14.

7.1K 773 846
                                    

Ya había llegado el fin de semana.

Era una mañana soleada, sin nubes a la vista. No hacía demasiado calor, pero tampoco hacía frío. El eco de las pelotas de volleyball resonaba contra el suelo, provocando un ruido seco, hueco.

-¡Vamos chicos, a recoger!- ordenó Daichi, empezando a coger las pelotas del suelo.

Habían tenido un agotador entrenamiento matutino, y por fin había acabado.

-¡Tanaka, bajate de las gradas!- gritaba Kiyoko, agitando las manos.

Tanaka, mientras tanto, colgaba con una sola mano de una barra de metal, siendo animado, por supuesto, por Nishinoya.

Tsukishima, aprovechando un instante en el que el resto estaba despistado, agarró a su novio por la muñeca, y lo arrastró hasta el vestuario.

Cerró la puerta, mientras el otro se acercaba a él carcajeando tímidamente.

-Tsukki... Se van a enterar a este paso.

Al alto pareció no importarle, porque sujetó la cintura de su novio, y acercándolo a su cuerpo, comenzó a besar su cuello con ternura.

El moreno se sobresaltó, y soltó una risa nerviosa.

-Hace cosquillas, para.

El chico hizo un puchero, y le dio un beso en la nariz al peliverde.

-Tsukki...- llamó el chico sonriendo por el gesto cariñoso del rubio.

-¿Chicos, todo bien ahí dentro? - preguntó retóricamente Sugawara, riendo.

Tardaron menos de cinco segundos en salir torpemente para disculparse.

-¡Gomen, Sugawara-senpai!

El de tercer año sonrió con dulzura, y les murmuró:

-No os preocupéis, no pasa nada, pero que no os pille Daichi. Es un pesado con eso de la "compostura", aunque luego es el primero en saltársela.

Se sonrieron con complicidad, y salieron para ayudar al resto de su equipo. Justo antes, el peligris les comentó algo:

-Por cierto, podéis ir a vuestro ritmo, pero si lo que os impide contarlo es que el equipo se lo tome bien o no, deberíais saber que les parecerá genial.

Tras aproximadamente media hora, ambos se habían despedido de sus compañeros, y marchaban a casa de Yamaguchi, que ese fin de semana, estaba solo.

Era hijo único, por lo que no tenía a ningún hermano que pudiera delatarle o algo parecido. Por ello, había querido aprovechar aquella oportunidad, ya que sus padres estaban fuera por temas de trabajo.

Ni siquiera estaba planeando hacer algo subido de tono; solo quería poder dormir con su novio, como una pareja normal.

Mientras andaban en silencio, Yamaguchi recibió una llamada.

-Sí, mamá. Ahora haré la comida.

Tsukishima sonrió; le gustaba saber que otras personas cuidaban de él, tal y como él hacía.

-Mamá, calla. Sí, si está conmigo. Sí, ahora mismo, a mi lado.

El bloqueador arqueó una ceja, y puso una mueca de sorpresa.

-Mamá, no. Mamá... ¿Para qué quieres hablar con él? Ah... Sí, Kei está perfectamente- comentó mirando fijamente a su novio, que reía ante el interés repentino de su madre.

||𝙂𝙤𝙢𝙚𝙣, 𝙏𝙨𝙪𝙠𝙠𝙞|| (𝙩𝙨𝙪𝙠𝙠𝙞𝙮𝙖𝙢𝙖)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora