7.

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Había llegado el final del partido y Yamaguchi estaba en el banquillo, mordiéndose las uñas y mirando al suelo.

En la cancha estaban Asahi, Hinata, Kageyama, Tanaka, Daichi y Nishinoya, celebrando la victoria.

Suga le echaba un ojo al chico, preocupado.

Durante todo el partido había salido dos veces, y había sido un desastre. No era capaz de concentrarse en el balón, y se había llevado un buen balonazo en la mejilla.

Pero eso poco le importaba al peliverde. No paraba de pensar en ellos.

Podía notar sus ojos mirarle fijamente, esperando al momento correcto.

Daichi le puso la mano sobre el hombro, sacándolo de su mundo.

-Yamaguchi, tenemos que levantarnos a saludar.

El chico se levantó, y se colocó detrás de Tsukishima, en un intento de sentirse más refugiado.

Él lo notó, y le echó una mirada de reojo.

Comenzaron a pasar lentamente en fila, palmeando las manos del adversario.

De repente, uno de los contrarios sujetó su mano por un leve instante, casi imperceptible. Por primera vez en el partido, Yamaguchi levantó la vista.

-Hombre, pequitas- murmuró el chico con voz ronca.

"No... Por favor" quería decir.

Avanzó fingiendo desinterés, pero cuando llegaron a los pasillos, empezó a entrar en pánico.

Quería huir de allí. Salir corriendo, y llorar.

No se sentía preparado para lidiar con esa gente que tanto daño le había hecho durante su infancia.

//Flashback//

Eran las cuatro de la tarde, y Yamaguchi salía emocionado de clase, pensando en llegar a casa lo antes posible para ver sus dibujos animados favoritos.

Iba saltando por el parque, con la mochila a la espalda y el abrigo en la mano.

De pronto, al final de la campa, vio a un pequeño grupo de chicos de su curso, por lo que decidió acercarse a saludarlos, con su inmaculada sonrisa.

Por desgracia, en cuanto se acercó, vio que eran los chicos de su clase, que estaban persiguiendo a gatos y palomas.

Uno de ellos le vio, y antes de que él pudiera hacer nada, ya lo había agarrado de un brazo para atraerlo dentro del círculo.

Pronto el niño de nueve años estaba acorralado en el suelo, tapándose el rostro y llorando.

-Eres un rarito- le gritó uno, haciendo reír al resto.

-Sí, das asco- añadió otro, pegándole una patada en la espalda.

De un momento a otro, habían cerrado el círculo y le habían empezado a pegar, riendo ante sus gritos y sus pedidas de auxilio.

-¡Ayuda! Por favor, ayuda...

Casualmente, un chico rubio de la clase contigua pasaba por allí escuchando música. Molesto al oír los gritos, buscó la dirección de estos.

Vio a un niño tirado en el suelo, y a otros pegándole.

No es que le apeteciera mucho, pero su subconsciente lo dirigió hasta allá.

No se paró a ver quién era, no le interesaba. Simplemente pasó a escasos metros, y dijo con tono impasible:
-Patético.

El grupo se sobresaltó, y un par corrieron a alejarse. El restante paró en seco.

||𝙂𝙤𝙢𝙚𝙣, 𝙏𝙨𝙪𝙠𝙠𝙞|| (𝙩𝙨𝙪𝙠𝙠𝙞𝙮𝙖𝙢𝙖)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora