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Azotaba con impaciencia su pluma en contra de la mesa de madera provocando un repiqueteo incesante en el que se concentró para calmar sus nervios. A pesar de que había estado todo el día conduciéndose por la ciudad de Tokio como alma en pena entregando manuscritos a diestra y siniestra en diversas editoriales, no se había podido acostumbrar a esa sensación de incertidumbre que lo abordaba con cada parada que hacía. Sus pensamientos se dirigieron a la incomodidad que le generaban los bancos demasiado bajos, las rodillas les dolían gracias a los pantalones de tela formales y sumándole a eso no tenía donde colocar las manos sin que le molestaran. Su sufrimiento termino cuando el hombre que lo recibió apareció con una sonrisa amable y lo invito a pasar a su oficina. Apoyó su mano en la orilla del pequeño banco, sin embargo a la hora de impulsarse su mano resbaló y esta termino palpando la tierra húmeda de la maceta junto a él. Como pudo sacudió su mano y queriendo desaparecer en ese momento, siguió al hombre.
- Déjeme decirle que tiene talento. - El señor tomo asiento y lo incito a hacerlo también, entretanto dejo caer su manuscrito en el escritorio. - Sin embargo para poder tener un lugar en una de estas. - Levanto uno de los números recientemente publicados de la revista y se dio cuenta de un detalle importante que no contemplo. - Hay que ganárselo, ¿Entiende a lo que me refiero?
- Disculpe, pero ¿Podría ser más claro?
- Necesitamos más escritores atrevidos y usted es extranjero, necesitamos su visión en nuestras publicaciones. - Entrelazo sus manos y las coloco sobre el escritorio. - Si puede traerme un relato subido de tono para la próxima semana el trabajo es suyo. ¿De acuerdo? - El hombre le extendió la mano pero él no se movió. - Creo que el pago podría convencerlo. - Escribió una cantidad en un papel y se lo entrego. - Le explico cómo funciona esto, usted nos entrega el manuscrito y nosotros nos encargamos de ilustrarlo y publicarlo. - Escuchó atentamente y abrió el papel, era una cantidad considerable para que pudiera sobrevivir por un par de semanas.
- ¿El pago es por adelantado? - El señor se rio levemente y estiro su mano, el también lo hizo y cerraron el trato con un apretón de manos.
...
Se sentía sucio por aceptar realizar un relato erótico, eso era caer bajo pero en su situación era lo mejor que podía hacer, además que el dinero que ya tenía le aseguraba comer algo decente de un restaurante y no los próximos a caducar de un combini*. Aunque aún tenía un problema.
¿De dónde sacaría inspiración para escribir algo así?
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