Capítulo 3: Un Kuku para Jennie

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3 Años Después

POV Lalisa

- ¡Lalisa ayúdame con Jennie! – la veía corriendo desde la cocina mientras yo tomaba una taza de café – ¡Lalisa! – ella se detuvo en la puerta

- ¡Es tu hija! – le restó importancia mientras leo el diario

- Ah claro, es mi hija – estaba enojada – pero no lo es cuando le enseñas a actuar como un perro

¡Yo! – digo indignada

[Flashback]

- Jennie – la pequeña me miraba

- ¿Lisa? – ladeó la cabeza como siempre lo hacía y sonrió, Jennie con tres años era una monada, lástima que era una loba

- Hoy te enseñare a ser una buena mascota – le acaricie el cabello – lo primero que aprenderás es a cazar

Minutos Más Tarde

- ¡Bien hecho! – la alababa después de haber cazado a una ardilla en el bosque

- ¡Tengo una aldilla! – decía emocionada

- Eso, eres una buena mascota

[Fin del Flashback!]

- Ahora lo niegas – buscaba en la habitación – por tu culpa ahora sabe cómo esconderse y también muchas cosas más que no son acordes a su edad

- Tiene 5 años, tarde o temprano tendrá que aprender a ser un lobo – ella me fulmina con la mirada – bien, ya la llamo – bajo el diario y ella se cruza de brazos – ¡Jennie, te quiero en menos de 5 segundos en la cocina! – y como si fuera flash la pequeña apareció – allí la tienes

- Vamos, Jennie – Irene sujeto el brazo de la a pequeña que iba haciendo un puchero, yo solo sonreí

Minutos Después

- Llévala al colegio – yo estaba con la boca abierta

- ¡Yo! – me señalo – no se supone que tú la llevaras

- No puedo, quede con las chicas – ella me beso la mejilla y me dio la correa – cuídala – fue lo último que me dijo tras irse

- Bueno – mire la correa – vamos a la escuela – le coloque la correa

- ¿Paseo? – me pregunta haciendo su típico gesto

- Quisieras – digo con una sonrisa de satisfacción tras verla hacer un puchero

Cuando llegamos al colegio muchos nos miraban atentamente porque Jennie tenía la correa puesta como si fuera un animal, ya se había acostumbrado a tener esa correa cada vez que salíamos que no le importaba si la veían con ella, al igual que su collar que era su bien más preciado, los primeros meses no se lo quitaba ni para tomar un baño, eso de nunca quitárselo se lo había tomado muy enserio la loba

- ¡Quiero un Kuku! – soltó de repente en la puerta del colegio

- ¿Para qué quieres un Kuku? Si ya tienes uno – le digo mientras le quito la correa

- Uno de verdad – me miro a los ojos

- Pero si tú eres mi mascota, no necesitas una – me levante del suelo – además, estas muy pequeña para un cachorro

- Solo quiero un Kuku – dijo con lágrimas en los ojos – uno nada más – decía mostrando su dedito

- ¡Está bien! – solté resignada – después de la escuela iremos por tu Kuku 

Bajo La LunaWhere stories live. Discover now