Capítulo 11; La invitación

289 48 7
                                    


• <❇≫───•◦ ❈ ◦•───≪❇> •

Desperté a las doce de la tarde por quedarme pensando en el abrazo que le dí a Bakugou la noche anterior. Cada vez que lo imaginaba sentía mis mejillas sonrojadas, no debí hacer eso.

No me preocupé mucho de la hora ya que era domingo, y lo único que podía preocuparme es que mañana se acababa el plazo para darle el consejo a Bakugou y tampoco sabía cómo lo miraría a la cara. Conociéndolo capaz que no vuelva a dirigirme la palabra, eso no me gustaría, ya que me comenzaba a agradar cada vez más.

—¡Himari! —escuché la voz de mi papá gritar desde la sala de estar, aún cuando puse un cojín tapando mi cara.

—¡¿Qué?!

—¡Ve al mercado!

—¡Me voy a bañar!

—¡Apúrate!

Tiré el cojín hacia otro lado y me fui a dar una ducha, generalmente amarraba mi pelo en una coleta pero no tenía las ganas para peinarme, ni de vestirme. Sólo puse un vestido celeste hasta la mitad de mi muslo y dejé mi cabello suelto. Cuando bajé las escaleras me esperaba mi papá con un carrito y una lista.

—Odio hacer las compras. —le dije poniendo cara de perrito triste. No funcionó.

Salí de casa hacia al mercado que estaba cerca, miraba la lista cada vez que paraba en un puesto, al menos papá tenía buena letra, incluso era más linda que la mía. Me había encargado muchas verduras y frutas, ya tenía casi todo, solo me faltaba el cebollín.

Caminé buscando en algún puesto el cebollín hasta que di con uno, saludé al vendedor y le pedí la última unidad al mismo tiempo que otra persona, persona con una voz inconfundible. —Bakugou

—¡Yo lo pedí primero! —Bakugou tomó el cebollín y lo detuve con una mano.

—¡Pero yo saludé al vendedor!

—Esperen, puedo cobrar la mitad si lo comparten. —El vendedor nos quitó el cebollín y nos convidó a los dos por la mitad del precio.

—Tienes como 20 cebollines más en tu carrito para qué quieres otro más, Bakugou.

—¡Cállate, bruja! No te importa. —Bakugou desvió su rostro con el ceño fruncido. ¿A caso está molesto porque lo abracé anoche? Era tan esquivo que no me sorprendía, pero de todas formas me hacía sentir mal. Dudé en si sacar al tema, pero al final preferí irme luego a casa.

—Como digas. Me tengo que ir ya. —me di la vuelta con mi carrito. Estúpido Bakugou, solo fue un abrazo, no significa nada malo.

—Oye, espera. —Bakugou tocó mi mano que llevaba el carrito. —Te mandé un mensaje...

—¿Qué mensaje?

—¡¿Lo leíste o no?! —dijo perdiendo la calma.

—¡No! Desperté hace poco y me mandaron a comprar. ¿Qué mensaje?

—Tsk. Mi mamá llamó a Aizawa sensei y descubrió que estuve en un castigo contigo y se quiere disculpar porque cree que es mi culpa.

—¿No lo fue? —se me escapó una sonrisa que a Bakugou desesperó más.

—Tsk. Ya no importa. Mi mamá quiere que vayas a cenar hoy, pero si no puedes no es ningún problema. ¿Qué dices, bruja?

—Oh, pues claro que voy. Es una oportunidad perfecta para molestarte.

—¿Sí? Tu papá también debe venir. —sonrió.

—Oh, entonces olvídalo. —reí nerviosa. Mi papá tenía la costumbre de dejarme en vergüenza.

—No, ya dijiste que venías. —Bakugou puso su sonrisa egocéntrica y agregó. —Te espero a las 6:30, bruja.

—¡Qué! Espera... —Antes de que pudiera seguir hablando Bakugou se fue. ¡Bakugou!. Me apresuré a mi casa arrastrando el carrito para decirle a mi papá, cruzando los dedos para que no se lo tomara mal, y pará exigirle que no me deje en vergüenza. Cuando entré a la casa lo encontré en el patio tendiendo la ropa.

—¡Papá!

—¡Ah! Himari me asustaste, ¿Qué pasó?

Las palabras que tenía en mente se me enredaron y comencé a frustrarme.

—Himari, tu cara da miedo.

—¡Papá! Agh. ¿Recuerdas al chico rubio?

Mi papá enarcó una ceja y dijo serio. —Katsuki Bakugou.

—Sí, pues su mamá se enteró que por su culpa tuvimos un castigo... Y nos invitó a cenar para disculparse.

—¿Castigo? No recuerdo eso, Himari. —me advirtió con sus ojos.

—Olvida eso, dije que no fue mi culpa.

—Supongamos que te creo, ¿A qué hora?

—6:30 ¿Estás ocupado? Puedo posponer...

—No, no. Estoy libre. —Papá sonrió burlón y yo fruncí mi ceño. —¡No me avergüences en la cena!

Subí a mi habitación a buscar mi celular, tenía 33 mensajes de Shiro, aunque la mayoría eran emojis llorando por haberlo encontrado con Jirou ayer, le envié el sticker que les hizo Bakugou y le mandé un audio, “Te lo mereces por mentirme”

Tenía los mensajes de invitación de Bakugou y le escribí.

Rubio explosivo

13:05

Oye, maldito musulmán

¿Es una cena elegante? ¿O no?
¡Pregunta mi papá!

13:06

¡¿Quién es musulmán?!

Y sí, lo es.

13:27

¿Qué es elegante para ?

¡El vestido celeste estaba bien!
¡Sólo péinate!

•́  ‿ ,•̀

Maldito musulmán compartió
su dirección.

A las seis de la tarde ya estaba lista, seguía con mi vestido celeste clarito, era algo ajustado, como todos mis vestidos para que no se levantarán con el viento. Me había peinado y en eso había gastado 20 minutos, para al final hacerme mi coleta usual.

Papá se había puesto una camisa azúl oscuro, una corbata celeste y unos pantalones de tela negro.

—Muy bien, papá. Ahora repíteme, que es lo que no puedes decir en la cena.

—Nada de molestarte con Bakugou, ni hablar de lo mucho que te quiero.

—Papá. —Le advertí con la mirada.

—Está bien, no diré nada vergonzoso... O haré el intento. —Sonrió.

Oh por todos los héroes, no tenía muchas esperanzas de papá, estaba segura que iba a contar anécdotas muy vergonzosas para mí. Sabía que si ocurría eso Bakugou estaría muy a gusto escuchando para luego burlarse, así que no me quedaría atrás. Ya tenía mi plan maestro, le pediría ver el álbum de fotos a la mamá de Bakugou. Así estaríamos a mano.

A las 6:25 salimos de la casa en el auto de papá, le indiqué por dónde vivía Bakugou y llegamos a la hora exacta. Caminamos a la entrada de la casa y toqué el timbre nerviosa.

• <❇≫───•◦ ❈ ◦•───≪❇> •

rιvαlѕ ↯ вαĸυɢō ĸαтѕυĸιWhere stories live. Discover now