Amor En Señas. Duoligia Amores. Libro 1

Capítulo XII

Corrió hacia su propio cuarto y fue directo al baño, aún con ella en brazos comenzó a llenar la tina con agua tibia,  se sentó en un pequeño mueble que tenía en el cuarto de baño, y tomando una de sus toallas, comenzó a secarla.

Comenzó con su cabello, se lo soltó y lo apretó con la toalla, siguió con su rostro, y cuando ella sintió el suave material contra su piel se removió un poco e intento alejarse de él, pero no sé lo permitió, la acercó de nuevo a si mismo y la miró más detenidamente, se dio cuenta de que aún conservaba puesta su pijama, así qué, supuso, había estado todo el día encerrada en el armario, sopesó si quitarle las ropas frías y mojadas, no quería romper la barrera de la intimidad sin el permiso de ella, pero no tenía opción.

Le quita primero la camiseta y luego los pantalones cortos de pijama y la envolvió con la toalla, se levantó aún con ella en brazos y después de cerrar la llave y revisar la temperatura, la metió a la tina, se removió un poco pero no sé despertó, metió un brazo debajo de sus hombros y la mantuvo sentada, mojó su cabello y espero a que recobrará el calor de a poco.

Quince minutos después el agua comenzó a enfriarse, se estiró un poco y tomo otra toalla, dejo la toalla mojada al borde de la tina, y la saco a ella envolviéndola con la que estaba seca, la acerco más a él, importandole poco si se mojaba, y se puso de pie, salió del cuarto de baño y la recostó en su cama, seguía dormida, salió de su cuarto y fue al de ella, reviso en su ropero y saco un nuevo cambio de ropa interior, y una de sus pijamas.

Regreso con ella y la descubrió, se quedó quieto por un segundo, y la vio perfecta a sus ojos, no tenía imperfecciones en su piel, descubrió una hilera de lunares en su hombro derecho que se extendían hasta su espalda, miro lugares por donde quiso pasar al menos un dedo, y deseó sentir la tibieza de su piel junto a la suya.

¿Pero qué estaba haciendo?

Ella estaba inconsciente y sin nada que la cubriese del frío, se regaño a si mismo, y con un último vistazo le seco el cabello y el cuerpo con la toalla, y con gran dificultad y vergüenza le quitó la ropa interior y le colocó la ropa seca, la cubrió de nuevo con las cobijas y la dejo descansar.

Regreso al cuarto de baño y limpio todo lo que había utilizado, recogió la ropa y las toallas mojadas que había dejado en el baño y a un lado de su cama, se dirigió al cuarto de ella y recogió las sábanas y cobijas mojadas de su cama, llevando todo en sus brazos se dirigió al cuarto de lavado que estaba al final del pasillo, echo todo a lavar, y un par de minutos después salió.

Regreso al cuarto de Katherine y puso de pie el colchón a un lado de las ventas, esperando que el aire que entraba de estas fuera suficiente para secarlo, limpió y seco el piso, y tomando los audífonos e ella regreso a su lado.

Dejo los audífonos en la mesa de noche, tomo el sillón individual que estaba en la pared contraria de su cama y, acomodandolo a un lado de esta, se sentó, y la miró, respiraba lenta y tranquilamente, tenía sus labios entre abiertos, y ya estaba comenzando a tomar más color, sus ojos comenzaron a pesarle, todo lo que pasó en el día le cobro factura, y de un momento a otro, ya estaba sumido en un profundo sueño.

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Cuándo despertó, un par de horas después, él son aún no había salido, y una ligera llovizna se escuchaba contra las ventanas, se estiró en el sillón y dando un bostezo reviso la hora, 5:15 de la mañana, se tallo los ojos y poniéndose de pie, se acercó a la cama, algo no andaba bien.

La escucho respirar con dificultad, estaba temblando y sudando, su piel había perdido color, y de sus labios salían pequeños suspiros, se acercó más, encendió la luz y acercó su mano a su mejilla, estaba demasiado caliente, apresurado le quitó las cobijas y la reviso más de cerca y con mayor atención.