto aquello, la mujer Luthor quería decir mucho más que eso.

—De nada, Lena —Kara sonrió—. Siempre estaré ahí para ti. Sé que eres una mujer extraordinariamente fuerte y capaz de levantarte en cada caída. Pero... —Suspiró—. Siempre estaré para sostenerte en caso de necesitarlo.

Al ver que la otra no respondería, le dedicó una última sonrisa y se marchó de allí.

La CEO pensó ¿Y si el Duendecillo tenía razón? ¿Y si su mejor amiga correspondía sus sentimientos?

¿Cómo Kara Danvers podría sentir algo por ella? ¿Por alguien tan roto? No quería creer en aquello, se negaba a creerlo.

Lena cerró sus ojos, acostándose en la camilla, y suspiró.

Definitivamente, era una cobarde.

Pink Kryptonite - SupercorpOù les histoires vivent. Découvrez maintenant