Capitulo 26 - Un tierno perrito

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Mierda, mierda y más mierda. ¿Qué había hecho? Me separe de golpe de Francisco, el me miro con intriga, estuvo a punto de decirme algo, pero lo frene a tiempo poniendo mi dedo índice en sus labios, porque que lo escuchara a él sería otro problema extra, que no estaba dispuesta a asumir.

- Respóndeme Marie Ann ¿Cómo que está embarazada? – me dijo Matthew, se notaba que estaba perdiendo la paciencia. Imagino que se estaba preguntando cuál de sus dos amigos era el padre.

- Matthew obviamente pensé que eras ella. No te incumbe nada que respecte a ella o su embarazo. Te pido que no digas nada aun.

- Está bien, ¿necesita algo?

- No, yo la estoy acompañando en todo

- Bien... - lo escuche arquearse la garganta antes de decirme – ahora... sobre algo que si es de mi incumbencia ¿con que te distrajiste en la calle a las 3 de la mañana?

Imagino que por la palidez de mi rostro, Fran podía darse cuenta que estaba teniendo una conversación demasiado incomoda, sobre todo porque lo tenía enfrente. Él en vez de comportarse como un caballero y darme espacio mientras terminaba mi llamada telefónica, se quedó allí, mirándome con sus ojos oscuros y largas pestañas, con los brazos en jarra y sonriéndome altaneramente. Maldito.

- Me encontré con un perrito – mentí yo descaradamente. Francisco se tuvo que alejar ahora si para descostillarse de la risa de mi patética mentira. ¿Cómo no se me ocurrió algo mejor? Pero mi mentira no quedo allí, no, agregue – estoy tratando de que confié en mi para subirlo al apartamento

- ¿Enserio? ¿es cachorro, como lo ves? Queres que te pase el contacto del veterinario de Thor es 24 horas – me dijo el con su voz más calmada.

- No, no es necesario llamar a la veterinaria – dije yo con ganas de llorar. El idiota de Fran había cruzado la calle y estaba a punto de tirarse al suelo por el ataque de risa. ¿les conté que cuando estoy nerviosa y estresada me empiezo a reír? Eso mismo es lo que paso. Comencé a reírme, la risa de Francisco alimentaba la mía y así viceversa.

- ¿Qué te causa tanta risa? Me sentiría más tranquilo si subís al apartamento, es tarde y es peligroso – sus palabas preocupadas lograron controlar mi risa desbocada.

- Es el perrito, que se acaba de caer abierto con las cuatro patas, le sacaría una foto pero tengo solo 2 % de batería, en cualquier momento muere mi celular.

- Con más razón, agarra al perro y subí Marie Ann – dijo el ya perdiendo la paciencia nuevamente. ¿Por qué me habría llamado? Tenía ganas de preguntarle pero la verdad es que no era una conversación para tener frente a Fran. Así que le respondí:

- ¡Está bien! – estaba por colgar pero no puede evitar preguntar - ¿me llamabas por algo en especial?

- Quería ver como estabas. Nunca escuchaste mis audios.

- No te voy a mentir, los elimine.

- ¿Por qué?

- No voy a tener esta conversación a más de 20mil metros de distancia, cuando vuelvas hablaremos lo que tengamos que hablar. Que descanses. – estaba ya por colgar cuando el agrego rápidamente:

- Perdón Marie, soy un idiota.

- Hablamos cuando vuelvas – le dije yo y estaba vez si corte.

Un error para no olvidar. (Terminada)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz