10.

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Eran ya las tres de la mañana, pero Tsukishima no lograba conciliar el sueño.

Daba vueltas y vueltas sobre el saco de dormir, inquieto. A cada postura que cambiaba, más incómodo se sentía.

"¿Cómo se sentirá dormir con él entre mis brazos?".

Llevaban durmiendo juntos desde pequeños, pero no era lo mismo.

"Seguro que es agradable...".

Buscó en la penumbra al peliverde, que dormía plácidamente.

Tenía la boca levemente abierta, dejando un hilo de baba descender por su barbilla.

El chico rió con dulzura; de alguna manera, hasta las cosas más inconscientes e insignificantes que hacía Yamaguchi, le podían parecer tiernas.

Siendo plenamente consciente de que no iba a conseguir dormir, se colocó el abrigo y la bufanda, y salió a pasear mientras pensaba en él.

Pensó en todo el tiempo que llevaba junto a Tadashi; no era poco.

Le conocía mejor que nadie, y viceversa. Él podía sacar lo mejor del rubio.

Recordó el día que se conocieron.

A Tsukishima nunca le había agradado su nombre, pero cuando los labios del pecoso lo pronunciaron aquella tarde, le pareció el nombre más bonito del mundo.

Y así pasaba con cada palabra que salía de su boca.

Todo lo que decía Yamaguchi se volvía puro y angelical, tanto que le enfadaba. Tsukishima odiaba ver lo bueno que era Tadashi con todos. Nadie se merecía su atención o cariño, y sin embargo, lo trataban de esa manera.

Pasó toda su infancia oyendo a la gente tratarlo como a "su sombra", y lo comprendía en parte, al fin y al cabo, era un chico que lo seguía a todas partes.

Pero según fueron creciendo, la cosa cambió. Pudo empezar a apreciar como Yamaguchi no solo era una persona leal y honesta, sino que además era fuerte, altruista y determinado.

No estaba a su lado por necesidad; estaba por placer.

Tadashi no dependía de Kei, no se sentía intimidado por él, y mucho menos era tolerante con su excesiva frialdad.

Fue la primera y única persona que consiguió comprenderle y aceptarle tal y como era. Le ayudó a crecer en madurez, y a no temer al fracaso.

Entendió su inseguridad y falta de autoestima, y en vez de presionarlo, lo acompañó en silencio mientras él solo se arreglaba, ayudándole siempre que lo necesitase.

Todo ello sin pedir nada a cambio.

"¿Seguro que le merezco?" preguntaba al aire.

"Sí... Y aunque no fuera el caso... Me quedaría a su lado, por muy egoísta que suene".

El también cuidaba del pecoso. Toda su vida lo llevaba haciendo. Le protegía de la maldad de la gente que los rodeaba, y lo trataba con todo el respeto y cariño que no volcaba en el resto.

Por no hablar de que estaban hechos el uno para el otro.

Tenían ese tipo de conexión que solo compartes con alguien una vez en la vida.

Por eso debía hacer algo, porque no podía permitirse hacer las cosas mal y perderlo.

Dio un par de vueltas más, organizando lo qué le diría, y volvió a dormir.

• • •

Yamaguchi se despertó a la mañana siguiente, tras un par de sacudidas de Nishinoya y Tanaka.

||𝙂𝙤𝙢𝙚𝙣, 𝙏𝙨𝙪𝙠𝙠𝙞|| (𝙩𝙨𝙪𝙠𝙠𝙞𝙮𝙖𝙢𝙖)Where stories live. Discover now